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Los curas casados, ex-anglicanos, ya son 1 de cada 10 en Inglaterra: décadas de experiencia

Hay unos 300 curas en Inglaterra, ordenados, caso a caso, pese a tener esposa; la mitad hoy tiene más de 70 años

Pablo J. Ginés

  • Foto: Broadhurst, Newton y Burnham, antiguos obispos anglicanos, en su ordenación como sacerdotes católicos, con sus esposas, en 2011, inicio de los OrdinariatosMazur/catholicchurch.org.uk

El National Catholic Reporter ha publicado un reportaje sobre los curas católicos en Inglaterra que están casados: se calcula que son unos 300 en el país, y en algunos lugares, como la diócesis de Birmingham (que incluye ciudades como Oxford, Warwick, Worcester o Stafford) pueden ser ya 1 de cada 10 sacerdotes católicos.

Exceptuando algunos capellanes de Iglesias católicas orientales, la inmensa mayoría son antiguos pastores anglicanos, casados, que luego se hicieron católicos. La Iglesia Católica examinó su caso uno a uno, y dadas las condiciones adecuadas (tener la disposición de servir, recibir la formación, obedecer a la autoridad eclesial, etc…) se les ordenó sacerdotes. Cada uno de ellos es considerado un «caso especial» y, a la vez, algo ya frecuente.

A medida que el anglicanismo ha ido decayendo (por ejemplo, al ordenar mujeres como sacerdotisas desde 1992) y se han alejado las posibilidades de una reunificación «en bloque» de la Iglesia (anglicana) de Inglaterra con la Iglesia Católica, muchos clérigos anglicanos que valoran la unidad, los sacramentos o una doctrina clara han ido pasando del anglicanismo al catolicismo… con sus esposas e hijos.

Hay que recordar que la Iglesia Católica, como las Iglesias orientales y ortodoxas, puede llegar a ordenar sacerdotes a hombres ya casados (en casos excepcionales en el rito latino, como práctica común en la tradición bizantina). En cambio, no permite que quien ya es sacerdote se case: sólo se admite si antes pasa al estado laical, siguiendo un proceso concreto, y perdiendo sus atribuciones sacerdotales.

El padre Dytor, de militar en las Malvinas a cura casado

El Reporter explica el caso de Clive Dytor, que desde 2021 es sacerdote católico de Santa Teresa de Lisieux, antaño una lavandería local, en la ciudad de Charlbury. También ha sido director de una prestigiosa escuela católica, y se le considera un héroe de guerra por su paso como infante de marina en la Guerra de las Malvinas. Sus parroquianos enseguida se acostumbraron a que el párroco tuviera esposa, dice.

«La gente ha sido generosa y ahora se considera algo bastante normal», explica Dytor. «Aunque al principio los sacerdotes casados no podían dirigir parroquias, esa regla se abandonó después. Una de mis alegrías ahora es reencontrarme con amigos ex-anglicanos que ahora también sirven como compañeros sacerdotes católicos, muchos de ellos con esposas también».

«Aunque traté de resistirme a ser sacerdote católico, los obstáculos fueron desapareciendo y, después de dos años de formación a tiempo parcial en el seminario, finalmente recibí el permiso de Roma», dijo Dytor a NCR. «Siempre tengo cuidado de no hablar de mi esposa delante de sacerdotes solteros, mientras que ella también mantiene un perfil bajo. Creo que disfruta de ser la esposa de un sacerdote católico, porque, para empezar, ¡nadie espera que esté allí!»

Dytor estudió en Oxford y Cambridge, destacó como deportista y se unió a la Infantería de Marina después de completar sus estudios. En las Malvinas, en 1982, ganó la Cruz Militar. Después dejó el Ejército y se formó en Oxford para ser sacerdote anglicano y capellán escolar. Se casó en 1985. Su esposa, Sarah, se dedica a la música.

Tras el Camino de Santiago, ¡al sacerdocio católico!

Un tiempo después se hizo católico y llegó a ser director de la Escuela Católica del Oratorio de Reading, fundada en 1859 por San John Henry Newman. En 2015, tras completar en España el Camino de Santiago, dejó su cargo en la escuela para formarse como sacerdote católico. Tenía 59 años. Fue ordenado, en presencia de su familia, en 2020. Le pusieron al frente de Santa Teresa, en Charlbury, y tres años después le encargaron también otra parroquia vecina.

Bernard Longley, arzobispo de Birmingham desde 2009, dice al Reporter que hace ya muchos años que hay sacerdotes casados atendiendo en parroquias y en capellanías. «En general, las comunidades parroquiales han recibido al clero casado con sensibilidad y con gran consideración por sus circunstancias familiares».

Las esposas de los tres antiguos obispos anglicanos Broadhurst, Newton y Burnham avanzan con los ropajes sacerdotales en la ordenación católica de ellos en 2011
Las esposas de los tres antiguos obispos anglicanos Broadhurst, Newton y Burnham avanzan con los ropajes sacerdotales en la ordenación católica de ellos en 2011©Mazur/catholicchurch.org.uk

El periódico habla con Peter Johnstone, un antiguo vicario anglicano que se hizo católico hace ya 3 décadas, en una primera oleada de clérigos anglicanos que pasaba al catolicismo. Fue ordenado para la diócesis católica de Brighton en 1999 y fue párroco 8 años. A los 75 años pasó la parroquia a otro sacerdote casado ex-anglicano. Nunca han experimentado críticas o desdén ni de los parroquianos ni de otros clérigos.

«Siempre nos hemos sentido aceptados»

«El Papa Juan Pablo II autorizó a nuestros obispos a recibir y reordenar a ex sacerdotes anglicanos, dejándoles a ellos las decisiones prácticas», dijo Johnstone al NCR. «Estar casado nunca ha sido un problema, y nunca se nos ha dicho que guardemos silencio sobre tener una familia. Al contrario, siempre nos hemos sentido aceptados como sacerdotes diocesanos normales».

Hay que matizar que incluso en tiempos remotos, de persecución, había en Inglaterra algunos clérigos católicos con hijos y familia, que se habían hecho sacerdotes al enviudar. El cardenal Thomas Weld (1773-1837) tenía ocho nietos de un matrimonio anterior a su ordenación. Y en tiempos modernos, con la inmigración de católicos de ritos orientales, han llegado sus sacerdotes casados, con esposa e hijos, de Rumanía, Ucrania o la India.

El obispo Longley habla de «el apoyo y la amistad que me han demostrado a mí y a mis obispos auxiliares las esposas de nuestros sacerdotes y diáconos, y soy consciente de nuestro deber de cuidar a las viudas de sacerdotes que han brindado tanto apoyo a la misión de la iglesia».

El caso de los ordinariatos: comunidades especiales

Además de los sacerdotes que dependen de su diócesis local, hay en Inglaterra una novedad desde 2011: el Ordinariato Personal de Nuestra Señora de Walsingham para católicos de tradición y origen anglicano. Cuando lo creó Benedicto XVI puso al frente a Keith Newton, que estaba casado y tenía tres hijos ya adultos. Desde abril de 2024, lo dirige David Waller, que es célibe y obispo, por lo que puede ordenar nuevos sacerdotes.

El ordinariato anglocatólico cubre las Islas Británicas, cuenta con unas 35 comunidades, tiene 90 sacerdotes (casi todos ex-anglicanos) y 2.000 fieles. Pertenecen al ordinariato once antiguos obispos anglicanos.

Hay otro ordinariato anglocatólico en América del Norte (EEUU y Canadá, con 40 parroquias, 80 sacerdotes y unos 12.000 fieles), encabezado por el obispo Stephen Lopes.

otro para Australia (incluye islas del Estrecho de Torres y unas comunidades en Japón), con el obispo Anthony Randazzo, unos 20 sacerdotes, otras tantas parroquias y unos 1.200 fieles.

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Cuando los feligreses también son ex-anglicanos

En los ordinariatos, los feligreses, en su inmensa mayoria, son exanglicanos. Cantan himnos de origen anglicano, celebran las Vísperas con servicios de «Evensong» típicos anglicanos y su liturgia es un uso peculiar y un misal adaptado del rito latino. Veían curas casados y a sus esposas por la vicaría cuando eran anglicanos, y los siguen viendo ahora que son católicos.

Pero como la Iglesia necesita que esos curas casados hagan más servicios en otros lugares, a menudo les pide atender escuelas, hospitales o parroquias cercanas, con parroquianos «católicos de toda la vida», y colaborando con curas célibes.

Michael Halsall, el sacerdote que se encarga de formación y vocaciones del ordinariato inglés, dice que en todo este tiempo «nunca he sentido ninguna ambivalencia o animosidad por parte del clero más tradicional».

Halsall detalla que «la vida parroquial puede ser una experiencia totalmente envolvente para los sacerdotes casados, que deben tener cuidado con las prioridades a veces conflictivas de la vida familiar. Pero creo que nuestros obispos son muy conscientes de ello y el tema del matrimonio ni siquiera se menciona en el servicio de ordenación».

El clero casado tiene sus dificultades

El periodista del Reporter es Jonathan Luxmoore, un veterano investigador inglés católico que conoce bien Europa Oriental y su historia y no quiere minusvalorar las dificultades del clero casado.

«Las denominaciones cristianas que permiten que los clérigos se casen también se enfrentan a escasez y escándalos, mientras que la presencia de sacerdotes con familias puede plantear graves problemas. Mientras que el clero anglicano de la rica Iglesia de Inglaterra tiene asegurados salarios, casas y pensiones, así como generosos subsidios para educación y transporte, la Iglesia católica británica no tiene un sistema financiero centralizado y obliga a sus sacerdotes a depender de colectas y donaciones».

Cuando un clérigo anglicano de edad avanzada se jubila, empieza a recibir una pensión. Y entonces puede hacerse católico, con esa pensión y quizá con sus hijos ya crecidos y trabajando. De hecho, más de la mitad de los sacerdotes católicos casados que hay en Inglaterra tienen hoy más de 70 años.

Pero cuando un clérigo joven con esposa e hijos pequeños se hace católico, es más complicado acogerle y ayudar a su manutención. Se busca para ellos puestos con sueldo incorporado, como capellanías de colegios y de hospitales. Hoy por hoy, hay pocos de estos.

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Casos especiales que no socavan el celibato

«No creo que el hecho de que haya sacerdotes casados aquí en Inglaterra haya estimulado demandas de dispensas similares en otros lugares; la mayoría de los sacerdotes parecen estar contentos con su celibato«, dijo Halsall a NCR. «Esto puede ser difícil de entender para los católicos liberales que tienden a ver el celibato como una imposición y un castigo. Pero los seminaristas jóvenes con los que hablo son más propensos a verlo como una liberación».

Dytor tiene 68 años. Como párroco en Santa Teresa de Lisieux celebra las misas, prepara las homilías, atiende a las misas de las escuelas católicas, visita a enfermos, acude a las reuniones diocesanas… Agradece vivir con su esposa. Pero observa, como Halsall, que «la mayoría de los clérigos célibes, libres de problemas con esposas e hijos, parecen pensar que somos nosotros los que tenemos las cargas«.

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