Moustaki dejó huella en la cultura popular como uno de los más sensibles creadores de canciones de las últimas décadas. Políticos, actores y músicos rindieron homenaje al “poeta” y “artista comprometido” Georges Moustaki, quien murió a los 79 años el pasado 23 de mayo, en Niza, Francia.
Fue un músico multinstrumentista (guitarra, acordeón y piano, pero principalmente guitarra) y un cantautor políglota (principalmente en francés, pero también en griego, inglés, portugués y, ocasionalmente, en árabe, español, italiano, alemán, yidis y hebreo).
Nacido en Alejandría, Egipto, en el seno de una familia judeo-griega originaria de la isla de Corfú, el Métèquemás famoso de la canción francesa llegó a París en 1951 y fue nacionalizado francés en 1985. Llevaba unos años retirado de los escenarios debido a una enfermedad incurable de bronquios que le impedía cantar y se dedicaba a la escritura y la pintura.
“Sus canciones han marcado a varias generaciones… Era un hombre con la voz dulce pero con las ideas fuertes”, resumió el presidente francés, François Hollande, en un comunicado. Una horas antes, la ministra de Cultura, Aurélie Filippetti, manifestaba su “tremenda tristeza” ante la desaparición de un “artista comprometido que enarbolaba valores humanistas”. “Era la expresión de la belleza del mestizaje cultural”, destacó el exministro de Cultura socialista Jack Lang.
Moustaki conoció y trabajó con todos los grandes de la época, empezando por Édith Piaf, para quien escribió la letra de una de sus canciones más populares, Milord. Escribió más de 300 canciones para personalidades como Yves Montand, Juliette Gréco, Dalida, Barbara y Serge Reggiani, para quien compuso temas míticos como Ma liberté. En 1968 compuso e interpretó Le métèque (El extranjero), su mayor éxito: “Con mi acento de extranjero, de judío errante, de pastor griego, y mis cabellos a los cuatro vientos…”.
En enero de 1970 presentó su primer concierto como estrella y a partir de entonces su popularidad no hizo sino crecer. “Era como todos los poetas, alguien diferente”, declaró Pia Colombo, la gran musa del París de Saint-Germain des Près. “Era un hombre elegante que tenía una dulzura infinita y luego el talento”, añadió emocionada.
“La escritura de Moustaki era una suerte de referencia, de una simplicidad aparente, en realidad era una verdadera escritura en profundidad que nos es extremadamente preciada, como la libertad, la soledad”, reaccionó por su parte el cantautor Yves Duteil.
Era conocido por ser un hombre de izquierdas desde su apoyo a la revuelta juvenil de Mayo del 68, aunque explicó: “Mi sensibilidad se acerca a los libertarios, a los huelguistas. No a una ideología ni a un movimiento. No tengo ni la vocación ni la misión de imponer mis ideas”.
Moustaki fue un viajero incansable, enamorado de Brasil, cuyos ritmos introdujo también en la canción francesa. Il y avait un jardín (1971) es uno de sus temas inolvidables: “Había un jardín que llamábamos ‘la Tierra’, bailaba al sol como una fruta prohibida; no, no era el paraíso ni el infierno, ni nada ya visto o ya oído… Había un jardín que llamábamos ‘la Tierra’, era lo bastante grande para acoger a millones de niños; ¿dónde está ese jardín en el cual podríamos haber nacido… dónde está esa casa con todas las puertas abiertas…?”