Las personas que sufren deficiencias visuales suelen utilizar gafas o lentes de contacto para corregir su visión. Sin embargo, cada vez son más las personas que optan por la cirugía para solucionar estos problemas, y muchas de ellas recurren a la cirugía refractiva Lasik. Esta técnica quirúrgica, tan popular hoy en día, se emplea desde los años 90. La corrección visual se consigue mediante un láser especial que remodela la córnea para cambiar su poder de enfoque.
En los casos de miopía, hipermetropía o astigmatismo, el entorno suele aparecer borroso y poco claro. La técnica LASIK modifica el poder de refracción de la córnea de forma que se corrige la visión borrosa. Después, la luz que viaja a través de la córnea puede finalmente llegar a la retina correctamente.
¿Cómo funciona exactamente la técnica LASIK?
En los sujetos con una agudeza visual óptima, las imágenes se «proyectan» sobre la retina en la parte posterior del ojo. Sin embargo, en presencia de alteraciones visuales, las imágenes acaban proyectándose en zonas diferentes, lo que da lugar a una escasa claridad.
La tecnología LASIK entra en juego para la corrección de estos defectos visuales, ya que es capaz de modificar la superficie de la córnea de forma que se dirija el foco a la sección correcta de la retina. La remodelación de la córnea se consigue con el uso de un láser.
La decisión de operarse debe consultarse siempre con un oftalmólogo experimentado, que someterá al paciente a un examen exhaustivo de los ojos antes de dar una opinión al respecto; si es así, se programará la fecha de la cirugía.
Si usa lentes de contacto, es aconsejable dejar de usarlas desde unas semanas antes de la operación, ya que son dispositivos que modifican la forma de la córnea hasta varias semanas después de dejar de usarlas. Someterse a una cirugía Lasik sin presentar la forma natural expone al paciente al riesgo de mediciones inexactas y, por tanto, a resultados subóptimos.
Procedimiento
La cirugía refractiva suele durar menos de 30 minutos; se hace que el paciente se siente de espaldas en una silla reclinable en una sala equipada con el sistema láser, que en realidad es una gran máquina con un microscopio y un monitor. Se aplicará una gota de anestesia en el ojo y se utilizará un instrumento específico para mantener los párpados abiertos.
La córnea se mantiene inmóvil mediante un dispositivo de succión. El oftalmólogo corta un colgajo de córnea con un instrumento especial, que se levanta para revelar el estado conectivo de la córnea por debajo y se mantiene fuera de la dirección del láser. A continuación, se utiliza el láser para remodelar la córnea.
El láser se colocará sobre el ojo y en este momento se le pedirá al paciente que se fije en una luz; este no es el láser que se utiliza para eliminar el tejido de la córnea, la luz se coloca con el único propósito de ayudar a mantener el ojo fijo en un punto una vez que se enciende el láser; si uno no es capaz de fijarse en un objeto firmemente durante al menos 60 segundos, el paciente puede no ser un candidato para el procedimiento. Una vez reestructurada la córnea, el oftalmólogo vuelve a colocar el colgajo sobre la zona tratada y así concluye la operación.
El Lasik es un procedimiento ambulatorio. Los pacientes pueden volver a casa el mismo día de la operación. Sin embargo, es necesario ir acompañado por alguien en un coche, ya que la visión puede seguir siendo borrosa al principio. Durante el procedimiento es normal que la visión aparezca temporalmente borrosa. Al final del procedimiento, se seguirán administrando gotas para hidratar y lubricar los ojos y aliviar los síntomas descritos. También son frecuentes el lagrimeo, la visión borrosa y la excesiva sensibilidad a la luz.