La llegada de Luis Videgaray a la cancillería puso de manifiesto la voluntad de nuestro gobierno para lograr un diálogo asertivo que pudiera establecer consensos en las negociaciones con el gobierno de Trump. A la distancia, es claro que el hoy titular de Relaciones Exteriores fue palomeado por, en aquél entonces, el candidato republicano, derivado de las gestiones realizadas para la tan criticada pero estratégica visita a nuestro país.
Lejos de apasionamientos y de la crítica subjetiva e irracional, el Presidente Peña Nieto acertó políticamente en su cálculo sobre el adelantado acercamiento con Trump. En la batalla de los discursos y los tuitazos, muchos sugieren que México debe endurecer los propios y hasta mostrarse agresivo y temerario. Sin embargo, quienes opinan así, pasan por alto la dependencia que desde siempre hemos tenido con aquellos y que, evidentemente, en la relación estamos en la posición más débil.
El mundo está disputándose por cuatro principales potencias: Estados Unidos, la Comunidad Europea, China y Rusia. No es difícil pensar que Trump pretende frenar a Europa haciendo contrapeso con Rusia apoyándola en su intención de recuperar los territorios soviéticos y, en consecuencia, lograr un dólar más competitivo frente al euro, así como generar rutas comerciales y de petróleo favorables para ellos. También, equilibrar las fuerzas entre rusos y chinos quienes comparten frontera y objetivos comerciales, sobre todo ante el crecimiento voraz de estos últimos.
¿Del lado de quién estará México? Pensaríamos que del mejor postor. Sin embargo, en la dependencia que tenemos de la potencia número uno del mundo, la estrategia a seguir sea cual sea, debe ser sumamente prudente. Nuestra posición geográfica y económica deben ser premisa para evitar decisiones apresuradas que traigan consigo consecuencias desastrosas.
Sin embargo, el Presidente Peña Nieto realizó una carambola de tres bandas. Reposicionó a Luis Videgaray, inclusive, para eventualmente obtener la candidatura de su partido para la próxima presidencia. Además de favorecer el diálogo en las negociaciones con el gobierno de Trump, pues fue éste antes que el propio Presidente de México, quien mencionó las cualidades y necesario el regreso al gobierno del nuevo canciller.
De llegar a buen puerto las negociaciones, entre otras cosas, se traducirá en apoyos para que desde Estados Unidos se impida la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia, mismo que no cuenta con la confianza de este gobierno y que hoy sigue estando adelante en las encuestas. El último anuncio de AMLO en el que presenta a quienes integrarían su gabinete de llegar a la Presidencia, hace aún más complicada la competencia contra él, pues entre ellos estará Esteban Moctezuma como Secretario de Desarrollo Social. ¿Será que el ex Presidente Ernesto Zedillo está detrás? De ser así, quienes no quieren que AMLO llegue a la Presidencia no pueden rechazar ningún apoyo en contra de éste.
En el discurso en el que anunciaba los nuevos nombramientos de Relaciones Exteriores y de Cultura, el Presidente señaló como una instrucción prioritaria reforzar los vínculos comerciales con Latinoamérica y el Pacífico, lo que también es un mensaje para el gobierno de Estados Unidos y su intención de fastidiar las relaciones migratorias y mercantiles.
Ésta puede ser la oportunidad de nuestro país para lograr una posición relevante en la geopolítica mundial y terminar con la dependencia económica, política y cultural que tenemos con Estados Unidos (lo cual no significa prescindir de tener tratos comerciales con ellos) al voltear a ver a Latinoamérica, la Comunidad Europea o China como destino de nuestras exportaciones. ¿Cuánto petróleo, productos agroalimentarios y servicios les podríamos vender? ¿Cuántos empleos podrían generar si invierten en México? También es importante esta oportunidad porque con la llegada de China y la Comunidad Europea a nuestro país como inversionistas, significaría ganarle terreno en la materia a Estados Unidos, empoderándose y ganando una posición estratégica como lo es nuestro país.
Finalmente, lo cierto es que el Presidente Peña Nieto tiene una nueva oportunidad. Después del efímero momento mexicano, hasta ahora no había surgido ninguna otra que pusiera a nuestro país en la agenda e interés mundial. Nuestro gobierno tendrá que ser visionario de acuerdo a nuestras reales posibilidades económicas y políticas internacionales.
Desde el 2012 la presente administración comprendió la importancia de la relación con China; así, se había concertado el ambicioso proyecto Dragon Mart en Quintana Roo, mismo que por razones extrañas terminó cancelándose. En ese tenor, en 2015 también se concibió la importancia de ampliar los lazos comerciales con la Comunidad Europea. La Presidencia de la República había anunciado a mediados de aquél año su participación en los festejos conmemorativos de la Revolución francesa. De igual modo, su intención de concretar acuerdos comerciales. Coincidentemente, mientras el Presidente viajaba a Francia para acudir a los festejos y cerrar negocios con Europa, el Chapo Guzmán se escapaba del penal Federal del Altiplano, situación que debilitó aún más la figura presidencial y a su gobierno.
En fin, si bien es cierto que estamos en una posición histórica, también es cierto que ante toda decisión debe mediar la prudencia y, sobre todo, el interés general de los mexicanos y no de algunos cuantos.
Fuente: https://elsemanario.com/colaboradores/marcial-manuel-cruz-vazquez/190495/mexico-juego-geopolitico-del-mundo/