Las claves de lo que puede suceder después del triunfo electoral de Vladimir Putin
La reelección de Vladimir Putin como presidente de Rusia no es una buena noticia para Europa. La visión de Europa es de un orden liberal comprometido con los derechos humanos, con la libertad, con el derecho internacional y la libertad de mercado.
Rusia ha pasado de una relación de amistad con Europa (1991-2014) a la confrontación, con una visión geopolítica de controlar militarmente los antiguos estados y países que integraban la antigua Unión Soviética y de crear un mundo post-occidental. Rusia se ha movido en su historia entre en dos almas, la occidentalista y la eslavista. Hoy con Putin está con el eslavismo.
Después de la caída del comunismo (1991), Rusia y la Unión Europea firmaron (1994) el Acuerdo de Asociación y Cooperación (AAC). Rusia fue viendo que Europa tenía un lazo inquebrantable con los Estados Unidos y la OTAN, y la política de Bruselas hacia los países del Este eran cada vez más dependientes de la OTAN (Tratado del Atlántico Norte): Rusia se sentía apartada de su influencia en los antiguos estados comunistas.
La crisis de Ucrania transformó una guerra interna –con el apoyo de Rusia a los rusófilos de la zona del Donbas, y el apoyo de Europa a la zona ucraniana — en un conflicto entre Rusia y la Unión Europea y la OTAN. Vino la ocupación de Crimea por parte de Rusia (2014), lo que provocó una ruptura con la Unión Europea.
La colisión en Ucrania viene de dos visiones distintas de Europa. Tras Crimea vinieron las sanciones económicas por parte de Europa y de Rusia. El acuerdo de 1994 se fue por los aires. Putin ganó por aplastante mayoría en 2018 e impondrá su política de influencia en todos los países antes comunistas.
Los 80 años de la presencia de la Rusia Soviética (comunista) en muchos países del este de Europa trajo como consecuencia el establecimiento de numerosos ciudadanos rusos en aquellos países. La recuperación de territorios por parte de Rusia ha colocado en una posición de debilidad a los llamados Países Bálticos (los pequeños estados de Estonia, Letonia y Lituania), hoy tan protegidos por las fuerzas de la OTAN, pero difícil defenderlos ante una ataque de Rusia. El conflicto de Ucrania sigue sin resolverse.
Rusia ha lanzado una ofensiva a Occidente en la llamada “guerra híbrida”. La Guerra Fría, una guerra en principio sin frentes, ha sido sustituida por la “guerra híbrida”, que tampoco es cruenta, pero dañina, pues en su esencia consiste en difundir noticias falsas (fake news), aliándose con partidos y grupos de extrema derecha o de extrema izquierda, incidiendo en sus elecciones así como con los nacionalismos locales para debilitar a Europa y conseguir su propósito de adueñarse de zonas de influencia que con la caída del comunismo había perdido.
Los analistas rusos creen que la “guerra híbrida” comenzó en Occidente, al promover la democracia, modelo occidental, a terceros países. Estados Unidos ha actuado de modo claro en determinados países para cambiar su régimen político, especialmente los regímenes autócratas o dictatoriales. Por su parte, los rusos han actuado a través del ciberespacio atacando a democracias o promoviendo gobiernos autoritarios.
Hasta ahora, la “guerra híbrida” no era tomada en serio en los países occidentales, pero después de lo que pasó en la campaña presidencial de los Estados Unido, en que ganó Trump, en el Brexit, y en otras elecciones o conflictos, como el caso de Cataluña, los países miembros de la OTAN, y especialmente la Unión Europea, ven en la “guerra híbrida” una amenaza muy grave y confirma el valor estratégico del control del ciberespacio, frente a las falsas noticias que se difunden desde operadores rusos e incluso chinos. Bruselas ha tomado serias cartas en este asunto.
Ahora, las relaciones de Rusia con los países occidentales han empeorado a causa del envenenamiento del ex espía ruso en Gran Bretaña. Los países de la UE han reaccionado al lado de gran Bretaña y han comenzado a retirar diplomáticos, mientras Putin dice que Rusia nada tiene que ver con el tema del ex espía: todo es una mentira. Nadie quiere volver a la guerra fría de la época comunista.
A causa de la “guerra híbrida” y de las acciones militares de Rusia, los intercambios económicos entre Rusia y Europa se han reducido a la mitad. Rusia ha exportado esencialmente petróleo crudo y gas natural a Europa. Y Europa ha exportado a Rusia maquinaria, equipos de transporte, productos químicos, productos agrícolas y productos farmacéuticos.
La Unión Europea ignoró, en los años de buena amistad con Rusia, los intereses de seguridad de Rusia. Vladimir Putin alimentó los deseos del pueblo de una Rusia de nuevo gran potencia, frente a Estados Unidos, Europa y China. Los rusos creen que Europa ha construido “una casa común” de todos los países, pero en ella Rusia no tiene ni habitación. Europa, por su parte, con la política de Trump de recortes a la OTAN, quiere una “autonomía estratégica”. ¿En qué va a consistir? Rusia da miedo a Europa y Moscú tiene miedo de Europa.
Fuente: Aleteia