SERIE: QUÉ Y POR QUÉ LEER
(REVISTA MIRA 127. ABRIL – MAYO 2020)
Se ha dicho de muy diversas maneras y por todos los medios: la pandemia es una gran ocasión para acercarnos a los libros. Ahora, quizá más que nunca, están a nuestro alcance. El único requisito es que nos interesen, aunque sea un poquito; si no no hay manera, así sean gratis y nos los pongan en casa, en la computadora, la lap, el ipad o el teléfono. La clave es el interés que todo lo cambia, y el interés, como tantos aspectos en la comunicación, es un fenómeno complejo, con muchos detonadores.
La sana distancia, el aislamiento social, el encierro juntos pero no revueltos, ponen al frente uno de los detonadores del interés por leer: la soledad. La lectura, como la escritura, son ejercicios de comunicación en soledad; dos soledades que se comunican, una comunicación en dos tiempos: un emisor (el escritor), que escribe un texto (mensaje) que será un libro (medio) que tendrá, en el mejor de los casos, un lector (receptor). Se escribe y lee en solitario con una vocación de comunicación.
La soledad, voluntaria o no, abre un espacio para leer y para escribir. Es un estado propicio.
De alguna manera, la soledad es un tema que late en el corazón y el disco duro de cada texto, sobre todo de ficción, ya sea La Odisea o Madame Bovary. Sin embargo, hay muchos textos que se ocupan directamente de este estado vital; si hay interés por entenderlo mejor, algunos de los títulos más conocidos son: El laberinto de la soledad, de Octavio Paz; El príncipe destronado, de Miguel Delibes; La invención de la soledad o Viajes por el Scriptorium, de Paul Auster; La soledad, de Natalio Grueso; La habitación vacía, de Emily White; Era la soledad, de Alfredo Conde; o La soledad del silencio, de Jorge F. Hernández.
Pero, si la soledad no es suficiente motivo de interés para acercarse a los libros hay miles, literalmente, miles de alternativas. La Secretaría de Cultura del gobierno de México, a través de diversas dependencias (principalmente el Fondo de Cultura Económica, FCE) ha abierto grandes acervos; también, el Ministerio de Cultura de España; o espanol.free-books.com; nubico.com, google books, o la Casa del Libro, que en su sitio abre acceso gratuito a novedades, son alternativas accesibles ya sea en Kindle, Tagus o Kobo. Y éstas son solamente algunas de las opciones disponibles.
Para algunos, acercarse a los libros en esta pandemia ha significado ordenar su biblioteca personal, para otros, leer algunos de sus títulos pendientes y, ojalá para muchos, sea la mejor ocasión para llegar, por primera vez, a la maravillosa experiencia de la lectura. Todo es cuestión de tener un poquito de interés.
Bertha Inés Herrerías Franco