Seis claves para superar los problemas

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La resiliencia y la superación personal: del reto al éxito

El neurólogo francés Boris Cyrulnik, neurólogo, psicoanalista y psiquiatra, recuerda el valor de la resiliencia, esa capacidad de las personas de sobreponerse a periodos de dolor emocional y a las situaciones adversas de manera que se transformen en ocasiones para crecer y madurar.

Es importante desarrollar la capacidad de adaptarse, aprender y superar la adversidad cuando abordamos situaciones que implican sufrimiento o retos a los que tenemos que responder para poder seguir caminando en la vida.

Hay momentos de la vida en los que nuestros pensamientos, sentimientos y decisiones diarias requieren más atención de lo ordinario. Solemos considerar los eventos traumáticos o difíciles algo negativo y tendemos a sentir lástima hacia nosotros mismos o hacia las personas que los están atravesando. Esto es algo instintivo. Pero si lo analizamos mejor podemos darnos cuenta de que cada uno de estos momentos se puede transformar en una ocasión privilegiada de crecimiento en diversos aspectos de nuestra vida.

La resiliencia es la capacidad para hacer frente a las adversidades de la vida saliendo fortalecido de ellas. Es el resultado de un proceso dinámico que varía según las circunstancias, la naturaleza de la situación, el contexto y la etapa de la vida del individuo, que se puede expresar de diferente manera según la cultura.

En general, hay una serie de características que comparten las personas resilientes de todas las culturas.

    • Seguridad en sí mismo y en su capacidad de resolver los problemas.
    • Presencia clara de valores en la vida y de la certeza del apoyo social.
    • Actitud de ser causa de lo que sucede a su alrededor.
    • Aprenden tanto de las experiencias positivas como de las negativas.
    • Actitud positiva y creativa ante los nuevos retos de cada día.
    • Curiosidad y apertura a nuevas experiencias.
La resiliencia y el cambio en la vida

El desarrollo de la resiliencia nos lleva a potenciar continuos cambios positivos en la propia vida. Se logra por medio de circunstancias adversas y dolorosas, que son las que más lecciones nos regalan en la vida.

  • Cambios en uno mismo: aumentan la confianza en las propias capacidades para afrontar las adversidades que nos presente el futuro.
  • Cambios en las relaciones personales: la vivencia traumática puede fortalecer la unión de las relaciones con las personas que han estado en estos momentos tan duros.
  • Cambios en la filosofía de vida: las experiencias duras tienden a sacudir las ideas sobre las que se construye nuestra visión del mundo. Cambian las escalas de valores y se tiende a dar más valor a lo que realmente lo merece.

Solemos considerar los eventos trumáticos o difíciles algo negativo y tendemos a sentir lástima hacia nosotros mismos o hacia las personas que los están atravesando

Según la Asociación Sociológica Americana hay 6 cosas que está en nuestras manos hacer para ser más resilientes:

  • Potenciar las relaciones afectivas: en estos momentos tenemos que dejar ayudarnos más que nunca y establecer vínculos afectivos con familiares, amigos y personas que para nosotros sean importantes. Ayudar a otros también puede ser beneficioso para fortalecer la resiliencia.
  • Evitar ver los fracasos como obstáculos para crecer: no se puede evitar que ciertos acontecimientos que nos hacen daño aparezcan en la vida, pero si podemos decidir sobre la manera como los interpretamos y el modo de reaccionar ante ellos.
  • Reaccionar estimulando las actividades que te hagan sentir mejor durante los momentos agudos de crisis o dolor.
  • Llevar a cabo acciones decisivas: en situaciones adversas busca soluciones y actúa de la mejor manera que puedas, según tus circunstancias. Sentirás que estás haciendo algo productivo para cambiar tu situación.
  • Busca oportunidades para descubrirte: piensa en aquellas cosas que gracias a esto has aprendido y en qué aspectos has mejorado. Verás que el sufrimiento no ha sido en vano y que has crecido en este proceso.
  • Cultivar una visión positiva sobre ti mismo sin perder la esperanza: confía en tus capacidades para resolver los conflictos por los que estás atravesando y en lo valioso que eres.

Seguramente conoces a alguna persona que admiras por la actitud positiva y la entereza con la que afronta los problemas en la vida. Si escarbas un poco es muy probable que encuentres que en el pasado ha vivido circunstancias de vida difíciles, que le ayudaron a forjar ese aspecto de su carácter. También hay las que se han dejado caer frente a la adversidad, adoptando el papel de víctimas eternas, como si la vida les debiera algo; pero no es así, y esa actitud solo sirve para obstaculizar su propia felicidad y desarrollo personal. Desarrollar la resiliencia implica un esfuerzo, pero después facilita la vida en forma sorprendente.

Javier Fiz Pérez