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¿La mayoría tiene la razón?

Me parece que hemos caído en una confusión y, por eso, estamos cometiendo errores en nuestra actividad social teórica y práctica. Me refiero a  la confusión de identificar cantidad con calidad. Valga el siguiente elemental ejemplo: si yo encargo 500 gramos de un buen filete y por el mismo precio me traen tres kilos de pellejos, ¿salí ganando porque tengo más cantidad? Algo semejante sucede con las opiniones: ¿salgo ganando cuando 300 ignorantes dicen lo contrario de dos expertos?


Libertad


Pues confundir cantidad con calidad es una constante que estamos aplicando al sistema de organización social más extendido hoy en día: la democracia. La democracia es una más de las soluciones humanas para lograr la organización en sociedad. A lo largo de la historia, hemos incursionado en otros sistemas, y los expertos en el tema aseguran que en los tiempos contemporáneos es el modo más adecuado para convivir.

Concepto de democracia

La democracia es un régimen político. En Occidente institucionaliza la participación del pueblo en la organización y ejercicio del poder político mediante la intercomunicación o diálogo permanente entre gobernantes y gobernados, el respeto de la dignidad y libertad de la persona humana y de los derechos de los grupos intermedios entre individuo y Estado, en consonancia con el bien común. (GER, voz Democracia)

Los elementos generales de la democracia se concretan con sus peculiaridades en los distintos pueblos: el modo de organizarse, la manera de ejercer el poder político, la intercomunicación y el diálogo se propician con más o menos facilidad, según los recursos tecnológicos y los grupos intermedios con que se cuenta. Por eso, se puede hablar de muchos tipos de democracia.

Lo que es permanente en todas las democracias es el respeto a la dignidad y a la libertad de la persona humana, y el concepto de bien común.

Hay recursos contemporáneos que facilitan el diálogo, como es la tecnología de la comunicación al alcance de casi todos. Sin embargo, el acceso general a la educación es un requisito previo para saber participar, y la misma educación es el modo de regular, en cada persona, la participación sensata y oportuna, porque con la educación se adquieren conocimientos sobre el tema que se va a tratar. No es lo mismo estar comunicado que estar educado. Y quien está educado sabe valorar la información.

Características de la participación

La educación es punto de apoyo para estar en condiciones de participar. La educación demanda esfuerzo personal para intervenir en los asuntos que conocemos y, como la democracia pide a cada persona la responsabilidad de no excluirse, cuando hay desconocimiento del tema, hemos de colaborar con quienes son expertos. En este caso, la educación ayuda a distinguir a los demagogos de los que sí saben. Estar cerca de personas preparadas nos hace aprender y adquirir criterio.

Además, cualquier intervención necesita de un buen razonamiento, no se trata de hablar por hablar. Razonar es aplicar los conocimientos con sentido común. El sentido común se manifiesta cuando analizamos las circunstancias, las posibilidades, los medios que tenemos, los fines que buscamos… y todo ello, para el beneficio de la dignidad de las personas, sin excluir a ninguna.

Razonar es distinto a la opinión de mayorías; desgraciadamente, a veces ni siquiera es opinión, sino una imposición. Otra vez, no es cuestión de cantidad, sino de calidad, de buen razonamiento. Por eso, puede tener la razón una minoría o incluso una persona. Sin embargo, la meta es contar con mayorías bien formadas.

La garantía de la inclusión

La característica de la democracia consiste en la inclusión de todos: minorías y mayorías. Pero es necesario no permitir la manipulación de algunas minorías que se imponen porque logran un trato de excepción y en poco tiempo logran imponerse como si fueran mayorías.

En el ejercicio de la democracia hay dos extremos peligrosos: la imposición de un único criterio –el totalitarismo– y la inclusión de cualquier postura –la tolerancia indiscriminada–. El problema de estas dos posiciones es el olvido de los auténticos derechos humanos basados en la dignidad de la persona, porque en el primer caso se impide la libre expresión, en el segundo se contamina el bien verdadero.

La democracia es distinta del totalitarismo: somos iguales pero no estamos uniformados. Los totalitarismos son la dictadura de algunos en beneficio de ellos. La otra amenaza se ha hecho eslogan, es la tolerancia opuesta a cualquier tipo de jerarquía en los conocimientos, en los hechos, en los proyectos, con lo cual el orden no tiene cabida e impera la impunidad.

Las democracias se facilitan en demarcaciones pequeñas, en ciudades de tamaño medio, en pequeños asentamientos, porque en áreas de ese tamaño se conocen los ciudadanos y es más fácil elegirlos para funciones públicas, por sus dotes para afrontar asuntos prácticos, como por sus cualidades morales. Ahora, con el crecimiento demográfico es más difícil conocer a las personas, pero hay otros medios para lograrlo; sin embargo, es necesario asegurarse de la confiabilidad de los datos sobre su honorabilidad y preparación.

Características de la educación para enseñar a vivir democráticamente

El gobernante democrático trabaja decididamente por el bien común; por eso atiende a la educación de todos los gobernados, para conseguir el diálogo de calidad y la participación sensata. Cuando no hay educación, lo que el gobierno busca es la manipulación del pueblo para el beneficio de quien tiene el poder. Todo beneficio a costa de privar a otros de sus derechos, deja en los perjudicados unas heridas difíciles de sanar, y tarde o temprano esa injusticia acarrea problemas sociales.

Las pautas generales de la educación para lograr ciudadanos participativos ha de enfocarse a enseñar: la fundamentación de la dignidad humana, el auténtico concepto de la libertad y en qué consiste el bien común. La educación, para ser oportuna, requiere del ejercicio de la libertad para decidir sin coacción ni manipulación. Obviamente, también se ha de fomentar la calidad de la educación básica y la específica de cada profesión, para contar con personas que puedan ser productivas y aportar a su patria.

 

FUENTE: http://yoinfluyo.com/columnas/224-ana-teresa-lopez-de-llergo/14950-la-mayoria-tiene-la-razon

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