Seguramente conoces a alguien que prefiere estar aislado del resto de las personas y mantener la conversación al mínimo, pero cuando la interacción es necesaria parecería el fin del mundo, su lenguaje corporal lo traiciona y es percibido como alguien inseguro, aburrido o hasta miedoso, sin necesariamente serlo, características que afectan su desarrollo personal y laboral en muchos aspectos.
Nuestra personalidad está conformada por el temperamento y el carácter. El primero son aquellas cualidades con las que nacemos, mientras que el segundo se crea por medio de las experiencias que vamos teniendo a lo largo de nuestras vidas. Y te preguntarás… ¿Se nace tímido o nos volvemos tímidos? La timidez se genera a través de experiencias que nos hicieron sentir vulnerables o expuestos, orillándonos a resguardarnos en nuestra zona de confort y tratando de aislarnos lo más posible de la convivencia social que a lo largo del tiempo alimenta nuestra inseguridad.
Afortunadamente los rasgos de carácter se pueden fomentar por medio de comportamientos y ejercicios que nos permitirán poner en práctica nuestra accesibilidad y fortalecer el autoestima para poder potenciar nuestro carácter en las diversas áreas de nuestra vida.
- Sal de tu zona de confort: “Somos lo que hacemos repetidamente”- Aristóteles. La timidez es una característica que se crea por medio de acciones que se repiten muchas veces, lo cual se transforma en un patrón de la personalidad. Para cambiar esta conducta y generar un efecto opuesto en nosotros, debemos someternos a circunstancias nuevas que nos permitan explorar una versión distinta a la que conocemos, por ejemplo: comienza una plática sencilla con el conductor del taxi, la persona que se sienta junto a ti en el trabajo o hasta la persona esperando en fila detrás de ti por medio de comentarios del tipo: qué calor hace hoy o qué bárbaro el tráfico que hay, esto podría dar pie a una plática que por medio de repeticiones se podría convertir en un hábito que te beneficie.
- Sonríe y respira. La sonrisa engaña a nuestro cerebro y hace que se generen ciertas sustancias como la endorfina y la dopamina, que hace creer al cerebro que estamos pasando un buen momento, lo que nos impulsa a ser más abiertos y querer enfrentar situaciones de mejor manera. Por el otro lado, la respiración es lo primero que se ve afectado con la timidez, ya que genera adrenalina y nos bloquea al momento de interactuar con otros, es importante respirar y comprender que no es algo tan grave.
- Utiliza tu lenguaje corporal. La postura que utilizamos es de mucha importancia al momento de interactuar, por lo que es importante enmarcar a las personas con nuestros hombros al momento de sostener una comunicación, esto quiere decir que los vamos a ver de frente, no de lado. Al hacer esto, nuestro cerebro recibe una señal de seguridad y nos hace sentirnos bien al momento de conversar con alguien, lo mismo pasa al optar por una postura erguida y la cabeza levantada. Poner en práctica este tipo de posturas nos ayudará a trabajar en nuestra seguridad y empoderamiento.
- Imagina que ya conoces al receptor. La timidez se conforma de una autocrítica constante que nos aleja de intentar socializar por el miedo al qué dirán, por lo que es importante reforzar nuestros pensamientos. Esto se logra imaginando y creando un diálogo interno que simula nuestra interacción con la persona. Al hacer este ejercicio nuestro cerebro creerá que ya conocemos a la persona y nos facilitará las palabras y la interacción con ésta.
- Sé participativo. Las personas tímidas se caracterizan por participar poco y decir “NO” a todo, por lo que es importante poner a prueba nuestra valentía y curiosidad de probar cosas diferentes y acceder a participar en situaciones y escenarios nuevos para así generar confianza en tu persona.
Sigue estos sencillos pasos y notarás una diferencia en tu vida cotidiana, existe un mundo afuera de tu zona de confort, es cuestión de decidir experimentarla e ir más allá.