La fiebre de deportaciones que ha emprendido la actual administración de Estados Unidos, tiene sus grandes fallas, como la ocurrida hace un par de semanas a 92 inmigrantes somalíes que el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) trató de mandarlos de regreso a su casa.
Un avión de esclavos
El asunto no hubiera trascendido si no fuera porque la revista Newsweek lo hizo publico y alertó a los activistas de derechos humanos en Estados Unidos, quienes han acusado al ICE de violar los derechos humanos fundamentales de estos 92 somalíes que estuvieron encadenados en un avión por 46 horas.
Los activistas han denunciado que las personas deportadas iban en “condiciones de esclavitud” y equipararon este avión, fletado por el mismo ICE y que salió de Luisiana hacia Mogadiscio (a donde nunca llegó) a los antiguos “barcos de esclavos” que traían de África para trabajar en las plantaciones del sur de Estados Unidos
Según el testimonio de los detenidos, salieron de Luisiana el 7 de diciembre en un avión fletado por la división de operaciones aéreas del ICE; estuvieron en el avión por 15,000 kilómetros como si fuera esclavos, en cadenas y sin apenas poderse mover. El avión hizo una parada –tras 10 horas de vuelo—en Senegal. Y de ahí regresó a Estados Unidos el 9 de diciembre.
El problema surgió cuando la tripulación hizo escala en Senegal para obtener combustible y relevar a la tripulación a bordo. “Tras aterrizar (…) ICE supo que la tripulación de relevo no había podido descansar lo suficiente debido a un problema con su hotel en Dakar”, informó la agencia en un comunicado.
Los inmigrantes deportados esperaron en el avión mientras las autoridades daban suficiente tiempo a la tripulación de relevo para descansar. Sin embargo, luego de explorar “varias opciones logísticas”, ICE decidió devolver a los detenidos a Estados Unidos y reprogramar su vuelo para una fecha posterior. Los inmigrantes llegaron a Miami y fueron trasladados al centro de detención Krome al oeste de la ciudad, según un portavoz de ICE. La agencia aún no ha programado el vuelo en el que serán deportados a Somalia, agregó el portavoz.
Fue algo horrible
Uno de los hombres deportados que iba en el avión y un abogado de otros dos somalíes dijeron que los agentes del ICE los privaron de comida y agua adecuadas, y de acceso a un baño, durante su detención de dos días a bordo, “obligándolos a orinar en botellas vacías de agua o, cuando se quedaron sin botellas, en sí mismos”.
Los pasajeros también afirman que el sistema de aire acondicionado del avión era disfuncional, por lo que era difícil respirar en la cabina abarrotada, según publicó el diario La Opinión de Los Ángeles. Uno de los inmigrantes también dice que él y otro somalí fueron golpeados en el rostro por agentes a bordo.
“Fuimos tratados como esclavos”, dijo Rahim Mohamed, de 32 años, un conductor de camión diabético y padre de dos hijos que ha vivido en Estados Unidos desde 2002. “Estuvimos esposados por casi dos días”, continuó diciendo Rahim Mohamed. “No se nos permitió usar el baño ni salir del avión. No me dieron el medicamento que necesito. Me oriné en una botella, y luego me hice en el pantalón. Fue algo horrible. Pensé que mi vida ya había terminado”.
Rebecca Sharpless, una profesora de leyes de inmigración en la Universidad de Miami que ha estado siguiendo la situación, expresó que esto fue una grave violación de la decencia básica. “Si acurrucas a alguien en una silla durante casi 46 horas con muy poca comida y muy poca agua sin acceso a un baño, es una violación de sus derechos humanos. Es una reminiscencia de una experiencia de barco de esclavos”, dijo.