Por Fernando Sánchez Argomedo
¿Estará el FNF a la altura?
El Frente Nacional por la Familia (FNF) se prepara para influir de forma determinante en las elecciones de 2018, pretende dialogar con todos los actores políticos proponiéndoles sumar una plataforma que incluya iniciativas de ley, reformas constitucionales y políticas públicas con perspectiva de familia.
Adicionalmente el FNF se fortalece estableciendo una nueva forma de organizarse regionalmente por circunscripciones, lo cual, a saber por parte de sus miembros, agilizará la forma de trabajar coordinando acciones nacionales y locales.
Reunidos en asamblea el pasado sábado 21 de octubre de 2017 el FNF aprobó también, con amplia mayoría, una normatividad mediante la cual, a través de una asamblea presidida por un presidente y vicepresidente operativos, instituciones que la conforman y los representantes regionales, tomará decisiones y definirán el rumbo de la coalición.
Los orígenes
Recordemos que el FNF surge en respuesta a las iniciativas anunciadas por el presidente Enrique Peña Nieto el 25 de mayo de 2016 que iban encaminadas a imponer una ideologización de género, sin tomar en cuenta la realidad y las principales preocupaciones de la mayoría de las familias en México.
Finalmente, y gracias a la presión ejercida por el FNF y el más de un millón de familias que se manifestaron el 10 de septiembre de 2016 en toda la República con marchas en 130 ciudades y posteriormente el 24 de septiembre con una gran manifestación en la Ciudad de México – que alcanzó más de 500 mil personas y familias -, el Ejecutivo desistió de las mismas.
Falta de diálogo
Desafortunadamente y a pesar de haberlo solicitado el FNF, no pudo establecerse un diálogo entre los actores, sin embargo, en los medios de comunicación se comenzó a desarrollar un debate que para efectos mediáticos se redujo, – en una dinámica de conflicto -, a una consigna binaria: ¿el FNF estaba en contra de los matrimonios del mismo sexo y de las familias homoparentales?, ¿el FNF era un movimiento homofóbico?
Este reduccionismo mediático logró polarizar a los extremos y de esta forma se desarrolló un discurso radical en contra del FNF por parte del llamado Lobby Gay, muchos de sus adeptos y su enorme poder mediático. Sin embargo, también por parte de algunas de las organizaciones y líderes cercanos al FNF se endurecieron los mensajes y consignas que fueron consideradas agresivas y no propensas para el diálogo.
En definitiva, la falta de diálogo y el endurecimiento de las consignas llevaron a posicionar al FNF como un actor en franca confrontación, cerrado y aparentemente homofóbico, esto a pesar del enorme esfuerzo que hizo la coalición por posicionar un mensaje de no confrontación ni de exclusión.
El reto por venir, una gran visión
El FNF necesita dejar a un lado la confrontación y afinar muy bien su estrategia de comunicación a partir de un nuevo espíritu que obedezca a los nuevos tiempos y que no se atenga a la coyuntura. Aunque no lo quiera el FNF tiene que demostrar que verdaderamente no es un movimiento “anti” y que por el contrario sí es un movimiento “a favor” y eso además de comunicarlo, tiene que aprender a vivirlo desde la raíz.
Sin duda uno de los mayores problemas que vive nuestro México y gran parte del mundo, es la crisis que viven las familias, una crisis muy grave porque en la medida que la familia se desintegra también se desintegran los vínculos entre las personas y con ello el tejido social indispensable para el avance y supervivencia de los pueblos.
Un tejido social sólido y robustecido permite generar vínculos de confianza, se desarrolla la honestidad y sobre todo la solidaridad. Esto permite a una nación tener una gran resistencia ante cualquier crisis pero también permite proyectarse a futuro con esperanza y con un gran potencial para su desarrollo.
Pues bien, la Familia integrada, es un baluarte para una nación; pero para lograr esto se requiere de un gran acuerdo y diálogo nacional partiendo de los principios esenciales que permiten la sana convivencia y desarrollo de las familias y la atención a sus necesidades concretas. Necesidades que van más allá de leyes y políticas públicas con perspectiva de familia, las cuales son necesarias; necesidades que van más allá del resultado de una elección o de lograr escaños o posiciones políticas. Todo esto que sí es necesario, es consecuencia de proponer una gran visión que compartan todos los mexicanos en donde la familia sea el centro y el punto de partida para un nuevo México, más solidario y más grande.
Este debería ser un reto que asumiera el FNF, para lo cual tendría que afinar su estrategia y dejar a un lado su actitud de confrontación, subiendo a la mesa de diálogo a todos los actores de la vida nacional, sí a políticos, pero también empresarios, líderes sociales, medios de comunicación y diversas instituciones de la sociedad civil.
México requiere un cambio cultural que tome en cuenta una sociedad plural y diversa pero que tenga objetivos grandes y que sea un espacio para que cualquier ser humano pueda desarrollarse sanamente en su seno familiar, en libertad, con justicia, respeto y con todo ello un lugar que nos permita caminar hacia la felicidad.
Y sí, todo esto a partir de la Familia, centro neurálgico de toda sociedad en donde se aprende a convivir, se aprende a conocer al otro y amarlo como es, donde se aprende también lo bueno y lo malo. Una familia sana nos ayudará a construir el México que todos queremos. ¿Estará el FNF a la altura para construirlo?
@fsargomedo