Cáncer de piel y la importancia de la fotoprotección

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Por Dra. Pilar Simón Díaz

El tipo de cáncer más frecuente en el ser humano es el de piel. Su incidencia se triplicó en las últimas dos décadas, siendo las personas mayores de 50 años el grupo más afectado.

Existen diferentes factores de riesgo, siendo las personas de piel blanca las más vulnerables; también influyen la exposición a rayos ultravioleta, agentes químicos, plaguicidas y derivados del petróleo, así como las alteraciones genéticas que incluyen algunos síndromes.

El cáncer de piel puede clasificarse en dos grandes grupos: el melanoma y el no melanoma; este último incluye principalmente el carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide.

Carcinoma basoceluar. Es el más frecuente en la población blanca y suele presentarse en la cara, principalmente en la nariz. La incidencia aumenta con la edad, aunque cada vez lo vemos más en población joven.

El factor de riesgo más importante es la radiación ultravioleta y, en segundo lugar, la predisposición genética; sin embargo, hay otros factores como los rayos X, el arsénico, las cicatrices, las úlceras crónicas y la inmunosupresión.

Se puede presentar de diferentes formas: la forma tumoral aparece como una lesión circular, roja o violácea, que puede estar pigmentada o con úlcera que no sana; la forma superficial es una placa roja con escama y se encuentra principalmente en el pecho o la espalda; la variedad plana-cicatrizal parece una cicatriz, generalmente con borde brillante, siendo lesiones que pueden llegar a cartílago o hueso.

Generalmente, los pacientes acuden a consulta refiriendo una lesión que aumenta de tamaño, no sana y sangra con frecuencia. El objetivo del tratamiento es quitar la lesión, ya sea con cirugía (como se realiza la mayoría de las veces) o con cremas que actúan detectando células cancerosas y las destruyen.

Carcinoma epidermoide. Es el segundo cáncer de piel más frecuente y tiene mayor capacidad de metástasis a ganglios u otros órganos. Su crecimiento es más rápido y puede aparecer sobre lesiones precancerosas llamadas queratosis actínicas y sobre úlceras crónicas. Afecta más a los hombres y personas mayores de 60 años. El factor de riesgo más importante es la exposición solar y predomina en la cara, principalmente en mejillas y orejas; en segundo lugar, en brazos, piernas y dorso de manos. A diferencia del basocelular, puede aparecer en genitales, secundario a enfermedades virales. La forma más frecuente es una lesión ulcerada que sangra fácilmente y es de crecimiento rápido; en ocasiones se puede ver como una verruga o aparecer sobre cicatrices o úlceras.

El tratamiento de elección es quirúrgico. En ocasiones se requiere de radiación y quimioterapia. El pronóstico es generalmente bueno si se diagnostica a tiempo.

Melanoma. Es el tercer cáncer de piel más frecuente y tiene gran capacidad para hacer metástasis, por lo que el diagnóstico temprano es de suma importancia. La incidencia ha aumentado en los últimos años y es más frecuente en pacientes blancos.

Los factores de riesgo son la predisposición genética y la exposición a radiación ultravioleta.

Se puede presentar como mancha irregular con diferentes tonos de pigmentación, en la que no se delimitan los bordes, o como una lesión saliente de color negro u azuloso, aunque en contados casos puede aparecer sin pigmento.

Suele aparecer en palmas o plantas, incluso en las uñas, principalmente en la del primer dedo del pie. Un síntoma de melanoma es la aparición de una lesión asimétrica, de bordes irregulares con cambios de color que cambia con el tiempo. El 50% de los casos deriva de un lunar previo, en el resto aparece como una lesión nueva. El tratamiento es quirúrgico y debe realizarse de forma temprana.

Importancia de la fotoprotección

La exposición a la radiación ultravioleta (RUV) juega un papel trascendente en el desarrollo del cáncer de piel. Es importante proteger la piel durante toda la vida, pero particularmente durante la infancia y la adolescencia, ya que los niños protegidos correctamente corren menos riesgo de desarrollar cáncer de piel en su vida adulta.

Los rayos UVA penetran profundamente en la piel y además de cáncer causan envejecimiento prematuro; los UVB penetran de forma más superficial causando quemaduras solares.

Las principales medidas para prevenir el daño por los RUV es utilizar sombreros y ropa adecuada; los lentes de sol protegen los ojos si son de buena calidad. Los protectores solares son eficaces si se usan de forma correcta:

Deben ser protectores de amplio espectro: contra rayos UVA y UVB.

Es importante aplicarlos 15 minutos antes de la exposición solar.

Se deben volver aplicar cada 4 horas en la ciudad y cada 2 horas en lugares donde hay mucha exposición solar o después de nadar.

A los niños menores de 6 meses no se les debe de aplicar protector solar (por el incremento en la absorción y el riesgo de toxicidad), por lo tanto se debe de evitar la exposición solar.

Se recomienda acudir con un dermatólogo en caso de observar lesiones sospechosas.

 

1. Alfaro-Sánchez A. et al Cáncer de piel. Epidemiología y variedades histológicas, estudio de cinco años en el noreste de México. Dermatol rev Mex. 2016; 60.
2. Maglaino J. Alvarez M. Salmenton M.larre Borges A. Martinez M. Fotoprotección en la infancia. Arch Pediatr Urug. 2011; 82.