Por Bertha Herrerías
Hay de parejas a parejas. Todos lo hemos visto. Algunas mejores y otras peores; de todo tipo y condición. Pensemos, ahora, en una pareja excepcional: siempre se llevan bien, resaltan lo mejor de cada uno y, juntos, son mejores y más felices. Hablamos de la música y los libros.
Se llevan tan bien que el año pasado tuvieron un Nobel: Bob Dylan. La música es inmejorable compañía para los libros, solo equiparable al silencio; la lectura es pareja natural de la música, solo comparable al silencio. Neruda decía que quien no lee, quien no oye música, quien no viaja, muere lentamente. Y le sobraba razón.
Tenemos que darnos la oportunidad de disfrutar de la lectura… y de la música; mejor si es al mismo tiempo. Juntos son más que dos. Un buen libro y una adecuada selección musical. Parece fácil, pero muchas veces no lo es. Como todas las parejas, deben encontrar equilibrio y armonía. Afortunadamente las combinaciones son infinitas.
Hay libros que nadan entre dos aguas y, a su manera, las conjuntan; libros que hablan de música y nos ayudan a encontrar esa pareja ideal. Tenemos tres excelentes ejemplos a la mano: Playlistmanía, de Benjamín Salcedo, de LID Editorial Mexicana; Letras Completas de Bob Dylan, de Malpaso Ediciones; y Muy personal, de Joaquín Sabina, de Editorial Planeta.
Son tres recorridos por el mundo de la música desde tres diferentes puntos de partida; personales, subjetivos y apasionantes porque, finalmente, tanto la música como los libros, son lugares en los que coincidimos alguna vez y al llegar reconocemos como propios.
La armonía entre las letras y las notas, las páginas y los pentagramas no es cosa nueva. Hay miles de ejemplos. Además de las mencionadas, éstas son algunas obras ligadas a la música que nos hablan de esa rica simbiosis. Sin embargo, lo mejor es hacer una selección personal, ficción o no ficción, clásica o moderna, escoger un libro y una buena pieza y ponernos a disfrutar:
El ruido eterno, de Alex Ross; Cómo escuchar la música, de Aaron Copland; Alta fidelidad, de Nick Hornby; Los grandes compositores, de Harold Schonberg; Nuestro grupo podría ser tu vida, de Michael Azerrad; El triunfo de la música, de Tim Blanning; Musicofilia, de Oliver Sacks; La imaginación sonora, de Eugenio Trías y muchos más.