Se dice que tu cerebro solo requiere de 7 segundos para decodificar mensajes y generar la primera impresión de alguien… ¡7 segundos! El tiempo se vuelve tan relativo que en ese mismo rango de tiempo se pueden hacer muchas más cosas, puedes emocionarte con el inicio de tu canción favorita, creerte invencible al casi domar a un toro, o mejor aún, tener la sensación de que tu alma sale del cuerpo al saltar de un paracaídas. Los sentimientos que te causa cada situación son diferentes, en algunas nuestra imagen se puede ver favorecida y en otras no tanto. Pero…¿qué pasa cuando esos segundos, minutos u horas hicieron añicos tu imagen ante las demás personas? A pesar de escuchar muy seguido la frase “la primera impresión es la que cuenta”, existen algunos puntos que te ayudarán a comprender tu imagen actual y ayudarte a mejorar la percepción que se tiene de tí.
A continuación te los mencionamos:
Ya habrá prejuicios. En ocasiones, al momento de conocer a alguien nuestro comportamiento suele combinarse con nerviosismo o mucha adrenalina, por lo que las reacciones que tengamos no necesariamente son un reflejo de quien somos realmente, ya sea para bien o para mal. Por lo tanto, si tu primera interacción no fue favorable para tu imagen, automáticamente se te otorgará una “etiqueta” que te representará hasta probar lo contrario. Lo único que puedes hacer es aceptarlo y aprender de aquella situación para no repetirla ni reforzar esa percepción.
Relájate. Existen las segundas oportunidades, pero no todos tienen la posibilidad de tener una, por lo tanto, si te encuentras en ese momento … ¡RELÁJATE! Actúa como si nada hubiera pasado, muéstrate sonriente y natural, de lo contrario las personas notarán tu incomodidad y podrías causar el mismo ánimo en ellas. Recuerda que ya tienes una etiqueta y tus acciones pueden reforzarla o mejorarla. Cuida los mensajes y estímulos que sigues enviando.
Reconoce tus errores. Es de valientes reconocer que nos equivocamos, es un acto de humildad que se agradece ante cualquier situación. Por lo tanto, discúlpate en el momento que consideres adecuado y explica los motivos del comportamiento que hayas tomado. Utilízalos como una oportunidad y asócialo a una cualidad positiva que tengas.
Sé totalmente tu. No hay un medicamento ni una máquina que pueda producir a un ser humano perfecto. Tenemos que ser conscientes que a lo largo de nuestras vidas vamos a ser rechazados por personas que no concuerden con quien somos. Sin embargo, también van a existir ocasiones en las cuales estemos dispuestos a modificar ciertos comportamientos frente a otros para tener una convivencia más armónica. Si ese es el caso, actúa siempre fiel a tu personalidad, respeta quién eres y sobre todo con naturalidad, evita caer en las actitudes que te llevaron a generar una mala percepción de tí y aprende a reconocerlas para poder cambiarlas. Recuerda, aprender de nuestros errores nos hará crecer.
Ríete del asunto cuando sea prudente. Tomar nuestras propias desgracias con humor nos ayudará a relajarnos y recordarnos que no queremos repetir esas situaciones. Cuando te encuentres en una situación similar a la que te llevó a generar una mala primera impresión, trata de reaccionar con una actitud completamente contraria a la inicial con tono de burla. Esto se podría convertir en un “chiste local” que generará un sentimiento distinto al inicial.
Pon en práctica estos puntos y notarás que tus metidas de pata no afectarán de manera tan severa tu imagen pública. Recuerda que nuestras acciones cotidianas hablan mucho de nosotros, cuida las palabras que utilizas y el comportamiento que tienes con los demás.
Imagen Pública
Nuevo Polanco, Ferrocarril
de Cuernavaca 683.
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