«Europa es estúpida si no ve que el Islam utiliza su tolerancia para islamizar», avisa Samir Khalil.
– ¿Cree que los musulmanes pueden cambiar el modo que tienen de vivir su religión musulmana?
Sí, siempre y cuando Europa se afiance en defender su identidad, la carta universal de los derechos humanos. Esa carta es universal, no como la que hace unos años hicieron algunos países musulmanes, una carta musulmana de los derechos humanos. Con esa identidad, Europa puede tener apertura.
– ¿Cómo se islamiza una sociedad no islámica?
– Cuando van adquiriendo fuerza social, los musulmanes exigen que las leyes les reconozcan como minoría distinta, y cuando de una minoría de un cinco o diez por ciento llegan a tener ya la presencia de un treinta por ciento, como el caso de Malasia o de Mindanao en Filipinas, exigen la islamización de la sociedad. Y cuando el islam ha ido adquiriendo zonas de poder e influencia, nunca retrocede. España ha sido el único caso en la Historia.
La única posibilidad que yo veo de modernizar el islam es que cuando las siguientes generaciones de inmigrantes en Europa vean que pueden vivir su fe sin modificar el marco social y político, acepten esa posibilidad.
– ¿Cómo vive la minoría cristiana en un país musulmán?
La religión islámica está pensada magníficamente como control social y político. La convivencia es siempre como minoría y con la tendencia a desaparecer, aunque algunos líderes islamistas están dándose cuenta de que es negativo para ellos.
Los cristianos árabes somos plenamente árabes, aunque no compartamos la fe musulmana. Somos más libres que los musulmanes, puesto que podemos aportar una mirada crítica sobre la realidad. Actualmente nos ven como posibles aliados o espías de Occidente, y nos dirigen las mismas acusaciones que dirigen al imperialismo occidental.
La línea del entendimiento con ellos, que es la de Juan Pablo II, es la de la defensa de los derechos humanos, de la justicia social. En materia social hay un profundo entendimiento entre musulmanes y cristianos, porque hay un visión del hombre coincidente en muchos elementos.
– ¿Qué significa España para un árabe cristiano?
Para nosotros, España es un símbolo. Europa y Occidente no tienen ya la experiencia de vivir con un grupo dominante de presión constante en nombre de la religión. Además, el islam, históricamente, nunca ha retrocedido en aquellos lugares en los que se ha ido asentando, a excepción de España. España es el único caso en el que un pueblo cristiano recuperó lo que los musulmanes le habían arrebatado.
Además, la Reconquista no fue una cruzada, los árabes -también los musulmanes- nunca hablamos de «cruzada», hablamos y hablan de las guerras de los francos, de los amalfitanos y de los venecianos luego. Se ve como la sucesión normal de los acontecimientos y de las relaciones entre los pueblos en aquel momento histórico. Para mí, España representa la reacción católica de un pueblo, consciente de su identidad, que pone los medios aptos para recuperarla.
– Entonces, ¿qué piensa de las revisiones históricas que rechazan ese hecho?
Me sorprende que los occidentales y sobre todo los españoles nieguen eso. La Historia está hecha de flujos y reflujos. Hoy Europa no hace autocrítica, que es buena, sino que hace autodestrucción porque no quiere asumir su historia. Asumir la propia historia es distinguir lo bueno de lo malo pero sentirse orgulloso de que sea esa su propia historia, sin rechazarla.
La religión islámica está pensada magníficamente como control social y político. La convivencia es siempre como minoría y con la tendencia a desaparecer, aunque algunos líderes islamistas están dándose cuenta de que es negativo para ellos.
Para nosotros, España es un símbolo. Europa y Occidente no tienen ya la experiencia de vivir con un grupo dominante de presión constante en nombre de la religión. Además, el islam, históricamente, nunca ha retrocedido en aquellos lugares en los que se ha ido asentando, a excepción de España. España es el único caso en el que un pueblo cristiano recuperó lo que los musulmanes le habían arrebatado.
Me sorprende que los occidentales y sobre todo los españoles nieguen eso. La Historia está hecha de flujos y reflujos. Hoy Europa no hace autocrítica, que es buena, sino que hace autodestrucción porque no quiere asumir su historia. Asumir la propia historia es distinguir lo bueno de lo malo pero sentirse orgulloso de que sea esa su propia historia, sin rechazarla.