Monseñor Javier del Río (1957) es desde el año 2006 el arzobispo metropolitano de Arequipa, la segunda ciudad más importante de Perú con cerca de un millón y medio de habitantes.
Como miembro de la Conferencia Episcopal Peruana, y, especialmente, como experto en Derecho Canónico, ha compartido labores durante una década y tenido una estrecha vinculación con Robert Prevost, por entonces obispo de Chiclayo y hoy el nuevo Papa León XIV.
ReligiónEnLibertad acaba de charlar con el arzobispo peruano sobre el perfil del nuevo Papa, de sus retos al frente de la sede de Pedro, de su perfil doctrinal, de la llamada «sinodalidad», de Nueva Evangelización… y de lo que supone tener a todo un compatriota como Papa de la Iglesia católica.
-Monseñor, ¿qué pensó cuando escuchó a Mamberti decir «Prevost»?… ¡y que resultara ser un Papa peruano!
-Pensé que se confirma que el Espíritu Santo también asiste al cónclave y que los señores cardenales han actuado con sabiduría. Al mismo tiempo me llenó de alegría, no sólo por su nacionalidad peruana, sino también porque, al haber compartido diez años con él en nuestra Conferencia Episcopal, conozco sus dotes humanas, cristianas y pastorales.
-¿Y que hablara en español y mencionara a Chiclayo?
-Un bello detalle con nuestro Perú y la Diócesis de Chiclayo en la que, como dijo, se sintió acompañado por el pueblo fiel. Fue una forma de expresar que continúa amando a esa porción del pueblo de Dios en la que comenzó a ejercer el ministerio episcopal.
-¿Cómo están viviendo los peruanos este acontecimiento?
-Con mucha alegría y devoción al sucesor de Pedro. Hemos celebrado numerosas misas de acción de gracias y, en Arequipa, el próximo domingo nos uniremos a la celebración eucarística de entronización que el Papa León XIV celebrará en la Plaza de San Pedro.
-¿Cómo fue su relación con el obispo Prevost?
-Una relación fraterna y muy fluida, tanto en nuestros encuentros en las asambleas de nuestra Conferencia Episcopal como, de modo particular, al haber sido contemporáneamente miembros del Consejo Permanente y del Comité Jurídico de la misma, órganos en los cuales hemos trabajado juntos por el bien de la Iglesia y del Perú.

-¿Nos puede contar alguna anécdota que viviera con él?
–Destacaría sus brillantes aportes en el proceso de renovación de los estatutos de nuestra Conferencia Episcopal Peruana que, por encargo de la asamblea de obispos, nos correspondió al Comité Jurídico darles la forma canónica y pastoral.
-¿Cómo es León XIV en el trato más personal y cercano?
-Es un «pastor con olor a oveja». Muy sencillo, acogedor y siempre abierto al diálogo.
-¿Qué cualidades humanas cree que tiene?
-Numerosas. Viéndolo en perspectiva, creo que Dios lo ha ido preparando a lo largo de su vida para ponerlo al frente de su Iglesia: desde su nacimiento en una familia católica, su formación inicial en Estados Unidos de América, su incorporación en la Orden de San Agustín, su formación en Teología y Derecho Canónico, su primera experiencia misionera en el Perú, los cargos desempeñados en su orden religiosa, desde formador hasta Superior General, los diez años de episcopado y los últimos dos como Prefecto del Dicasterio para los Obispos.
-¿Cómo describiría el perfil pastoral y doctrinal del nuevo Papa?
-Como ya dije, es un «pastor con olor a oveja» y, naturalmente, un hijo de la Iglesia y fiel a la doctrina católica.

-¿Qué prioridades cree que tendrá en su pontificado?
–Continuar con el proceso de «renovación en la continuidad» de la Iglesia, teniendo como centro el Evangelio, y guiado por la Tradición y el Magisterio de sus predecesores, especialmente del Concilio Vaticano II en adelante.
-¿Qué entiende León XIV por «sinodalidad» y cómo cree que la llevará a la práctica?
–Lo que él mismo ha dicho: «caminar juntos». Creo que la llevará a la práctica sabiendo valorar los dones con que el Espíritu Santo adorna constantemente a la Iglesia.
-Aunque no es un término muy preciso, ¿se puede decir que es un Papa «continuista»?
-Como dijo el Papa Benedicto XVI, en la Iglesia no se aplica la hermenéutica de la ruptura sino de la renovación en la continuidad. Parece lógico, por tanto, que León XIV continuará consolidando lo rectamente avanzado por sus predecesores y enriqueciendo el camino de la Iglesia con los propios aportes que, desde su experiencia e intimidad con el Señor, el Espíritu Santo le vaya inspirando.
-¿Qué supone para la Iglesia que el Papa sea misionero?
-Que continuará impulsando, con nuevos bríos, la Nueva Evangelización a la que nos convocó San Juan Pablo II y la Iglesia «en salida» y «hospital de campaña» como le gustaba llamarnos al Papa Francisco.
-¿Y que sea agustino?
-Sin duda su formación en la Orden de San Agustín, con el patrimonio del gran obispo de Hipona, será de gran utilidad.
-Hemos visto al obispo Prevost en encuentros del Camino, del Opus… ¿qué papel tendrá la Nueva Evangelización con León XIV?
-Por lo que he leído y era de esperar, todos han recibido con suma alegría la elección del nuevo Papa. No me cabe duda de que se seguirá fortaleciendo la excelente relación que siempre ha existido entre estas nuevas realidades eclesiales y los sucesores de Pedro.
-¿Qué le pide al Papa? ¿Y para su diócesis?
-Que rece por nosotros y que cuente con nuestras oraciones y fidelidad.