¡Que no te agarre desprevenido! Aprende a leer las señales de que tu hijo se está convirtiendo en aborrecente, perdón, adolescente:
- Cuando, dándote por vencido, te vas a dormir antes que él.
- Cuando de corregir su dicción, pasas a corregir su léxico.
- Cuando en su recámara aparece un bafle y en tu mente, términos como “estridente”, “irreverente” y “decadente”.
- Cuando lo invitas al cine y prefiere quedarse en casa frente a la computadora.
- Cuando en vez de juguetes, pide un iPhone en su cumpleaños.
- Cuando deja de hacer cara de asco si tiene que saludar a un congénere del sexo opuesto.
- Cuando adivinas que su respuesta a lo que sea, será: “¡AASHHH!”.
- Cuando todo lo que digas, no digas, hagas, no hagas, vistas, escuches o veas, sea motivo de burla.
- Cuando le divierte referirse con apodos a sus maestros.
- Cuando se burla de la lonchera de Bob Esponja de su atormentado hermanito.
- Cuando los amigos usurpan tu papel de héroe en su vida.
- Cuando el fin de semana se despierta a mediodía.
- Cuando te odia por haber dicho su nombre en diminutivo.
- Cuando tus lociones, gel para pelo, desodorante y rastrillo, incluidos tus tenis, cambian de dueño y domicilio permanentemente.
- Cuando la nariz, las orejas y la boca le empiezan a crecer más rápido que el resto de la cara; y los brazos y las piernas se empiezan a estirar antes que el resto del cuerpo.
- Cuando se convierte en unicornio durante la noche.
- Cuando el barro en la nariz y reprobar de año adquieren la misma importancia.
- Cuando al llegar despertarlo, el cuarto huele a feromonas.
- Cuando perdonas a tus padres por lo que hasta ahora habías considerado una reacción injusta y exagerada de su parte, porque les contestaste igual que te está contestando ahora tu ‘querubín’.
- Cuando pasas de convivir a conmorir con tu hijo.
Cada vez que sientas que tus fuerzas flaquean, cierra los ojos y repite este mantra:
Lo mejor de la adolescencia, es que es temporal.