Vivir sin imaginación es morir de realidad
Necesito regalarte algo para que jamás me olvides, para que me recuerdes en cada momento; al despertar, al dormir, cuando te sientas triste y también cuando estés contenta. Algo para que Incluso en medio del berrinche me recuerdes aunque sea poquito, para que pienses en mí aquellos días que no pasa nada.
Algo que me tranquilice y que sepa que está junto a ti en todo momento, aun cuando en persona yo no esté. Sí, aunque esté lejos de tus ojos no de tus pensamientos. ¿Porque bien sabes que necesito sentirte cerca verdad? Por eso tiene que ser algo especial, algo que no necesites ponértelo ni verlo, que no necesite combinar ni de la ocasión. Algo que te recuerde mis claroscuros que ya tan bien conoces, mi lado amable y mi lado más grosero cuando no tengo remedio y estoy a la defensiva, mi lado alegre que tan feliz te hace, mi faceta de contador de historias de esos temas que me emocionan y por tanta gente olvidados, pero también mi lado nostálgico, ése que cuando me quedo callado pegado a ti perdido en el torbellino del recuerdo. Algo que te diga lo importante y especial que eres.
He pensado en todo, quizá un perfume, unos lindos aretes o una chamarra, un libro para que algún día lo leas, pero no creo que podrían decirte ni una mínima parte de mi sentir. Esas olas que siento cuando te veo. Necesito regalarte algo que se te impregne en la mente, que no tenga fecha de caducidad y no pase de moda. Algo que no lo destruya ni el fuego ni la desidia, que no tenga olvido.
Se me ocurre en una hoja en blanco llenarla para ti de palabras, para regalarte oraciones que se conviertan en mis días, para que se queden en tu memoria y te las imagines cada vez que te plazca; en el elevador, en la cocina y en la cama. Que al cerrar tus ojos de la nada susurren mis palabras, que cuenten mis experiencias, todo eso que está en mi memoria. Te regalo mis contradicciones, sueños y locura, mi filosofía de vida, mis más grandes anhelos y esperanzas, mis claroscuros, mis fuerzas y también mis debilidades, guárdate en tu corazón mis anécdotas para que te roban una sonrisa, mis eternas dudas sobre el porqué de la vida, mis alegrías y también mis tristezas, pero a ellas guárdalas en un lugar aparte, para que las vayas sanando poco a poco hasta que se me quite el dolor, ése que me lastima tanto y solo tú sabes. Quédate con las viejas canciones que canto cuando me invade la alegría, también esas tristes canciones que canto entre labios la letra aún no aprendida. Te regalo mi rumbo y de ser posible: Mi camino.
También te entrego mi poesía para decirte al oído sin miedo al olvido mis versos queridos, mis versos de ayer. Haz tuyos mis esperanzas y sueños, pues ya eres parte de ellos, mis días felices y los que no son tanto, porque estoy convencido de que al final la vida es todo; continuar el viaje, destrabar el tiempo y perseguir los sueños, saber que al final del camino todo estará bien. La vida es todo, todo junto.
Escucha: Se calla el viento. Te agradezco todas esas muestras de amor que guardo en la caja donde está la única plata que he ganado en la vida: Mis Recuerdos.
Representas todo aquello que me hace feliz; presente y futuro se funden en tu nombre cada vez que lo pienso y eso me hace estar en deuda contigo, haces sentirme vivo, así que no encuentro mejor regalo que mis memorias, mis sonrisas y todo lo que llevo de vida. Acepta este regalo: Mi ser.
Nunca temas y jamás sufras.