En un estudio de solo cuatro estados de Estados Unidos, los pozos de gas y petróleo que usan fracking o fractura hidráulica, han causado 6 mil 648 derrames de hidrocarburos, agua con productos químicos y otras sustancias en la última década.
Regeneración, 22 de febrero de 2017. Los pozos de petróleo y gas sometidos a fracturación hidráulica o ‘fracking’ en cuatro estados de Estados Unidos (Colorado, Nuevo México, Dakota del Norte y Pensilvania) tuvieron un total de 6.648 derrames de hidrocarburos, agua con productos químicos u otras sustancias durante la última década.
Así lo afirma un equipo de 11 investigadores estadounidenses en un estudio publicado en la revista ‘Environmental Science & Technology’. El ‘fracking’ es una técnica que consiste en inyectar a alta presión fluidos compuestos por agua, arena y aditivos químicos con el fin de romper las rocas y agrandar las fracturas para que los hidrocarburos que están atrapados acaben en el interior de un pozo y permitir así su extracción.
El estudio abarca desde 2005 y 2014 y señala que entre un 2 y un 16% de estos pozos para extraer hidrocarburos vierten sustancias cada año. “Este estudio proporciona información importante sobre la frecuencia, el volumen y la causa de los derrames”, apunta Lauren Patterson, autora principal del estudio y miembro del Instituto Nicolás para Soluciones de Políticas Ambientales de la Universidad Duke.
Los investigadores examinaron datos de vertidos no convencionales de petróleo y gas en 31.481 pozos sometidos a ‘fracking’ en Colorado, Nuevo México, Dakota del Norte y Pensilvania entre 2005 y 2014. “Los datos de derrames estatales son muy prometedores para la identificación y la mitigación de los riesgos”, apunta Patterson.
La mayoría en Dakota del Norte
Dakota del Norte encabezó la lista de vertidos, con 4 mil 453 incidentes, por delante de Pensilvania (mil 293), Colorado (476) y Nuevo México (426). Estos datos contrastan con los 457 derrames calculados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos para ocho estados entre 2006 y 2012 debido a que el análisis de este organismo del Gobierno estadounidense consideró la etapa de ‘fracking’ en lugar del ciclo completo de producción no convencional de petróleo y gas.
“A medida que esta forma de producción de energía aumenta, los esfuerzos estatales para reducir el riesgo de derrame podrían beneficiarse de hacer los datos más uniformes y accesibles para proporcionar información importante a los interesados sobre dónde enfocar los esfuerzos para localizar y prevenir futuros vertidos”, señala Patterson.
Esta investigadora indica que “la comprensión de los derrames en todas las etapas del desarrollo del pozo es importante porque la preparación para la fractura hidráulica requiere el transporte de más materiales hacia y desde sitios de pozos y almacenamiento de estos materiales. “Investigar todas las etapas ayuda a arrojar luz sobre los derrames que pueden ocurrir en todos los tipos de pozos, no sólo en los no convencionales”, añade.
El 50% de los vertidos identificados están relacionados con el almacenamiento y el traslado de fluidos a través de las tuberías, aunque no siempre fue posible determinar la causa del derrame debido a que algunos estados no facilitaban los datos y otros ofrecieron descripciones narrativas.
En todos los estados, el mayor riesgo de derrame ocurrió en los tres primeros años de vida del pozo, momento en que las perforaciones de fractura hidráulica y los volúmenes de producción eran más elevados. Un porcentaje variable de ellos (un 26% en Colorado y un 53% en Dakota del Norte) tuvieron más de un vertido.
Fuente: SERVIMEDIA