Autor: Ramón Monedero
La retirada de la mítica cinta de Victor Fleming ha sido una de las víctimas más inútiles y estúpidas de un problema de base integrado en las entrañas de la sociedad estadounidense.
La censura de la que ha sido víctima Lo que el viento se llevó, que fue retirada de la plataforma HBO por los estudios que tienen sus derechos, la Warner Bros. Es un nuevo ejemplo de lo equivocada y lo peligroso que puede resultar cierto tipo de censura. El film, se apartó de la oferta televisiva por, según dicen, “perpetuar mitos racistas” tal vez porque la historia acontece en 1861, en plena zona sureña, donde más arraigada estuvo la esclavitud a mediados del siglo XIX en Estados Unidos.
La cuestión es que este largometraje ha sido retirado por no seguir caldeando los ánimos en Norteamérica donde los tumultos a costa de la muerte de George Floyd a manos de la policía, se han ido recrudeciendo progresivamente. El problema de todo esto es que alguien en Warner Bros. consideró de una manera realmente simplista que si se apartaba de la oferta cinematográfica una película como Lo que el viento se llevó la situación en torno a la muerte de Floyd podría, al menos, amainar.
Algo así solo nos puede hacer pensar que hay alguien en los controles del poder económico de Estados Unidos que piensa que si retiramos de nuestras narices películas que mencionen, aunque sea de fondo, una cuestión como la esclavitud, la “masa” se relajará. Es decir, que no somos un “todo” pensante sino una “masa” movida por sentimientos viscerales, por estímulos, fuera de control.
Decisiones como estas son muy similares a otras del mismo estilo que quieren eliminar de nuestro campo de visión elementos o aspectos que puedan resultar nocivos para la sociedad. Otro ejemplo, precisamente Warner Bros. anunció hace unos días que volvía a trabajar en los cortos animados de Looney Tunes, protagonizados por personajes míticos como Bugs Bunny o el gato Silvestre. Ahora bien, en los nuevos dibujos animados no aparecerán armas de fuego.
Planteado así, no logro imaginar que harán con un chiste tan elemental en esos dibujos como es “temporada de conejos” vs. “temporada de patos” frente a un Elmer armado con su escopeta listo para ponerle en la nuca el pico al pato Lucas. ¿El Correcaminos ya no tratará de cazar de nuevo al Coyote con un misil balístico Tierra-Tierra?
Conclusión, hay una policía moral tras un opaco manto de poder que no disimula a la hora de tratarnos como un manso rebaño de sentimientos encendidos. Algo frustrante en sí mismo, pero que lo es aún más si consideramos que ejemplos como los expuestos aquí vienen directamente de una sociedad envenenada como la estadounidense.
Son ellos, y no el resto del mundo quienes tienen un problema con la relación entre las personas de raza negra y la policía. Y sobre todo, son ellos y no nosotros los que tienen un problema con una permisiva ley de armas que permite vender una Magnum 44 al primer listo que se plante en un armería en cualquier punto de la geografía norteamericana.
¿Puede ser esto, y no Lo que el viento se llevó o Bugs Bunny, el verdadero problema? ¿No habría que atajar la cuestión por otros derroteros? ¿Qué es difícil? Cierto. Pero nadie ha dicho que la vida sea fácil sobre todo con ciertos líderes en el poder.
Fuente: Aleteia