Lo más doloroso para un ser humano es que lo excluyan, no ser respetado y valorado, y no sentirse querido por los demás, porque ser aceptado y pertenecer es una necesidad.
Molestar, criticar, burlarse, meter el pie, poner apodos, decir groserías, son agresiones físicas y verbales que se definen como bullying, pero eso es lo superficial, lo verdaderamente importante es la esencia: que un agresor, muchas veces también es víctima.
Desgraciadamente, el bullying está en todas las escuelas y en todas partes. El término se acuñó en 1973, pero hay escuelas donde todavía no se reconoce, cuando la única forma posible de resolverlo inicia con reconocerlo, identificar al agresor y estandarizar su comportamiento: qué busca y cómo lo consigue.
La verdadera complejidad del bullying radica en que las estrategias son invisibles incluso a la conciencia de la víctima, que no se da cuenta porque se trata de confundirla y de que llegue a pensar que tiene la culpa de lo que le pasa, y que se pregunte qué hizo mal.
El Bully (agresor) es alguien que tiene la intención consciente de controlar y someter a sus víctimas porque necesita ser reconocido por el grupo.
Hay quien dice que siempre ha habido niños y ‘gente que molesta’, pero es importante tener empatía, que es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás: ¿cuántos recursos puede tener un niño para protegerse ante un acoso constante que se va generalizando?
Es difícil, incluso, que un adulto tenga los recursos para enfrentar y resolver conflictos desiguales de poder, y en lugar de darse cuenta de que los amigos están traicionando, se ‘ruega’ y se hace lo necesario para que no ser aislado porque es muy doloroso y amenazante verse excluido, y más doloroso mientras el vínculo es más cercano.
Los papás y los maestros no saben cómo resolver este problema. A veces aconsejan: «Ignóralo», y eso no sirve porque para el agresor es un reto, así que va a continuar agrediendo hasta ser tomado en cuenta.
Que el agredido le dé por su lado al agresor, que trate de ser su amigo y tenga detalles con él, no va a hacer que lo deje de agredir. En otras ocasiones, los papás sugieren: «Defiéndete, si tú le pegas yo te apoyo y voy a hablar con la maestra o la directora del colegio, y no te va a pasar nada». Si usas violencia con un agresor medianamente inteligente, vuelve a someterte con sus estrategias y hasta aprovecha para decir que él fue agredido sin hacer nada, apoyándose en los que estaban alrededor para que digan que es cierto y el que acaba expulsado eres tú.
También tiene el recurso de las redes sociales -porque estos agresores no son valientes- para esconderse y armar un chisme, transformando tu ambiente escolar; en donde eres criticado por lo que haces y por lo que dejas de hacer, porque no hablas, pero también si preguntas algo, ya sea una intervención inteligente o no porquehay que apagar a todo el que brille para que solo brille el agresor. Y lo más dañino de un chisme no es el chisme en sí, sino que todos y tus propias amistades lo crean; mientras más estrecho es el vínculo, es más doloroso.
El bullying es un acuerdo implícito entre el agresor y los que lo siguen, de no reconocer sistemáticamente a la víctima, descalificándola por lo que le sale mal y no reconociéndola cuando lo hace bien.
Fui agresor por más de quince años; lograba todo lo que se me ocurría, era íntimo amigo de los profesores, tenía 90 de promedio y al mismo tiempo sometía y controlaba a muchísimas de mis compañeras. Yo tenía el poder y las estrategias para seducir y manipular la percepción de los demás, para ser considerado como popular, líder, simpático, poderoso y buena gente, y que todos quisieran andar conmigo y pertenecer a mi grupo de amigos.
Ser víctima y/o agresor es doloroso y dejar de ser agresor es muy difícil por el temor a que sea descubierta su propia fragilidad, porque el 90% de los agresores en el colegio son víctimas en otro sitio; el que agrede todos los días en el colegio, con toda seguridad es agredido todos los días en otro ambiente, en el club o en su propia casa.
Entonces el bullying no es nada más el acoso escolar, se da en la familia, en los clubes sociales y en donde sea, siempre que haya un agresor, y quien no sabe reconocer a un agresor siempre va a ser vulnerable.
Afortunadamente ya hay un cuadro de características: quieren llamar la atención siempre, no soportan perder ni que los confronten, no toleran la frustración, aparentan que su vida es perfecta, solo lo suyo vale la pena y lo que hacen los demás es una tontería, no hablan de sí mismos, siempre están buscando que te equivoques para denigrarte, cada vez que tienes contacto con él te hace sentir menos y arrepentirte de algo que dijiste o hiciste.
El agresor pretende fundamentalmente dos cosas: someter a su víctima y que todos se convenzan de que él es poderoso, que siempre tiene una respuesta, que a él no le pasa nada, que si ustedes se atreven a defenderse, él va a tener una respuesta más fuerte y los va a volver a someter. Por eso, cuando el agresor hizo bien su trabajo, todos ven a la víctima con desagrado, y todo lo que hace y la forma como lo hace les parece desagradable. El poder del agresor es tanto, que ustedes en su mente se van a dar el permiso de empezar a molestarlo también. Los agresores son plenamente conscientes y tienen una estrategia que consiste en estar molestando y sometiendo a la víctima todos los días. Un día la víctima lo invita a comer a su casa porque está buscando la aceptación del agresor y este se porta sensacional con la víctima, mejor de lo que nunca nadie se había portado con él y la víctima tiene la fantasía de que ya la libró, pero al día siguiente en la escuela empieza otra vez la burla y el sometimiento. Es un proceso tan complejo que muchas veces la víctima llega a culparse por lo que le sucede y se pregunta qué hizo mal o qué está mal en él, en su familia y en su casa, con qué la ‘regó’ para que las cosas estén así. La realidad es que es una táctica de los agresores, una estrategia de ‘revinculación’ que consiste en que creas que ya no te va a hacer todo lo que te ‘hacía’ para entonces volverte a someter y demostrar otra vez a todos, el poder que tiene.
Otra estrategia es la que emplean cuando la víctima está siendo fuerte y no puede entrar de forma directa, entonces amenaza a las amigas o amigos para que todos traicionen a la víctima y no solo dejen de ser sus amigos sino que sean amigos del propio agresor.
¿Qué está pasando con el Facebook? Son tan valientes que se esconden atrás de la pantalla y cualquiera tiene creatividad para inventar TODO y muchos de ustedes lo ‘naturalizan’: «Bueno, pero no le va a pasar nada, solamente decimos que es una zorra». Y después los papás le dicen a ella: «Que no te importe hija». Y yo le pregunto a esos padres de familia ¿cómo puede hacer para que no le importe? Si antes era Fer la que tenía amigas y un buen prestigio, éxitos en la escuela y en su propio proceso de vida y de socialización en la escuela, y ahora es ‘la zorra de la escuela’ y todos la tratan como zorra y la rechazan. Y sucede que todos duermen su conciencia y su propia sabiduría interna por una fantochada y justificación torpe, porque está chistoso y «no le va a pasar nada»; ¡no se vale! No se vale hacernos ‘pato’ con nuestra propia conciencia. Lo que vengo a platicarles desde mi propia posición de haber sido agresor y haber sido víctima es que ustedes elijan ser valientes y enfrenten sus propios miedos. Ser agresor es no tener el valor de enfrentar tus propios miedos. Una persona con máscara de fortaleza, de que todo le sale bien y de que es el bueno para todo, mientras más fortaleza exhiba, más fragilidad interna está escondiendo; mientras más gruesa es la máscara es porque necesita tapar más, y a los que tienen esa máscara, les digo que es una tristeza que no estén encontrando los recursos para enfrentar sus propios miedos y necesiten controlar al de junto, qué tristeza porque ser agresor es sabotearte todos los días, es negarte la posibilidad de aprender a enfrentar y superar tus miedos, es negarte la posibilidad de ser valiente y convertirte en la mejor versión de ti mismo; solo depende de ustedes, nadie puede hacer nada al respecto más que ustedes mismos, es una elección libre haciéndose conscientes, analizando si lo que están haciendo les está funcionando. Todas nuestras elecciones tienen un cargo de responsabilidad que no nos puede quitar nadie porque el que elige es uno mismo, y la responsabilidad es de uno mismo y de nadie más.
A los agresores les digo que no se den permiso de seguir siendo víctimas de sus propios miedos, de estar encadenados a la necesidad de ‘brillar’ para que otros los admiren.
A las víctimas les digo que no son ustedes el problema, es un problema del agresor; no se den permiso de confundirse, las estrategias de control van encaminadas a confundirlos. Ustedes se van a convertir en quien elijan convertirse. Solo ustedes mismos van a elegir. No se van a convertir en ‘zorra’ o en ‘teto’ a menos que ustedes se lo crean y piensen que merecen ser tratados de esa manera. Otra cosa es que se vale tener miedo al agresor y pensar que ‘no puedes’ porque el bullying se trata de que el agresor te ubique en una posición en la que creas que no puedes defenderte, y lo tercero es que no se defiendan porque entran en el juego del agresor, en la posición de perdedores. Ustedes se preguntarán: ‘¿Entonces que hago?’ No hay que defenderse del agresor, hay que protegerse del acoso. Ustedes eligen con quién se relacionan.
Tenemos una sabiduría interna orientada a nuestro propio desarrollo y sabemos si nos funciona la relación con un compañero o no. Cada uno elige con quién quiere estar. No debes querer pertenecer a un grupo en donde no eres aceptado tal como eres y para estar ahí, tienes que ser como los otros quieren o van a estar criticándote todo el tiempo y vas a acabar sometido.