Cada mes de mayo, el campus se llena de una mezcla de emociones. Durante la temporada de graduaciones, mis colegas y yo le decimos adiós y buena suerte a cientos de estudiantes a los que ayudamos en su desarrollo durante años.
Como maestros, exhortamos a los alumnos a cultivar un carácter generoso para que den su tiempo, su esfuerzo y sus recursos a quienes los necesitan. Si tenemos éxito, nuestros estudiantes se convierten en graduados que interiorizan la identidad de personas generosas, un resultado que beneficia el futuro de todos.
Aquí están tres razones específicas para desarrollar una identidad de persona generosa:
1. La bondad y la compasión son características universalmente valoradas por la sociedad.
Nos sentimos atraídos por las personas que son capaces de sacrificarse por los demás, mientras que la gente egoísta nos repele. En todas las culturas, tanto hombres como mujeres manifiestan de forma consistente una preferencia por comprometerse con parejas que demuestren bondad. La bondad es una cualidad que implica sacrificio, y éste es una señal de que se trata de una persona generosa.
2. Mientras más das, más recibes.
¿Quieres hacer algo grande en la vida? Comienza por cultivar la reputación de persona generosa. La investigación muestra que el altruismo recíproco o la tendencia de los individuos a intercambiar bienes, es una característica fundamental del ser humano. Somos una especie altruista, y cuando ayudas a alguien, hay una comprensión implícita de que esa ayuda se te regresará algún día. Mediante este mecanismo básico, pueden emerger grupos sociales a gran escala y alianzas. Dado que así opera nuestra especie, desarrollar una reputación de persona generosa es esencial porque muestra a los demás que tú podrías ser un buen objetivo para sus actos altruistas (ya que es factible esperar que les pagarás con la misma moneda en algún momento).
3. Los actos de bondad hacen que todos se sientan bien.
Considerando cuán benéfico es dar, no sorprende que nuestra psicología ayude a reafirmar el comportamiento generoso. Los actos altruistas benefician de forma inherente tanto al receptor como al altruista: muchos estudios arrojan que dar ‘se siente bien’ (Underwood, Froming, & Moore, 1977). Uno recibe el bien dado y otro siente un
emocional.
¡Ahora vayan afuera y hagan algo grande!
Los estudiantes aprenden muchas cosas durante sus años de estudio, desde habilidades técnicas hasta valores abstractos. Todo ello es importante, pero la lección que me parece más importante impartir es ésta:
“Ustedes han recibido su diploma. Sus maestros creen que han logrado todas las cosas necesarias para ser considerados graduados de esta institución. No lo tomen a la ligera. Los educamos en parte con un motivo egoísta: dependemos de ustedes para que tomen esta educación y hagan algo grande con ella. Dependemos de ustedes para hacer de este mundo un lugar mejor. Dependemos de ustedes para interiorizar el rol de personas generosas y para llevarlo con ustedes a lo largo de los años venideros, adondequiera que los lleve la vida.”
Fuente:
“The One Graduation Message We All Need to Hear”. Post publicado por Glenn Geher Ph.D. el 15 de mayo de 2015 en Darwin's Subterranean World - psychologytoday.com