Por Jennifer Raff
Hay padres muy renuentes a vacunar a sus hijos y los ponen en riesgo al no hacerlo, así como padres confundidos y preocupados que se preguntan si deben o no vacunarlos. ¿Qué está sucediendo?
La tasa de vacunación ha decrecido en fechas recientes, particularmente entre los padres de familia de buen nivel económico y con alto nivel académico. Padres que compran coches híbridos y consumen alimentos orgánicos que no quieren que les inoculen químicos a sus hijos. La idea es: “Yo quiero mantenerme puro y quiero que mis hijos lo hagan también.”
Están dispuestos a pagar sumas exorbitantes para que sus hijos estudien en escuelas privadas de Los Angeles en las que menos de 1 por cada 5 niños de preescolar están inmunizados contra patógenos que ponen en riesgo su vida, como polio, sarampión y meningitis.
Esto es particularmente frustrante cuando existe una cantidad apabullante de evidencia acerca de que la vacunación no causa autismo, lo cual es un rumor que se ha extendido sin bases.
La página Science Based Medicine lo plantea de esta manera: “La evidencia es contundente: no existe ni la más mínima correlación entre las vacunas y el autismo, y es irritante que los activistas antivacunas continúen presionando a los científicos para que realicen el mismo estudio una y otra vez, para después ver que a pesar de que salen los mismos resultados, siguen sin creerlos. Parece que los activistas antivacunas piensan que los mismos estudios hechos muchas veces acabarán arrojando algún factor de riesgo de autismo en las vacunas.”
Los padres que no vacunan a sus hijos no lo hacen porque malinterpretan la evidencia científica o bien porque tienen alguna resistencia a la autoridad. En la cultura occidental estamos acostumbrados a clasificar todo asunto público en dos bandos. La gente que se rehúsa a reconocer la legitimidad del contrario se percibe como «injusta». Este punto de vista está contaminando la conversación saludable sobre las vacunas. Cuando los medios presentan a los científicos de un lado y a los naturalistas del otro están creando una falsa equivalencia. Eso es política, no ciencia. Los antivacunas no tienen evidencia que soporte su posición en el debate. Lo cierto es que existe una cantidad enorme de consenso científico sobre que las vacunas no causan autismo.
¿Funcionan las vacunas? Sí. ¿Causan autismo? No. Hay una larga lista de enfermedades prevenibles con vacunación.
Si quieres investigar al respecto, formula preguntas específicas, como: ¿Las vacuna causan autismo?, ¿incrementan el riesgo de inflamación intestinal? Luego busca las respuestas en fuentes científicas confiables para ampliar esta información.
La ciencia opera basada en la filosofía de que la verdad se puede conocer si se diseñan correctamente los experimentos y los repetimos las veces suficientes para probar la hipótesis con rigor científico. Cualquiera con un teclado y una computadora puede inventar cosas, pero los científicos revisan y comprueban los experimentos de los demás científicos para asegurarse de que no están falseando los datos. Los expertos en un campo deben estar de acuerdo con las conclusiones de una investigación.
Es importante que la gente sepa que la correlación entre autismo y vacunas está basada en una flagrante mentira. El autor de este pseudoestudio es Andrew Wakefield, quien falseó sus datos con afán de lucro. Su licencia médica le fue retirada como consecuencia.
¿Cuáles son las consecuencias de no vacunar a los niños?
Para ponerlo en palabras simples, tus hijos estarán en riesgo de contraer enfermedades prevenibles, como la polio. Muchos no recordamos la terrible epidemia de polio.
No es lo mismo obtener información en Google, en sitios como Natural News o través de otros padres, que consultar a un médico experto. Quienes no vacunan a sus hijos lo hacen porque han recibido información equivocada.
Vivimos en una sociedad, nuestras acciones tienen consecuencias en los demás. Es nuestra responsabilidad proteger a nuestros hijos y a los hijos de nuestros vecinos. Nuestros ancestros soñaban con tener algo que protegiera a sus niños de estas horribles enfermedades. Hoy ese algo existe, se llama vacunas, y es imperdonable no usarlas.
La vacunación no es solo para proteger a tu familia, es también un asunto moral y cívico.
Wakefield, McCarthy, Kennedy y otros líderes de este movimiento antivacunas te están engañando. Son responsables de la muerte de muchos niños. Si tienes dudas, consulta a tu médico.