Las nuevas tendencias tecnológicas avanzas cada vez más rápido. Los jóvenes, al tratar de mantener su paso, suelen caer en actitudes que poco a poco se convierten en los que podríamos llamar trastornos o enfermedades.
En un artículo escrito por Andrés Guillén para el portal de BBVA son mostradas varias situaciones en las que la unión millennial-smartphone se convierten en un problema evidente y de tamaño generacional.
«¿Vista, manos y mente cansada? ¿Esclavo del ‘smartphone’ por las interminables ‘selfies’? Los jóvenes son los que más sufren las adicciones tecnológicas y las nuevas dolencias del siglo XXI.
Tres horas diarias. Es el tiempo medio dedicado por los jóvenes a sumergirse en el mar digital, según estudios realizados por Nominalia y TNS. El informe PISA señala que un 22% de los jóvenes españoles son usuarios extremos de Internet, que pueden llegar a seis horas de conexión al día. El periodo de tiempo conectadas al ‘smartphone’ cada vez es mayor en las generaciones más jóvenes ¿Qué contenido consumen y a través de qué dispositivos lo hacen? Y, más importante, ¿qué enfermedades y adicciones sufre esta generación?
Primero, un selfi
El mito griego de Narciso ha cobrado vida en muchos usuarios de redes sociales como Instagram o Snapchat y sus publicaciones efímeras. El gusto por conservar los recuerdos y la falta de pudor al exhibir cada aspecto de la vida privada parecen los factores que han dado lugar a esta adicción. Sin embargo el psicólogo Jonathan García-Allen declara al medio Psicología y mente que “los selfies son consecuencia de la cultura y el sistema socioeconómico en el que vivimos. Hemos sido educados para consumir estética, ocio y espectáculo porque son elementos axiales de una sociedad que tiende a la enajenación de las personas y a la normativización de ciertos criterios sobre la belleza y la diversión”, aunque añade “el problema principal no son las nuevas tecnologías, sino el uso patológico de las mismas”.
Adictos o no, la ‘generación Y’ lleva asociada la autofoto a su estilo de vida. No por menos la palabra selfi fue elegida por Fundéu como la palabra del año ya en 2014. Y para hacerse las mejores fotos, hay un montón de complementos en el mercado. Aunque el ‘monopod’ sea un completo extraño, si se le llama por su sinónimo, ‘palo selfie’, todos recuerdan una imagen en la Torre de Pisa o las cataratas del Niágara empañada por decenas de palos metálicos de colores. Otros ‘weareables’ son los miniobjetivos, que convierten la foto a ‘ojo de pez’ o ‘ángulo amplio’; trípodes que giran 360º y aseguran las mejores panorámicas; e incluso fundas de móvil con ‘flash’ y foco incorporado.
Los riesgos para la salud del tecnoadicto
Estos avances tecnológicos y sociales se han sucedido exponencialmente en los últimos años, y los jóvenes aprovechan no sólo el potencial de los aparatos digitales para la fotografía, sino todo aquello que les ofrece la actual era digital. Los problemas de salud, económicos y culturales son la otra cara de la moneda. Algunos de estos males, aunque no son tan exclusivos de esta generación, sí se han agravado debido a esta ‘etapa 2.0’:
- Nomofobia. Esta patología quizás es la más típicamente ‘millennial’. El anglicismo hace referencia al miedo, angustia y obsesión que sufren determinados individuos al no disponer de su ‘smartphone’ o de conexión a Internet. La adicción a la hiperconectividad e información es algo característico de los más jóvenes, que pueden superar hasta siete horas al día conectados.
- Consumismo permanente. La búsqueda de la gratificación instantánea, la novedad y el compartir experiencias han generado el llamado ‘When What Where I Want’ (qué, cuándo y dónde quiero’, en inglés), que se traduce en la compra inmediata a través de dispositivos móviles. Aunque pueda parecer una ventaja para las marcas, estas no saben como llegar a la generación millennial que toma las decisiones de manera más precipitada.
- La fatiga visual, la sequedad del lagrimal y otras enfermedades de la visión deben su existencia, en gran parte, a la cantidad de horas que los internautas pasan delante de la pantalla ¿Qué otra parte del cuerpo parece afectada por el uso excesivo de estos dispositivos virtuales? Aunque parezca increíble, los pulgares, la muñeca y las manos son candidatos a sufrir distintas patologías por el uso excesivo del teclado virtual.
- Distimia. Esta palabra poco conocida hace referencia a una enfermedad famosa: la depresión. En este caso, se trata de una forma leve, pero crónica. Esta alteración en el estado de ánimo, sobre todo en los jóvenes, puede no detectarse y afectar al ámbito laboral y social ¿Qué lo puede desencadenar? Desde un cartel que rece: ‘entradas agotadas’ hasta la falta del vídeo semanal de su ‘youtuber’ favorito.
El problema principal no son las nuevas tecnologías, sino el uso patológico de las mismas” García Allen
Cuando la afición se convierte en obsesión
Algunos psicólogos, como José Félix Rodríguez, defienden que el ‘fenómeno fan’ en jóvenes y adolescentes no debe preocupar, ya que corresponden a movimientos grupales y de pertenencia a un colectivo. Aún así, este psicólogo recalca que “hay ciertas personas que no consiguen establecer esta identidad y pueden verse volcados a fenómenos enfermizos de idealización de otros”. Algunos ejemplos podrían ser la crítica que reciben algunos ‘influencer’ a su estilo de vida. Aunque cuenten con su propio equipo y largas sesiones de trabajo, no están a salvo de ‘haters’, incluso algunos han tenido que cambiar de domicilio huyendo del acoso de sus fans. Hasta las marcas de moda han llegado a rebelarse contra este fenómeno en sus diseños.
Aún así, sentir admiración por un famoso genera unos efectos positivos que no deben pasarse por alto, ya que “pertenecer a un grupo de aficionados ayuda a los adolescentes a conectarse con otros jóvenes afines en las redes sociales durante todo el año, así como en eventos y conciertos”, recalca la profesora Laurel Steinberg.»