La leyenda estadounidense habla sobre las razas en una célebre entrevista:
Muhammad Ali fue más que un boxeador. No sólo fue admirado por su palmarés deportivo, de hecho, el boxeo no está entre los deportes favoritos de mucha gente. Fue admirado porque en aquella época hizo mucho más que boxear. Se negó a alistarse para la Guerra de Vietnam porque ningún vietcong le había llamado negro.
Demostraba una seguridad en sí mismo que asustaba. Ante las cámaras era todo un espectáculo. Y esas frases no se las preparaba. Para algunos era un chulo, un charlatán. Pero su personalidad fuera del ring era arrasadora y sus logros y su capacidad para superar la adversidad lo llevaron a ser: ‘El más grande’, como le llamaban en los Ustados Unidos. Ali fue: El Deportista del Siglo XX para Sports Illustrated y la BBC.
Se enfrentó a George Foreman casi en el ocaso de su carrera. Foreman era una bestia, joven y potente, y él era mayor y menos musculoso. Le hizo creer que estaba derrotado. Se dejaba acorralar en la esquina y recibir golpe tras golpe. Hasta que de repente, resurgió y le venció. Era el campeón del pueblo porque para los afro americanos Ali les representaba mejor que nadie. Tenía el orgullo, la pasión y la convicción que esperaban de un líder negro. Tanto es así que el propio Barack Obamatiene un póster de Muhammad Ali en su propio despacho.
Ali protagonizó junto con Joe Frazier, su archi enemigo en el ring, lo que algunos llaman ‘El combate del siglo’. Una batalla casi a vida o a muerte, golpe tras golpe, como si de una película se tratara. Pero era la vida real, al igual que él.
Enfermo de Parkinson desde hace años, Ali murió a la edad de 74 años ayer, 3 de junio de 2016, siendo aún figura de frases célebres y personalidad arrolladora.