Desde hace años circula por Internet una teoría que asegura que Apple hace que los iPhone antiguos vayan más lentos a propósito, para que sus usuarios cambien de terminal por uno más nuevo.
Hasta ahora, esta teoría era un mito. Pero Apple acaba de confirmar que sí, que ralentiza sus modelos más antiguos a drede para hacerlos más lentos. Y no lo hace para vender más, sino para protegerlos. Al menos, eso es lo que asegura en un comunicado.
La teoría de la ralentización se basa en una percepción real: cuando alguien estrena un iPhone, el teléfono va como un cohete, pero tan solo 24 meses después, prácticamente va a pedales. Y esta lentitud muchas veces se produce tras actualizar a una nueva versión del sistema operativo, que aunque solo traiga mejoras menores, resulta que bloquea de algún modo el aparato y no le hace funcionar bien.
Si antes la batería duraba día y medio, de repente empieza a durar unas pocas horas. Si antes las páginas web cargaban en décimas de segundo, ahora tardan un buen rato. Y qué decir del teclado: si antes de la actualización respondía a las mil maravillas, tras hacerla queda petrificado en una sola letra.
Todos estos síntomas son totalmente reales. Y se producen a propósito. Apple asegura que las últimas versiones de su sistema operativo tienen un mecanismo que reduce la capacidad de proceso de sus aparatos -y por lo tanto, los hacen más lentos- para proteger su funcionamiento general y hacer que su vida útil sea mucho mayor. La empresa se ha visto obligada a hacer este comunicado tras hacerse públicos dos estudios independientes en los que se ha descubierto este ‘truco’.
Apple justifica esta decisión porque las baterías de los iPhone se degradan con el uso. Esta degradación puede hacer que el móvil de repente se apague cuando quede un 40% de batería, como pasó hace un par de años con algunos iPhone 6. Este problema afecta a toda la gama de teléfonos, por lo que la empresa de Tim Cook se ha visto obligada a incluir el mecanismo de ralentización para poder hacer que funcione más tiempo y no se apague repentinamente. De este modo, los teléfonos iPhone 6, iPhone 6S y iPhone 7 que tengan instalado iOS 11 (la última versión del sistema operativo) funcionarán más lentos, pero más seguros.
Todas las baterías de lo aparatos electrónicos se degradan con el uso. Esta situación se produce por un hecho meramente químico: los componentes de esta pieza dejan de ser tan efectivos como lo eran en el momento en el que el aparato fue estrenado. En el caso de los móviles, una batería dura unos 500 ciclos de carga y descarga completos, o lo que es lo mismo, unos dos o tres años. Con el mecanismo de ralentización, Apple asegura que consigue alargar la vida útil de sus aparatos más allá de esas fechas.
Pero a pesar de que esta explicación es plausible, el anuncio ha generado una enorme polémica en Internet. ¿Por qué Apple no había avisado antes de esta situación? ¿Por qué sabiendo lo que ocurre recomienda a los poseedores de un iPhone 7 actualizar a iOS 11? ¿No es mejor que sus usuarios utilicen versiones antiguas del sistema operativo, pero que son más fiables y tratan mejor las baterías de sus aparatos?
Parece que la única forma de que un iPhone antiguo vuelva a funcionar correctamente es cambiar la batería del aparato. ¿El precio de esta operación? Unos 89 euros en el servicio técnico oficial de Apple. Puede parecer una pasta pero siempre es muchísimo menos que gastarse el dinero en otro iPhone.