El artista cruzaba Reforma, frente al MAM, cuando fue atropellado por un ciclista. Sirva el hecho como metáfora: a Boris Viskin no lo ves venir.
Viskin es un artista sorprendente y polifacético (también post-pictórico y maduro, afirma el curador de la exposición), además de un creador dispuesto a cuestionar lo que damos por sentado que es arte.
En su exposición «La belleza llegará después», nos comparte quince años de trabajo artístico (óleos, esculturas, libros, collages y arte objeto) y su forma de ver la vida, pues a sus obras y títulos ltes acompaña un comentario personal con una mezcla de humor negro, filosofía y nostalgia. Esta información –rara vez compartida en una exposición– nos hace sentir, a la vez, cómplices de sus chistes y meros observadores de su complejidad.
Sus obras son anti-solemnes, nos invitan a reír y desafiar el silencio de la sala. También nos mueven a reflexionar sobre nuestra naturaleza, como cuando vemos una silla desmembrada ante nuestros ojos.
Viskin literalmente pinta (y firma) co-
mo Picasso, Klimt y Gironella; mezcla, fusiona y remeda con ironía las grandes obras de la pintura: a su propia abuela la ha convertido en una posmoderna Adele Bloch-Bauer.
Generalmente recurre al collage, a la cita, a la apropiación de grandes artistas, estrategia difícil dado que (como lo afirma el propio Boris) caminar sobre las huellas de otros dificulta dejar huellas propias. Y sin embargo, las deja. Su serie de collages sobre el Rijksmuseumson treinta y tantos y todos son irónicos e inteligentes.
El clímax quizás sea «Sonata para una noche cíclica» (2006), un pieza envolvente de 124 cuadros de pequeño formato que nos rodean y confirman que, sin importar cómo pensemos la evolución humana, siempre parecemos destinados a regresar a las cuevas, de donde surgió el arte y la idea de progreso: Babel meets Pirámide de Quetzalcóatl con 9/11, Altamira e Hiroshima a mitad del camino.
Déjate sorprender.
Boris Viskin. La belleza llegará después, hasta el 14 de agosto del 2016.
Cynthia Aguirre, Historiadora del arte
El nombre de esta sección, Metaxú, es un término griego que significa «mientras, en medio de o entre tanto»; un lugar a mitad de camino. Es un momento: mientras tanto. Es una persona: intermediario; lo próximo, lo adjunto. Simone Weil lo define como un muro que a la vez que separa, comunica. Las exposiciones que invito a ver suceden entre una entrega y otra.
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