La presente crisis migratoria es la peor desde la Segunda Guerra Mundial: más de 350 mil personas cruzaron el Mediterráneo para llegar a Europa. Pero no todos lo lograron, más de 2600 murieron en el intento.
Mientras los países europeos debaten cómo repartirse a los refugiados sirios, América no puede hacer la vista gorda ante tamaño problema. La crisis ha desatado grandes muestras de solidaridad, pero también de violencia y xenofobia.
Se han alzado voces a favor y en contra de dar asilo a los inmigrantes.
¿Quién crees que tiene la razón?
Como parte del Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados, Angelina Jolie declaró: “Es repugnante ver a miles de refugiados ahogándose en la puerta del continente más rico del mundo. Nadie arriesga la vida de sus hijos de esta manera si no es por absoluta desesperación. Si no podemos terminar con el conflicto, no podemos escapar del deber moral de ayudar a los refugiados y proveer vías legales para su seguridad.”
Hoy, la actriz aboga por «un camino diplomático que ayude a solucionar el conflicto en Siria», ya que la mera acogida de refugiados no solucionará el problema: «No debería sorprendernos que gente que ha sufrido años de guerra y que ha vivido en campos de refugiados con raciones menguantes estén tomando decisiones por su cuenta. ¿Cuántos podríamos decir con honestidad que en su posición no haríamos lo mismo, enfrentados al miedo, la pérdida de esperanza y a una evidente falta de voluntad política internacional para acabar con el conflicto?», escribe Jolie, que ha viajado como embajadora a zonas en conflicto.
El papa Francisco ha hecho un llamado “a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa” para que acojan a “una familia de refugiados”. Ha anunciado que las dos parroquias que pertenecen al Vaticano brindarán refugio estos días a dos familias. “Me dirijo a mis hermanos obispos de Europa, verdaderos pastores, para que en sus diócesis atiendan mi llamamiento, recordando que Misericordia es el segundo nombre del Amor.” Cita un pasaje del Evangelio de Mateo: “Todo aquello que hicisteis a uno solo de mis hermanos más pequeños, me lo habéis hecho a mí”.
«No se trata de refugiados, esto es una invasión islamista en toda regla», ha sostenido el obispo Laszlo Kiss-Rigo, responsable cristiano del sur de Hungría, uno de los lugares sometidos a mayor presión migratoria, que ha estado presente en la recepción de los recién llegados intentando ayudarles con agua, comida y mantas. «Vienen aquí y comienzan a gritar Allahu Akbar (Alá es grande), quieren hacerse con el control de la ciudad. Europa se está viendo inundada de personas que se hacen pasar por refugiados, pero que en realidad son una grave amenaza para el continente cristiano, sus valores y tradiciones». Kiss-Rigo ha desvelado que la mayoría de ellos «se comportan de manera arrogante y cínica», pues rechazan todo tipo de ayuda y además «siempre tienen dinero».
En la misma línea que el obispo Kiss-Rigo se encuentra el discurso del primer ministro húngaro, Viktor Orban, que cree que el flujo de migrantes es un desafío directo al carácter cristiano de Europa y la pasada semana decidió endurecer las leyes contra todos aquellos que decidan cruzar la frontera.
Miembros del Estado Islámico han reconocido que se trata del «momento perfecto» para tomar Europa: Entre los planes del autoproclamado califato está atentar contra las principales ciudad europeas, pues creen que un golpe de entidad en ciudades como París, Londres o Berlín serviría para que el resto del mundo islámico se levantara y luchara por aniquilar todo aquello que consideran diferente. Los servicios especiales húngaros han logrado detener a dos yihadistas que se escondían entre la multitud, mientras que en Bulgaria el número de terroristas se eleva hasta cinco.