“Aunque tengas hijos o no, siempre eres hijo de alguien”, es la frase que señalaba Alejandro González Iñárritu para una entrevista en la que hablaba de su más reciente retoño: “The Revenant”
El arte y el talento son dos conceptos internamente unidos, no podemos hablar de uno sin mencionar al otro. Los seres humanos talentosos son dueños de pinceladas artísticas en sus oficios o vocaciones; mientras que el arte es ejercido por personas talentosas.
Ahora bien, tener talento no te hace un artista. El talento es una piedra en bruto que exige ser trabajada para lograr convertirse en diamante. Es así que podemos llegar a la conclusión de que el arte y el talento son hijos de la pasión y el trabajo. Para lograr que una piedra adquiera el brillo de una joya es necesario trabajar hasta el hastío y ser apasionado hasta el pecado.
Desde “Amores perros”, pasando por “21 gramos” y “Birdman”, Alejandro González Iñárritu representa el trabajo, la voluntad y la pasión que vienen a complementar una elevada dosis de talento.
El arte de este director nace en su esperanza, su pasión, su estilo y en su impresionante capacidad de comunicación. Basta ver que le hagan una entrevista para entender el implacable don de la palabra que posee. El éxito de este hombre en el último par de años es también consecuencia de su enorme liderazgo. El hombre de moda en el séptimo arte está en la antesala de ganar el Premio de la Academia por segundo año consecutivo, debido a una extraordinaria habilidad para dirigir personas a nivel profesional y personal.
Monopolizar el Oscar es un asunto nada sencillo; el mundo del arte, en cualquier rama, es altamente elitista.
La facilidad de Iñárritu para equilibrar su lado racional de su parte instintiva es inexplicable. Cuando se es director de cine, la experiencia es necesaria, pero la capacidad para dejarse llevar por la simplicidad y la sensibilidad son vitales.
En un mundo habido de líderes, resulta aún más valioso el accionar de sujetos como el cineasta mexicano, que aún en momentos de euforia y victoria logran mantenerse cuerdos y muestran, a través de sus palabras, que la humildad es un ingrediente importante cuando se busca ser feliz y exitoso.
Vale la pena recordar que en su discurso al recibir la estatuilla más valiosa del mundo cinematográfico, Iñárritu dejó de lado por un instante la nube del triunfo y mando un mensaje de apoyo para los mexicanos:
“Quiero dedicarle este premio a mis compatriotas mexicanos, los que viven en México. Rezo porque podamos encontrar y construir el gobierno que merecemos”.
También recordó a los mexicanos que son inmigrantes en Estados Unidos:
“Y los (mexicanos) que viven en este país, que son parte de la más reciente generación de inmigrantes, rezo porque puedan ser tratados con la misma dignidad y respeto de los que vinieron antes y construyeron esta increíble nación de inmigrantes”.
Vender la fórmula para lograr alcanzar las estrellas que Iñárritu ha tocado sería un acto de guasoneria y engaño. El tema del mexicano es la suma de un sinfín de componentes, pero es incuestionable que antes de imitar se debe admirar, y lo hecho por este hombre es digno de aplausos y fanfarrias.
FUENTE: http://culturacolectiva.com/el-arte-de-ser-alejandro-gonzalez-inarritu/