Según el psicoanálisis, uno de los deseos más profundos del ser humano desde el momento que nace es ser único, exclusivo e inolvidable. Aunque en la mayoría de los casos ese sentimiento dura poco, ya que con la llegada de un hermano aparece un “rival” con el que se compite por el amor de los padres.
En esos primeros años de vida la persona ya comienza a lidiar con esos seres queridos. Y cómo se resuelvan los celos en esas circunstancias tenderá a marcar ese tipo de conductas en relación a futuros vínculos. En cada pareja los celos pueden tener significados muy diferentes, según la historia, la personalidad, las conductas de cada uno de los integrantes y especialmente las características del vínculo.
“Los celos normales hacen a una pareja mas erótica, en la cual cada miembro se siente necesitado, deseado y a la vez siente que el otro puede verlo como objeto de deseo de un tercero. Permite no caer en la monotonía del vínculo”, opina Rosalía Álvarez, especialista en vínculos y miembro didacta de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Amar significa, entre otras cosas, creer, valorar, tener confianza y admirar al ser amado. Los celos constituyen estados afectivos normales ya que se relacionan con el temor a la pérdida del compañero y reflejan una preocupación por conservar ese amor. Más aún, cuando esos sentimientos se manifiestan en cantidades prudentes ayudan a enriquecer y motivan ese vínculo.
“A veces una excesiva preocupación suele implicar una necesidad de control que estaría más relacionada con la posesión que con el amor. Cuando los celos son enfermizos la persona, más que brindar, exige todo para sí y las señales de alerta hay que empezar a detectarlas a tiempo” explica la licenciada en Psicología Graciela Cafici. “Esto a su vez provoca un cambio en la conducta y las emociones. Siempre hay que considerar los temores que están en juego detrás de esos pensamientos. Muchas veces se trata de personas inseguras y dependientes que han sufrido situaciones de carencia afectiva en sus primeros años”, agrega la especialista.
En estos casos, generalmente los celos no responden a situaciones reales, ya que se trata de personas que suelen hacer interpretaciones erróneas de la realidad. Las sospechas se tornan permanentes y tienen que ver con la construcción imaginaria sobre lo que el otro hace o puede llegar a hacer. Estos pensamientos erróneos pueden ser modificados en el curso de una psicoterapia, siempre que no se trate de celos delirantes propios de un trastorno psicopatológico de gravedad.
Para que los celos no perjudiquen a ninguno de los integrantes de la pareja, es imprescindible estar atentos a las alertas que funcionan como indicios certeros de que los celos están propiciando serios conflictos. Una de las señales de alarma sucede cuando las escenas o los planteos desmedidos de una de las dos partes se vuelven cotidianos sin depender de un hecho puntual.
También hay que estar muy atentos cuando se empieza a controlar en forma excesiva la conducta del otro con llamadas reiteradas, chequeo de correos electrónicos o planteos con respecto a la vestimenta, aislándola/o de su círculo social, familiar y/o laboral.
“Lo importante es evitar el sobreentendido, que conduce al malentendido. Hay que tener en cuenta que celoso y celado no manejan los mismos códigos: el celado dice: “Hay otro”, el celoso escucha: “Hay un rival”. Es importante generar tiempo y espacio para poder escuchar y atender lo que el otro dice, intentando que las fantasías y los ruidos no generen conflictos absurdos”, recomienda Luis Buero, psicólogo social, consultor psicológico y autor del libro “Los celos en los vínculos cotidianos”.
Para ese propósito, Buero recomienda poner en práctica la llamada “Estructura de demora”, que consiste básicamente en reflexionar un instante, ver qué le pasa al otro, pensar por qué dice lo que dice, contener al otro, contenerse, preguntarse en vez de preguntar o contestar enseguida.
Los especialistas sostienen que cuando una pareja consulta sobre este tema, los casos se resuelven fortaleciendo la autoestima, desarrollando la autonomía y logrando que la persona identifique y modifique los pensamientos disfuncionales por otros más racionales y adaptados a la realidad.
Las claves
-En el amor hay que creer en el otro. Es la única posesión en la que no se posee nada.
-Aceptar que las fantasías con un tercero son universales aunque sean virtuales.
-Los celos razonables son un condimento para la erotización.
-Los celos pueden estar en todo vínculo.
-El celado debe cambiar el “siento culpa” por el “tengo derecho a tal cosa”.
Un taller para celosos
En 2007, Luis Buero comenzó a dictar en el Hospital Tornú, en forma gratuita, el taller semanal “Cuando los celos te carcomen”, un espacio de reflexión donde las personas celosas asisten para compartir sus experiencias personales. Quienes concurren tienen entre 18 y 80 años.
“A veces escriben alguna escena ellos y luego hacemos el role-playing. En otras hablamos sobre los vínculos tal como se presentan hoy, en esta dificultosa adaptación del sujeto a un mundo de cambios en costumbres y valores. Pero siempre tratamos de reírnos mucho y desdramatizar los miedos a la pérdida y la angustia tan común en quienes sufren de una fuerte dependencia emocional del otro”, explica Buero.
Algunos de las conclusiones que a las que llegaron quienes formaron parte del taller en 2010 fueron que aunque algo sea impensable para uno, no quiere decir que no exista y que uno no lo tenga que aceptar y que todo vínculo implica una relación costo-beneficio: la buena noticia es que los celos enfermizos se curan, la mala es que depende de nosotros.
Fuente: http://entremujeres.clarin.com/pareja-y-sexo/pareja/celos-estimulo-problema_0_1334267887.html