¿Eres de los que pospone interminablemente la alarma del despertador? Entonces deberías leer esto.
Por Valeria Hiraldo
Debo confesar que lo hago y, al parecer, no soy la única. Numerosas encuestas revelan que son muchos los adeptos a este método. Según un estudio de la BBC con miembros del programa Body Positive en Reino Unido, un 46% de los consultados tiene por costumbre habitual no levantarse de la cama e ir posponiendo la alarma varias veces.
Cada uno lo justifica a su manera, unos porque les gusta alargar los minutos de descanso, otros porque se hace más llevadero el despertar de esta forma. Pero, ¿por qué lo hacemos?, ¿cómo nos afecta esta conducta? Es una consecuencia de la falta de sueño y, al contrario de lo que todos piensan, el hecho de ir posponiendo la alarma provoca que no finalice tu ciclo natural del sueño y te despiertes descansado.
En el estudio de la BBC consultaron a varios expertos en medicina del sueño para ver cómo nos afecta esta práctica diaria. Y los resultados fueron poco alentadores.
El principal problema a la hora de posponer el despertador es que tu cuerpo comienza de nuevo la fase de sueño, por lo que cada vez que interrumpas esta fase, más cansado y desorientado te encontrarás. Activamos y desactivamos nuestros mecanismos químicos tanto para entrar en el sueño como para salir de él de forma que, el cuerpo, que prefiere las rutinas, se siente en una montaña rusa de químicos que intentan activarte y, un instante después, adormecerte para intentar activarte otra vez.
A la hora de despertarnos, el sueño comienza a ser más ligero y susceptible a lo que está pasando en el exterior, aumenta la temperatura y se activan unas hormonas que ayudan a generar la energía para ponernos en marcha. Por lo que el simple hecho de tener una alarma a diferentes horas cada día ya es un trastorno para nuestro cuerpo. Si añadimos las sucesivas postergaciones, solo podemos empeorar la situación.
De esta forma nacen nuevos trastornos biológicos del sueño como el de inemuri, la costumbre japonesa de quedarse dormido en cualquier parte.
Cuando es habitual necesitar muchas alarmas para despertarse, seguramente también haya mucha falta de sueño detrás de ello. Los expertos en medicina sostienen que si dormimos una media de 8 horas diarias, no nos va a costar despertarnos; pero si no establecemos una rutina de sueño y no respetamos algunos consejos básicos, los trastornos derivados pueden ser muy peligrosos para el organismo.
Así que ya tienes un buen motivo para romper con este hábito. ¡Yo ya lo he cambiado!