Si cuando te preguntan; “¿cómo estás?”, respondes; “ahí voy” o “más o menos”, ¡detente!, piensa qué puedes hacer para mejorar.
Tu vida no puede basarse en un «estoy más o menos», tus calificaciones no pueden ser “equis” ni la relación con tus amigos puede ser al “ahí se va”; tampoco con tus padres se vale un «los sobrellevo».
Siempre tienes que buscar la excelencia en ti. Tú vas a ser el principal beneficiado y los demás te lo agradecerán.
Sacar tu mejor lado no requiere de tanto de esfuerzo, depende de la actitud y las ganas que le pongas tanto a la escuela como a las relaciones interpersonales.
Una buena forma de comenzar es con una gran sonrisa: prueba y verás que el mundo te sonríe de vuelta y tu ánimo de repente sube, te sientes y te ves mejor. Una persona sonriente y con buena disposición para convivir y aprender siempre sobresale.
Lo mismo pasa cuando le entregas diez minutos más a la tarea o te acercas y pides ayuda al profesor o al amigo que domina el tema. Recuerda que preguntar es de sabios y el no hacerlo te deja en la ignorancia. Mejor saber, ¿no?
Con esto no te prometo el diez cerrado en todo, pero con empeño puedes lograr excelentes resultados. Solo es cuestión de sacudirte esa mala actitud o flojera y verás cómo todo se acomoda en tu favor.
¿Tienes un problema con un amigo? Platícalo, y si es necesario, pide una disculpa. Hablen y arréglenlo sin ofensas ni sentimientos de superioridad. Al final del día, hay una amistad y cariño de por medio, no pierdas un buen amigo por necedad u orgullo.
Siempre rodéate de personas positivas, leales y alegres como tú. La buena actitud te trae recompensas en la escuela y en la vida. Sacúdete esos pensamientos negativos, tú vales mucho y es tiempo de demostrarlo al mundo entero. Este es tu momento: disfrútalo y vívelo en la excelencia ¡como tú mereces vivir!