Cuando escoges algo para comer, un lugar para vacacionar, una película, un libro…significa que vas a renunciar a todas las demás opciones. En el futbol, lo común es que si eres el portero no rompas récord de goles; sin embargo, siempre existe alguna honrosa excepción.
La “Fiera” Chilavert
Alrededor del 75% de mis conocidos (al menos los de mi generación y las cercanas), cuando hablo sobre Paraguay enseguida sacan a relucir a José Luis Chilavert, el exguardameta de la selección nacional que llenó páginas y pantallas a golpe de haber sido (ya no) el cancerbero más goleador de la historia, a golpe de marcar tantos de enciclopedia y atajar balones envenenados, a golpe de contar con tres nombramientos como mejor portero del mundo y el sexto mejor del siglo XX, a golpe de haber insuflado a un conjunto nacional y a uno local de Argentina, y a golpes literales: a mamporros, manotazos y un célebre escupitajo directo a la cara de Roberto Carlos; cosas por las que la prensa le colgó el cartel de “fiera”.
Paraguay es un estado bilingüe con millones de almas de modales ejemplares y gran corazón. “Chila”
–igual que sus compatriotas– es amable y habla tranquilo, es un tipo de convicciones fuertes.
¿Puede definir su país con una frase?
Como dijo mi gran amigo, el Premio Cervantes Augusto Roa Bastos, “Paraguay es una isla rodeada de tierra”, un gran país, hermoso. El paraguayo común y corriente confunde sumisión con humildad, esa es la lucha constante de este país que a veces no sabe valorarse.
Se le ve especialmente orgulloso de ser paraguayo.
Por supuesto; somos un país independiente y bien visto a nivel internacional. Nuestras mejores playas son las de Encarnación, del río Paraná, aunque mi lugar favorito es Luque, mi ciudad, por la calidez de mi gente. La hospitalidad es el orgullo de los paraguayos.
Dijo en una entrevista que para la prensa “siempre es usted el malo de la película”. Y claro: aquel puñetazo a Asprilla, el escupitajo a Roberto Carlos, la pelea en el aeropuerto de Buenos Aires con un empresario, alguna trifulca con reporteros… ¿Considera que tiene mal carácter?
Tengo mal carácter con quien me falta al respeto. Trato de defenderme a mi modo. Un ejemplo, lo de Roberto Carlos: Jugamos contra Brasil en Puerto Alegre. Si Brasil perdía o empataba quedaba eliminado del Mundial. La FIFA nos envió un árbitro alemán. Era evidente que Paraguay tenía que perder. Rivaldo bajó el balón con la mano en el área pequeña, era penalti a favor de Paraguay y el árbitro no pitó. Y nos convirtieron goles en fuera de juego. Roberto Carlos había tirado sin poder convertir y me hacía gestos de lejos. Yo lo llamaba para que se me acercara. Terminó el partido y Paraguay perdió. Entonces vino Roberto Carlos a decirme: “Indio, les ganamos 2 a 0”. Como si él fuera alemán de ojos azules. Yo me siento orgulloso de tener las raíces de guerrero de los indios guaraníes..
Hábleme de sus 62 goles en 737 partidos (8 de ellos como internacional). Eso quiere decir un gol cada once partidos. Hay muchos jugadores que no tienen esa media. ¿Qué manía le entró por marcar?
Metí 70 goles pero algunos no están contabilizados. Todo en la vida es trabajar. Yo me quedaba después de los entrenamientos a tirar 80 faltas del lado izquierdo, 80 del centro y 80 del derecho. No podía fallar si me daban la oportunidad porque no me darían otra. Fue Carlos Bianchi quien me la dio para hacer mi primer tiro libre contra el Deportivo Español en el minuto 92: Borde del área del lado derecho, el portero me colocó cinco hombres en la barrera y yo coloqué dos más, y dije, ‘le pego por fuera y tiene que entrar’. Resultó perfecto y ahí me empezó a gustar.
¿Le acabó haciendo más ilusión marcar un gol que parar un penalti?
Un portero siempre tiene la misión de parar, pero, marcar goles…, un portero… de tiro libre…
Haga memoria de su primer gol.
Fue contra Colombia en el 89; minuto 92, todas las figuras de Paraguay y nadie quería tirar el penalti. Corrían para todos lados. Dije: ‘yo lo tiro’. Cayetano Ross me dijo: ‘Mi hijo, ¿usted lo va a tirar?’ ‘Sí, por eso estoy aquí’. Y ganamos 2-1.
¿Cómo se siente un guardameta que ha metido 70 tantos cuando llega un tal Rogelio Ceni (Brasil) y le supera como portero más goleador de la historia?
Es un gran amigo. Pero no se puede comparar porque yo marqué ocho goles con la selección de Paraguay en eliminatorias. Además, en Brasil se juega cada tres días y nosotros una vez por semana. Lo lindo es que se puedan ver porteros que metan goles.
Tiene usted un largo palmarés de goles históricos. ¿Cuál es el que recuerda?
El gol de tiro libre a Argentina. Estábamos perdiendo y todo el estadio me insultaba, menos los fanáticos paraguayos que eran unas 15 personas. Entonces miré para arriba y pedí: ‘Dios, por favor dame un tiro libre’. Y justo me lo dio en ese momento. Yo sabía que no podía fallar. Hice un gol fantástico, un gol psicológico. Siempre me siento orgulloso de ser la persona que le cambió la mentalidad al futbolista paraguayo. Porque al jugar contra Argentina y Brasil, nuestros jugadores entraban temerosos y yo les decía que no hay que temer porque somos iguales. Yo fui el artífice de ese cambio, no solo para los deportistas en este país, sino también para mi gente.
¡Menudos dos golazos al Mono Burgos! ¿Cómo se lleva con él?
Excelente. Es mi vecino en Buenos Aires y cada vez que nos encontramos se acuerda de ese gol. Me dice: ‘Me hiciste famoso porque salí en todos lados’.
Hablando de goles: Messi. ¿Le hubiese gustado mirarle a los ojos metido usted entre los tres palos?
Messi es, de lo que he visto desde que nací, el mejor jugador de todos los tiempos. Es impredecible, es el meteorito que se sabe que ha caído pero nadie sabe dónde cayó. A mí me dio placer irme antes y que no me haya hecho revolcarme por los suelos.
En su posición, ¿Valdés o Casillas?
Para mí, Casillas es el mejor portero del mundo. Valdés es el segundo. Con Iker he vivido una experiencia muy linda: fue en el Mundial de Japón y Corea (2002), cuando España nos venció 2-1. Uno cuando pierde, se fastidia y piensa en los errores; yo también había cometido un error e iba pensándolo y justo vino él corriendo desde su portería a pedirme mi camiseta.
¿Puede definir a José Luis Chilavert?
¿En qué se diferencia un mediocre de un exitoso? Los mediocres caminan por la vida pensando en no fracasar y los exitosos son los que salen a ganar, los que corren al límite. Yo siempre corrí al límite porque nací sufriendo, y en el futbol me sacrifiqué y llegué a un lugar sobresaliente en un país pequeño. Estar entre los mejores en la historia del futbol es un privilegio y un orgullo, como ser de Paraguay.
Se nos fue el tema sobre Paraguay y al final hablamos más de Chilavert.
Ocúpate de que sea Paraguay lo que destaque. Que la gente sepa que somos un gran país y que vengan. De Chilavert ya se ha hablado mucho.