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Celebrando el día del padre como madre soltera

Los niños necesitan conocer la importancia de la paternidad

Soy una madre soltera y odio el Día del padre. No es más que un doloroso recordatorio de que el padre de mi hijo no ha tenido contacto alguno con él desde que tenía tres años. Ahora tiene once. Me siento incómoda en misa cuando se hace un reconocimiento especial a la labor de los padres y puedo ver el dolor en el rostro de mi hijo. Es difícil que no termine enfadada o resentida. Sé que tú también eres mamá soltera, así que, ¿cómo lidias con esta festividad? ¿Tú celebras el Día del padre?

Querida Jessica:

Sí, celebro el Día del padre y tú también deberías. Tu hijo necesita saber que la paternidad es importante. Descartar la festividad envía el mensaje opuesto. Sé que es difícil evitar el enfado o la amargura. Créeme que lo sé. Pero esas emociones y sentimientos son tóxicos para tu hijo. Aquí tienes tres consejos para manejar ese día de forma adecuada, una especie de guía de la madre soltera para el Día del Padre.

1- No te amargues.

Aunque sientas que ese rencor es justificado y fruto de unas circunstancias que pudieran haber escapado a tu control, tienes que detenerte a considerar qué tipo de mensaje supone para tu hijo esa amargura, en especial si hablamos de chicos.

Los niños lo interiorizan todo. Cuando se habla mal del otro padre delante de ellos, lo perciben como un insulto hacia ellos mismos. Después de todo, son hijos de su padre.

Lo único que engendra el resentimiento es hacer que nuestras hijas se vuelvan feministas andrófobas y que nuestros hijos piensen que una madre puede ser un sustituto para un padre o que se sientan inútiles porque su propia madre considera inútil a la paternidad.

El resentimiento perpetúa el ciclo del abandono.

2- No ignores por completo el Día del Padre.

No pasa nada por celebrar el Día del Padre y hablar de ello, esté o no esté presente el padre del niño e incluso aunque pienses que no es un buen padre ni que se merezca una pizca de reconocimiento.

El Día del Padre es importante porque la paternidad y los padres son importantes. Cuando ignoras la celebración de este día mandas el mensaje implícito a tu hijo de que nada de esto tiene relevancia.

Además, ignorar el Día del Padre y evitarlo como tema de conversación con tus hijos no enmascara su ausencia, de igual forma que ignorar la dolencia de una persona enferma cuando estamos con ella no hace que olvide su enfermedad.

Tu hijo no va olvidar que papá no está simplemente porque hayas elegido no hablar de él. En todo caso, el silencio acentúa el vacío.

Rellena esa ausencia con comentarios positivos sobre el padre de tu hijo.Algo bueno tiene que haber que puedas decir. No tienes por qué entrar en detalles. Di que tenía una sonrisa bonita y un buen sentido del humor. Di que era guapo. Lo que sea. Al fin y al cabo, hubo un momento en que algo en él te atrajo.

Me he encontrado con este mismo panorama muchísimas veces: una mujer que sufre el abandono, resentida por la carga que lleva sola, que corta la cara de él de todas las fotos y elimina toda prueba de que existió en su vida. No es una reacción sana, incluso cuando no se tienen hijos con el hombre cuya memoria esperas borrar de tu mente, y, ciertamente, no es una actitud sana que convenga mostrar delante de los hijos.

Tu hijo será un recordatorio constante de esa relación rota, así que necesitas lidiar con esos sentimientos. Además, tu hijo merece tener alguna conexión con su padre. Aunque sea una conexión remota y distante, pero eso es mejor que nada. Permite que tenga fotos de su padre. Fomenta el diálogo, el debate, pero alienta también la oración.

Reza siempre. Hay que enseñar a los hijos e hijas oraciones sencillas desde que son pequeños y animarles a rezar por sus padres y madres; vivos, muertos o ausentes.

3- Celebra la Paternidad.

Al igual que existe una paternidad biológica, también hay una paternidad espiritual y un mentor. Reconoce y celebra esas relaciones de tutelaje en la vida de tu hijo.

Los abuelos, los tíos, otros referentes masculinos en la familia o entre los profesores, los monitores de campamento, entrenadores y también el párroco, todos merecen cierto reconocimiento si han asumido parte del papel de mentor masculino de tu hijo.

Si tu hijo o hija no tiene ninguna de estas influencias masculinas en su vida, es imperativo que te dediques ahora mismo a cultivar estas relaciones. En especial si tienes un hijo varón.

Vas a tener que afrontar el hecho de que no podrás enseñar e ilustrarcompletamente qué significa ser un hombre, porque careces de la exclusiva perspectiva masculina. No es en absoluto admitir la derrota ni el fracaso el hecho de reconocer deficiencias en ciertas áreas de tu modelo educacional y buscar ayuda para solventarlas.

Y al igual que los chicos necesitan una influencia masculina, las chicas también necesitan aprender que no todos los hombres abandonan, que hay muchos hombres que son fuertes y leales y que aman a las mujeres en sus vidas.

Sé que es muy tentador arremeter contra los hombres en esta época del año porque la herida es profunda. Créeme, de verdad que lo entiendo. Sin embargo, parte de la responsabilidad de ser padre y madre y adulto es aprender a lidiar con las adversidades de la vida. No quieres que tus hijos crezcan pensando que no hay valor ninguno en la figura de un padre, ¿verdad? Ni tampoco querrás educarles para que sean víctimas crónicas de sus circunstancias y que perpetúen un ciclo generacional de abandono.

Por supuesto que no.

Así que dejemos a un lado el odio y el dolor y eduquemos, con decisión, dando ejemplo y celebrando la importante función de la figura del padre.

 

Fuente: Aleteia

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