El escritor y comunicador Raúl Espinoza Aguilera acaba de publicar su más reciente libro Mejores Familias. Construyendo una sana convivencia.
Hoy día, en que se pretende desvirtuar el verdadero sentido del matrimonio, Raúl Espinoza presenta argumentos claros sobre cómo la sociedad necesita familias estables que permitan a sus hijos crecer felices, dentro de un entorno amable y cordial para el armónico desarrollo psicológico y humano de los hijos, así como para la gradual y paciente forja de futuras personalidades.
En el fondo del corazón humano –escribe– late la imperiosa necesidad de amar y ser amado, y el núcleo familiar es el sitio adecuado y óptimo para desarrollar las virtudes, los valores, así como para potenciar las habilidades y capacidades intelectuales y afectivas.
M: ¿Qué fue lo que te motivó a escribir tu más reciente libro “#MEJORES FAMILIAS. CONSTRUYENDO UNA SANA CONVIVENCIA”?
R: Con ocasión del fallecimiento de mi madre –mi padre había fallecido años antes- me pregunté, ¿cuál ha sido el legado que nos han dejado mis padres a mis seis hermanos y a mí?
He hice un repaso de las virtudes y los valores en que fuimos formados y que son tan importantes, como: generosidad, espíritu de servicio, orden, fortaleza, aprovechamiento del tiempo, animar a mejorar en el rendimiento académico, cultivar amistades que nos ayuden a superarnos como personas, ser sociables y participar en eventos deportivos y en fiestas; practicar la fe religiosa y colocar a Dios en el centro del hogar; tener aprecio y consideración por los abuelos, los tíos y las personas mayores; ayudar con frecuencia a los que se encuentran en pobreza extrema…
M: ¿A qué te refieres, en el segundo capítulo de tu libro, cuando describes una serie de consejos para conseguir una grata convivencia entre los esposos?
R: Me refiero a que el amor en el matrimonio es como una pequeña planta que es necesario regarla todos los días a base de cuidar las manifestaciones de cariño entre los cónyuges y practicar diversas cosas pequeñas pero trascendentes que contribuyen a que ese amor crezca, se fortalezca y madure con el tiempo. Recogí en este libro una anécdota de un amigo mío, profesionista casado y con cinco hijos, que me decía que cada semana escogían -su esposa y él- una noche para ir solos a cenar, al cine, a bailar… Y añadía que habían elegido un lema en su matrimonio: “¡Permanecer siempre como novios!” Y cuando tenía que viajar a otros países en plan de negocios, siempre se hacía acompañar de su esposa con la finalidad de continuar tratándose con intimidad y afecto. Eso es precisamente lo que propongo en este capítulo: el cultivar siempre esos detalles de afecto para que el amor perdure por toda la vida.
M: Y en lo relativo a la convivencia familiar, ¿qué sugerencias propones?
R: Dedico un extenso capítulo a explicar cómo se puede progresar en esa conveniencia y sugerir la práctica de una serie de pequeñas pero determinantes virtudes para convertir el hogar en un lugar agradable y donde se antoje estar porque cada miembro de la familia se siente querido por los demás. Comienzo exponiendo ese capítulo, bajo el título: “¡Si cedes, todos ganan!” Ya que es necesario que cada uno salga de la esfera cómoda pero perniciosa del propio egoísmo y de la imperiosa necesidad de estar pendientes de los demás; de interesarse por sus gustos y aficiones; de querer a los que convivimos tal y como son y no como nos gustaría que fueran. Me refiero a ciertas maneras de ser, que no son materia grave para hacerles la oportuna corrección, pero que son menudencias que nos resultan menos simpáticas. Considero que hay que pasar por alto, con elegancia y caridad, esas diferencias en las maneras de ser, en los hábitos de los demás y respetar la personalidad de cada uno.
M: ¿Qué otros conceptos recomiendas para vivir en familia?
R: También señalo la importancia de “ponerse en los zapatos de los demás”. Es decir, cada persona es única e irrepetible. Por lo tanto, tiene su propio carácter y temperamento. Cada miembro de la familia debe de ser tratado de modo particular para ir logrando el desarrollo armónico de su personalidad. Si una hija es susceptible y con sensibilidad artística no se le puede tratar de la misma forma que a un hijo mayor adolescente aficionado a los deportes extremos, con un carácter un tanto brusco pero noble y que le gusta que le digan de frente las cosas, como dicen los jóvenes, “todas las netas”.
M: ¿Qué otro tema consideras importante en tu libro sobre cómo lograr una grata convivencia en el hogar?
R: Decir “no” a los rencores y resentimientos. Que hay que aprender a perdonar, comprender y disculpar, desde el primer momento, ¡y siempre! Porque si no hay olvido de un supuesto agravio, no hay verdadero perdón. Y es que en toda convivencia es natural que surjan roces y fricciones. Ahora bien, cuando hay que corregir a un hijo, pienso que debe de hacerse con el don de la oportunidad y de la prudencia, de tal modo que no quede herido o lastimado interiormente, sino decírselo en plan positivo, constructivo y comprenda que se le está brindando una ayuda por su propio bien y para que mejore como persona. Dicho en otras palabras, presentárselo como un reto, un desafío para crecer en una virtud o arrancar algún defecto. Pase lo que pase en una familia, por encima de cualquier circunstancia, se encuentra el afecto y el amor para perdonar de todo corazón y que se mantenga el cariño mutuo.
M: ¿Alguna otra idea que quieras añadir para lograr una amable convivencia en la familia?
R: Sí, otro elemento que considero fundamental, es fomentar en el hogar la alegría, el optimismo, el entusiasmo, el trato cordial, fraterno y el buen humor. Nada hay más agradable que mantener el gozo y la alegría en la familia que aprender a ver el lado divertido de la vida cotidiana. Aunque, en ocasiones, no se esté de ánimo o se esté mal de salud, se puede añadir un “plus”; es decir, hacer un esfuerzo adicional para sonreír, estar amables y simpáticos.
Los hijos crecerán en un ambiente distendido, conviviendo juntos y pasando gratos momentos que después se recordarán como verdaderos tesoros en la historia de cada familia.
“MEJORES FAMILIAS. CONSTRUYENDO UNA SANA CONVIVENCIA” (Panorama Editorial, México, 2017) es una publicación amena, con anécdotas divertidas y reflexiones profundas e interesantes, cuyos consejos pueden contribuir a consolidar un matrimonio pleno, maduro y duradero, así como lograr que el ambiente en el hogar –con la colaboración de todos sus miembros– sea cada vez más cordial, formativo, afectuoso y alegre.
Raúl Espinoza Aguilera