Entre ellos destacan la mejora de la memoria y del aprendizaje o un aumento en la concentración y asociación de ideas. No obstante, resulta fundamental incentivar este tipo de escritura con actividades motivadoras para el alumnado.
Aprender a coger correctamente un lápiz, conocer algunas letras y palabras o dibujar los primeros trazos son algunas de las tareas que acercan a los estudiantes a escribir a mano: en la etapa de Educación Infantil tienen su primer contacto con el lenguaje escrito. Luego, a partir de los 5 años, aprenden a trazar e identificar las letras y escriben palabras y frases cortas. Sin embargo, los textos digitalizados van cogiendo protagonismo paulatinamente a partir de ahí, y los trabajos, deberes y hasta la propia comunicación con los docentes se termina realizando a través de dispositivos. “Hay un sinfín de estímulos que propician que la comunicación y la escritura del alumnado esté mediada por dispositivos digitales. Los libros de texto y las plataformas educativas digitales han provocado una metamorfosis de cómo interactuar entre los contenidos, la metodología docente y el alumnado”, subraya Pep Hernández, profesor de la Universidad Complutense (Madrid).
Y es algo que se extiende a todas las esferas, no solo la educativa: el teclado o la pantalla táctil han ido, poco a poco, sustituyendo al papel y el boli. Tanto es así que ya en el año 2014, se realizó una encuesta a 2.000 personas en Reino Unido preguntándoles si escribían a mano y uno de cada tres participantes afirmó no haberlo hecho ni una sola vez en los seis meses anteriores.
Los beneficios de escribir a mano
No obstante, los expertos defienden la necesidad de mantener la escritura a mano, por lo menos en el entorno educativo, ya que ofrece múltiples beneficios para los estudiantes. Los más destacados son los relacionados con los procesos cognitivos y neurológicos, que se dan desde el mismo momento en el que se comienza a escribir: hay que aprender a utilizar las manos y los dedos con el objetivo de hacer las formas de las letras de manera legible, y eso ayuda a desarrollar la coordinación ojo-mano, es decir, la motricidad.
También mejora la memoria y el aprendizaje, como afirmó una investigación realizada en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología y publicada en la revista científica Frontiers, que concluyó que tanto los niños como los adultos aprenden más y recuerdan las cosas de forma más eficaz cuando escriben a mano que con un teclado. Igualmente, esta actividad ayuda a proteger el cerebro del envejecimiento. Y es que durante el proceso de escritura se activan varias las partes del cerebro y resulta una actividad muy útil para mantener la mente despierta, tal y como señala otro artículo publicado en la revista científica Neurology Journals.
Victor Cerrudo, maestro de Infantil y autor de ‘Manual práctico para enseñar a leer y escribir’, relaciona la ortografía y la gramática con la escritura a mano, y no con la lectura como se piensa comúnmente. “El principal mecanismo de memorización ortográfica de las palabras es la escritura. En concreto, las realizadas en los primeros años de escolarización. Las primeras escrituras de las palabras son las que configurarán la imagen memorizada en el léxico ortográfico, máxime cuando la escritura es previa a la lectura”.
“La escritura a mano, además, nos conecta con el mundo a través de objetos que se pueden manipular que, en ocasiones, manchan o con los que nos podemos equivocar. Agarrar un bolígrafo y sentir que somos nosotros los que escribimos, que estamos ejerciendo fuerza contra el papel, nos hace conscientes de nuestro cuerpo”, explica Carlos Javier González, profesor de Filosofía y Psicología y orientador en Bachillerato. También considera fundamentales otras cuestiones relacionadas con la comprensión conceptual y lectora, la asociación de ideas y la mejora del lenguaje, además del desarrollo de la atención y la concentración. “En un mundo tan rápido, escribir a mano puede ser terapéutico, ya que ayuda a ralentizar nuestros ritmos. Es posible disminuir los niveles de estrés al mantener la mente ocupada en aquello que escribimos”.
Incluso un estudio publicado por expertos de la Universidad de Tokio y publicado en la revista científica ‘Frontiers’ demostró que las personas que usan papel y boli completan la tarea de tomar notas un 25% más rápido que las que usan un dispositivo digital; algo que a priori se pensaría que es al revés.
¿Cómo incentivar la escritura a mano entre los estudiantes?
Para contrarrestar la escritura ‘digital’, los expertos consultados ofrecen distintas actividades para realizar en el aula e incentivar a los estudiantes a escribir a mano.
- Utilizar un libro de fin de semana. “Esta actividad, que se realiza los lunes, es para el alumnado de los primeros niveles educativos. Con ella cada estudiante dibuja o escribe una frase sobre su fin de semana. De esta manera, comienzan a escribir sin presiones”, destaca Cerrudo.
- Escribir textos cooperativos entre los estudiantes. “Actuar como lectores y correctores de los compañeros (fomentando una metacognición formativa) es, sin duda, una manera muy sugerente a través de la cual el alumnado es protagonista, tanto en la producción como en la comprobación de los saberes y procedimientos”, señala Hernández.
- Escribir un diario o transcribir las citas de su libro favorito. “Redactar un diario o una agenda personal les ayudará reflexionar sobre sus propios pensamientos y emociones diarias y a organizar las tareas. También se les puede pedir a los estudiantes que transcriban su libro favorito elaborando un cuaderno o diario de citas que más les gustan”, propone González.