WASHINGTON (AP) — La explosiva acusación del presidente Donald Trump de que Barack Obama espió las llamadas telefónicas en su rascacielos de Nueva York durante la campaña presidencial lo ha dejado cada vez más aislado, sin que sus aliados en el Capitolio y en su gobierno ofrezcan evidencia para apoyarlo.
El secretario de Justicia Jeff Sessions dijo el miércoles que él no le había dado a Trump ninguna razón para que creyera que el presidente Obama había escuchado sus conversaciones por teléfono. Por su parte, el representante republicano Devin Nunes, presidente de la Comisión de Inteligencia de la cámara baja, dijo que no ha visto datos que respalden la afirmación de Trump, y luego fue más allá: insinuó que dicha declaración, efectuada en una serie de tuits el 4 de marzo, no debería ser tomada al pie de la letra.
«¿Van a a tomar los tuits literalmente?», preguntó Nunes. «Si así lo van a hacer, entonces es evidente que el presidente estaba equivocado».
Pero Trump, en una entrevista el miércoles con Fox News, pronosticó que en las próximas dos semanas «habrá algunas cosas muy interesantes que quedarán en primer plano».
Las acusaciones efectuadas por el presidente lo han puesto en una posición potencialmente peligrosa a medida que avanzan las investigaciones del Congreso sobre la participación de Rusia en los comicios de 2016 y los posibles contactos de funcionarios rusos con socios de Trump. El FBI también está investigando.
Si no surge evidencia de espionaje telefónico en la Trump Tower, su credibilidad recibiría un nuevo golpe. Si hay pruebas de que el gobierno de Obama aprobó el monitoreo de Trump o de sus socios, eso insinuaría que el gobierno tenía razones para tener sospechas de sus contactos con Rusia y un juez habría autorizado el espionaje.
El presidente, que aparentemente hizo sus afirmaciones en un arranque de ira, les ha solicitado a los legisladores que las investiguen. A su vez, éstos le devolvieron la solicitud al gobierno, pidiéndole al Departamento de Justicia que proporcione evidencia de actividades de escuchas.
Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, dijo el martes que el presidente tiene «mucha confianza» en que el Departamento de Justicia proporcionará la evidencia que lo reivindicará.
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Los periodistas de la AP Deb Riechmann, Sadie Gurman y Richard Lardner contribuyeron con este despacho.