El método de crianza que siguen los Duques de Cambridge ha despertado la atención del mundo. Se trata de un beneficioso sistema en el que los progenitores se ponen a la altura -literal- de sus hijos.
Como decía Goethe, “hablar es una necesidad y escuchar un arte”. Pese a que tendemos a contestar deprisa a todo lo que escuchamos (incluso cuando no te están preguntando nada), lo cierto es que lo más gratificante es ser escuchado por alguien atento. Para convertirse en ese público entregado, lo más importante es, primero, poner toda la atención. Pero si ya es difícil cuando estás con tus amigos o en el trabajo, cuando se trata de niños ya es de nota. Muchas veces los pequeños preguntan sin descanso y otras pillan a sus padres y madres agotados o con mil tareas que hacer. A muchas mamis y papis les ocurre que no es fácil estar siempre atentos. La vida, el trabajo, y sobre todo el estrés pueden hacer perder atención con facilidad. ¿Cuántas veces no estamos contestando a un niño al mismo tiempo que hacemos cualquier otra cosa? Error. El mensaje que trasmitimos al menor es que él, o ella, no es tan importante.
La escucha activa es un método creado en 1957 por Carl Rogers y Richard E. Farson, dos psicólogos estadounidenses que consideraban que los niños no entienden el mundo de los adultos hasta prácticamente los 12 años. Por ello, les puede resultar chocante y algo agresivo. Para acabar con el miedo, lo mejor es escucharles poniéndose a su nivel. Esta era la teoría pero quien lo convirtió en un popular método de crianza fue Thomas Gordon. También psicólogo, Gordon creo el programa ‘Técnicas Eficaces para Padres’, donde incluía las pautas para practicar la escucha activa con los niños desde sus primeros años de vida. La primera era ponerse a su altura, literalmente, y mirarles a los ojos mientras se les escucha sin interrumpirles. Con ello los niños sienten que lo que están diciendo les importa de verdad a sus padres. Su autoestima se ve reforzada así como la confianza en sí mismos. El libro ‘Técnicas eficaces para padres’, de Thomas Gordon (Medici) es hoy un super ventas también en castellano, con más de cuatro millones de libros vendidos. La representación exclusiva del método en nuestro país la tiene la organización Gordon Training España.
Iñaki Vallejo Aramaio es el representante oficial de ‘Gordon Training España’. Él y su pareja buscaron un método que respondiera a las preguntas que tenían como padres. Lo encontramos en California, lo había creado Gordon en 1962. Ahora, dan charlas y ofrecen cursos y talleres por toda España para empresas, educadores, padres y madres… “Organizamos cursos de 24 horas para 20 personas con dinámicas que son oro para aprender. Son impactantes. Les explicamos qué es pero sobre todo cómo hacerlo y para eso hace falta cercanía, no funciona online”, me cuenta por teléfono. “Se trata de un entrenamiento, por eso la parte práctica es fundamental”. Profundamente comprometido con este sistema, Iñaki trata de llegar a cualquier rincón para poder explicar y, sobre todo, mostrar en persona cómo se hace. Me explica que la escucha activa es parte de un pack de herramientas, pero que hay que conocerlas todas y, sobre todo, saber en todo momento cuál usar. Acostumbrado a dar charlas también en empresas o a profesionales de la educación y la psicología, considera que “en España se habla mucho de innovación y se invierte mucho, pero luego la educación se deja de lado. Hay métodos probados que no necesitan tanta inversión, sino un plan que sea claro y concreto y que se ponga en marcha”. Además, reconoce que se ha puesto de moda hablar de empatía pero señala que nos no nos han educado para ella. “Sólo nos escucharnos a nosotros mismos. En la sociedad actual no nos escuchamos. No hay diálogo. Así es muy difícil llegar a acuerdos o discutir en positivo porque tu ya sabes dónde estás y no quieres cambiar nada”. Con el método de Gordon, los padres y educadores que les consultan suelen decirles que era lo justo lo que estaba buscando. “Porque sienten que es lo que de verdad les conecta con los niños. Este método abre conciencias a un nivel de vibración que, cuando las personas están preparadas, lo sienten de inmediato”, explica.
Incluso en el Manual Didáctico para la Escuela de Padres que edita la Fundación para el Estudio, Prevención y Asistencia a las Drogodependencias y que se puede descargar aquí gratuitamente, se recomienda la escucha activa como método educativo basado en el respeto basado en las teorías de Thomas Gordon. También Mar Romera, maestra y pedagoga especialista en inteligencia emocional, presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci y autora del modelo pedagógico ‘Educar con tres Cs: Capacidades, Competencias y Corazón’, recomienda la escucha activa y consciente en su libro, ‘La familia, la primera escuela de las emociones’ (Destino). Romera destaca que “la escucha activa supone un intercambio y enriquecimiento de ideas, de empatía, de apertura hacia el otro y de disposición que conduce a cuestionarse las ideas propias sin evitar rebatir las de otro”. Eso asienta una de las bases de una pedagogía pacífica, pero además ayuda a desarrollar a individuos críticos, analíticos y empáticos. Otro punto que hace muy recomendable este método de crianza es que, al recibir esta atención, el niño siente que merece el respeto. Con ello, se educan a futuros adultos más seguros de sí mismos. Pero además, son críos que aprenderán a reconocer las situaciones de abuso y a denunciarlas, al contrario que los niños que suelen sufrir castigos que desarrollan una tendencia mayor a la sumisión y consienten con mayor facilidad los maltratos.
La forma activa de escuchar ayuda a que los niños tengan menos miedo de sus sentimientos negativos, los comprenden y descubren que tras expresar los sentimientos con alguien que les escucha, estos suelen desaparecer como por arte de magia. Además beneficia el diálogo entre padres e hijos. Los menores suelen aumentar su vocabulario porque desarrollan la conversación. También aprenden a hablar en público y con frecuencia se transforman en hábiles oradores ya que se sienten cómodos y, sobre todo, seguros. Para conseguirlo, los padres y madres deben desear escuchar a sus hijos y desarrollar profunda confianza en su capacidad para manejar sus sentimientos, trabajar en ellos y para encontrar soluciones a sus problemas, de este modo también se fomenta la autonomía de los pequeños que aprenden hablando y pensando a resolver sus problemas. Eso sí, Thomas Gordon recomienda en su libro a los padres tener mucha paciencia. Pero tiene una gran recompensa: gracias a la escucha activa, padres e hijos aprenden a resolver los conflictos que surjan entre ellos y, al hacerlo desde pequeños, sentarán unas buenas bases para la adolescencia.
Quienes han vuelto a hacer que se hable de este método de crianza han sido los mediáticos Duques de Cambridge. Tanto a Kate Middleton como al príncipe Guillermo es habitual verles agachados cuando van a hablar con sus retoños Jorge y Carlota. Tal es así que cuando recibieron al matrimonio Obama en el palacio de Kensington se vio al príncipe Guillermo agachado con el entonces presidente estadounidense y su esposa hablando con el pequeño príncipe Jorge que estaba ya con su bata preparado para irse a la cama. Todos se pusieron a su altura. Pero no era la primera vez que el príncipe lo hacía, sino que es algo frecuente de ver en los actos oficiales a los que asisten sus hijos. Tanto, que hasta su abuela decidió regañarle por agacharse durante un buen rato con su hijo en el desfile aéreo de las Fuerzas Armadas que se celebraba con motivo de su 90 cumpleaños. “Ponte de pie”, dijo la reina Isabel con malas pulgas y Guillermo sonrió, puso los típicos ojos que ponemos todos cuando tu abuela se hace la antigua y se levantó. Pero su gesto de responsabilidad consciente y responsable no cayó en balde sino que lo alabaron en la prensa británica (que adora a la pareja de duques) y también en los foros de padres y madres del mundo entero. “Bien por Guillermo”, venían a decir. Lo cierto es que es loable que el futuro heredero a la corona (con permiso de su padre, Carlos ‘el eterno’) ejerza de padre sin pudor también en público. Aunque, volviendo a la escucha activa, ¿cómo se aplica?
Paso para la escucha activa
1. Lo primero, ponte a su nivel en todos los sentidos, sí, también físicamente. Cuando el padre o la madre de un niño de tres o cinco años se agacha y le mira a los ojos desde su altura, el primer mensaje que le está transmitiendo es que te pones a su altura y estás junto a él. El pequeño se siente más seguro y confiado mientras que fortalece el vínculo con su progenitor.
2. Escucha y mírale a los ojos mientras te habla. Puedes practicar el lenguaje gestual, para animarle o ponerte de su parte, etc Pero recuerda, lo más importante es que le escuches. Con ello conseguirás que se sienta tranquilo, que aprenda a expresarse mejor y refuerzas su autoestima. Por tu parte, aprendes a comprender mejor qué es lo qué siente y te da la oportunidad de corregir algo si ves que le está haciendo daño, molestando o preocupándole. Si ha tenido un berrinche, le servirá para calmarse y sentirse bien y a ti para entender las causas por las que lo ha tenido.
3. Primero, siente. La Escucha Activa atiende primero a la parte emocional del mensaje, posteriormente lo escuchado se racionaliza
4. Háblale con claridad. Una vez haya terminado, empieza a responderle o a comentar sus palabras con él. Puedes preguntarle lo que no te haya quedado claro o incluso hacerle preguntas para ayudarle a que él mismo reflexione sobre lo que te ha dicho. Cuando le responsas hazlo de un modo claro, con cariño y firmeza, pero abierto a sus ideas. Esto hará que reconozca tu autoridad y sienta respeto pero sin tenerte miedo. Explícale cómo te sientes por lo que te dice, así aprenderá a desarrollar su empatía.
5. Enséñale a respetar el turno de palabra. Tú les escuchas atento pero él también debe aprender a escucharte a ti. Este método de crianza no supone una libertad absoluta para el menor ni convertirlo el rey de la casa. Se trata más bien de hacerle sentir seguro y aprender a convivir en las mejores condiciones posibles. Eso sí, del mismo modo que le enseñas tendrás que escucharle con la misma atención a tu vez. De este modo os unirá una gran confianza.
6. Todos nos equivocamos. Si alguna vez por lo que sea no puedes escucharle con todo el interés, explícaselo. Dile porqué va a pasar o ha pasado. Hablarlo hará que su confianza no se resienta.
7. Pregunta las veces que hagan falta. Cuando son muy pequeños, los críos muchas veces no saben expresarse y conviene que tengas claro su mensaje, pro ello, no tengas miedo a preguntar y anima a tu hijo a que lo haga a su vez.
8. No repitas el mensaje. Cuando lo hagáis para regañarle, no repitas muchas veces el mensaje. Con una vez que se lo digas, de forma clara, con firmeza y cariño, ya está. Si lo repites le das un mensaje negativo y puede hacer que se sienta muy mal e incluso que genere pensamientos negativos. No se trata de eso, sino de aprender a escucharte.
UN EJEMPLO DE ESCUCHA ACTIVA:
En el Manual Didáctico para la Escuela de Padres te ponen un ejemplo muy claro de escucha activa: Un niño tras el colegio se queja porque le han castigado. Las respuestas racionales serían algo habrás hecho o preguntarle directamente qué hizo. La respuesta de la escucha activa sería emocional, igual que la respuesta: “Me imagino que te sentirías mal, ¿quieres contarme qué ocurrió?”. El objetivo es comprender qué ha sentido, cómo se han sentido y cómo lo ha afectado y tratar de no mandar un mensaje de evaluación, opinión, consejo, reproche, análisis, etc. Pero, y luego, ¿cómo explicarle al niño las normas de la sociedad? “El gran secreto es la parte emocional. Primero, comprendemos al niño. Luego se trata de que el niño vaya ordenando lo que hay dentro de él. Después será mucho más fácil trasladarle lo que la sociedad o el sistema educativo espera de él. Al ser escuchado, el niño entenderá mejor y será más receptivo”, explica Iñaki Vallejo Aramaio, que puntualiza: “Otro debate sería comentar si el sistema de usar premios y castigos como si los niños fueran animales es lo correcto”.
Fuente: Woman/Yahoo