Los días más felices son aquellos que nos hacen sabios. John Masefield
La crianza de los hijos no es cosa fácil, toda madre y padre sabe muy bien, que ser padres es un aprendizaje permanente, y aun así no deja de ser una constante sorpresa, pues a medida que pasa el tiempo los hijos van cambiando, no solo porque van creciendo, todo en ellos sufre variaciones, incluso en el periodo de la adolescencia, pueden llegar a convertirse en seres que nos cuesta reconocer, se aíslan, se cierran y en muchos casos nos toman por enemigos, sin embargo, si tenemos la fortaleza y la serenidad para sobre llevar cada etapa, de seguro los resultados serán satisfactorios.
El caso es que cada hijo es una caja de sorpresas y siempre queremos influir en su vida, en sus decisiones, en la manera en que labrarán su camino, esperamos que ante todo sean personas felices, amadas y que amen libremente, deseamos que vivan cada oportunidad que nunca tuvimos y que de alguna manera siempre recuerden cada consejo que les damos, cada palabra, cada alerta que generamos en ellos.
Indudablemente, si queremos que nos tengan en cuenta y poder tener influencia en cada uno de ellos, es indispensable que seamos parte de sus alegrías, de sus recuerdos reconfortantes, de sus pensamientos de amor y de esas sonrisas que se dibujan en sus rostros cuando piensan en cosas agradables. Esto no quiere decir que debamos perder la capacidad de poner ciertos límites, de mantener el orden y la disciplina básica de las cosas para que ellos no pierdan el norte y siempre tengan una orientación clara, sin embargo, no todo en la vida es tan exigente, la felicidad se conforma de momentos de alegría y no hay nada más satisfactorio y placido para un padre, que ser parte de esos momentos de dicha de sus hijos.
El comportamiento de los niños es un reflejo del de los adultos. Examina que te impide amarte y disponte a liberarte de ello. Serás un maravilloso ejemplo para tus hijos. Louise Hay
¿Que necesitamos para que esto no sea sencillamente una ilusión o un deseo?…para materializar esta acción, es necesario que dispongamos de calidad de tiempo con nuestros hijos, que tengamos la capacidad de organizar nuestro tiempo para poder estar presentes en esos momentos de felicidad en los cuales ellos son protagonistas, donde nos necesiten, donde puedan buscarnos con la mirada y recordar nuestra sonrisa de orgullo.
También es necesario saber ser solidarios, apoyarlos en sus momentos de desolación, sin juzgarlos, únicamente saber escuchar y buscar en el silencio, las palabras justas para levantarlos; mantener la prioridad en nuestras vidas, no importa cuál sea nuestra pasión en la vida, los estudios, la profesión, algún deporte o cualquier otra cosa, desde el momento en que recibimos el hecho de ser padres, nos debemos a alguien mas y si bien no debemos anularnos como personas, es menester mantener la sensatez de estar para ellos, de compartir, de ser compañía y de recordar que los hijos buscan siempre, si encuentran seguirán buscando y si dejan de encontrar ya no se acercarán jamás.
En nuestra vida de padres, siempre tendremos la necesidad de influir en la vida de nuestros hijos, ese de alguna manera es nuestro rol, el error esta en pensar que la única manera de influir en la vida de tu hijo es desde la autoridad, la disciplina o el orden, desde el juicio y la cordura y dejamos de un lado, la manera más placentera y directa de convertirnos realmente en una verdadera influencia en la vida de nuestros hijos, que son precisamente los espacios de sus alegrías de los cuales nos hacemos partícipes.
No podemos ver a la virtud sin amarla, ni amarla sin ser felices.
François Fénelon
Todos en la vida tenemos buenos y malos recuerdos, los malos que causan tristeza solemos dejarlos ir de manera rápida de nuestra mente, los que nos causan alegría los traemos una y mil veces cada vez que necesitamos un respiro…escoge en la vida de tu hijo, en que parte de los recuerdos quieres estar.
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