La actividad de hacer carne asada es en la que mejor se reflejan las virtudes culinarias de los hombres. El mejor ejemplo de esto es que a partir de que el marido se ofrece como voluntario para cocinar, se desencadena la siguiente secuencia de acontecimientos:
- El hombre saca el asador y el carbón.
- La mujer limpia la parrilla.
- La mujer va al mercado y compra las tortillas.
- La mujer prepara la salsa y el guacamole.
- La mujer prepara la carne para asar.
- La mujer coloca sobre un plato todos los utensilios
y condimentos necesarios. - La mujer lleva la carne, la parrilla y el plato al
hombre, que está tumbado al lado del asador
tomándose una cervecita. - El hombre coloca la carne sobre la parrilla.
- La mujer cocina el arroz.
- La mujer sazona la ensalada.
- La mujer prepara el postre.
- La mujer vuelve a salir al exterior para decirle a su
marido que saque la carne del asador porque va a carbonizarse. - El hombre saca la carne de la parrilla con sumo
cuidado y se la da a su mujer. - La mujer la pone en la tabla y corta la carne, la
coloca en el platón y se lo lleva, junto con el arroz,
las salsas, el guacamole, las tortillas calientes y la
ensalada a la mesa. - El hombre se sirve otra cervecita.
- Cuando acaban de comer, la mujer recoge los platos, vasos, cubiertos y platones sucios, limpia la mesa y
prepara el café. - La mujer sirve el café y el postre.
- Tras la comida, la mujer vuelve a limpiar la mesa y la guarda.
- La mujer lava los platos y ordena la cocina.
- El hombre abandona el asador pues aún contiene
brasas ardiendo. - Cuando termina con la cocina, la mujer tira los restos
de carbón a la basura y friega la parrilla del asador. - El hombre pregunta a su mujer si disfrutó el no haber
tenido que cocinar hoy. - Ante su mueca de desdén, el hombre concluye que
las mujeres jamás estarán satisfechas.