La «solución de los dos estados» al conflicto territorial entre israelíes y palestinos ha sido por décadas el objetivo de líderes mundiales, diplomáticos e instituciones internacionales.
Esta propone la división del territorio en un Estado de Israel y un naciente Estado de Palestina, aceptando los límites dejados tras la guerra de los seis días de 1967, con Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental como parte del nuevo Estado palestino.
La solución la apoyan Naciones Unidas, la Liga Árabe, la Unión Europea y Rusia. Ycon la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, también Estados Unidos.
Sin embargo, el miércoles y tras la reunión del presidente Trump con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el panorama cambió.
«Estoy viendo la opción de dos estados y de un estado, y me gusta aquella que prefieran ambas partes. Me parece bien aquella que le guste a las partes. Puedo vivir con cualquiera», dijo Trump.
Y aunque horas después su embajadora ante la ONU, Nikki Haley, aseguró que EE.UU. «absolutamente» apoya la solución de los dos estados, también reconoció que la nueva administración estadounidense estaba «pensando fuera de la caja«.
Y no son sólo las palabras de Trump las que amenazan el futuro de la solución de los dos estados.
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La expansión del muro construido por Israel, además de los cada vez más frecuentes asentamientos ocupando territorios palestinos han vuelto la alternativa prácticamente inviable, mientras Israel no dé un giro radical en su política.
Pero, si se cae la teoría de los dos estados, ¿qué opciones quedan?
Estado binacional
Una solución propuesta por la izquierda de Israel y apoyada por intelectuales palestinos es la de un solo estado binacional, que le dé la misma ciudadanía y derechos a todos los residentes de Israel y los territorios palestinos.
Incluso algunas autoridades israelíes del Likud, partido gobernante de derecha, han dicho que prefieren eso antes que la división territorial.
Se han publicado libros, artículos y dictado conferencias sobre las variadas alternativas al problema, desde una propuesta de poder compartido similar a la de Irlanda del Norte hasta una federación donde judíos y palestinos gocen de un alto nivel de autonomía, como el modelo de Bosnia-Herzegovina.
«Si Israel se traga los territorios ocupados, entonces deberá darles a los palestinos el derecho a voto en las elecciones generales. Pero si esto ocurre —y debido a la demografía—, ese sería el fin de Israel como estado judío«, le explica a la BBC Ahron Bregman, profesor del Departamento de Estudios de Guerra de King’s College London.
«Incluso si lograran un acuerdo, entonces (los israelíes) se encontrarían con el problema de que deben asegurar todos los derechos de ciudadanía a los palestinos. Si no lo hacen, eso significaría crear distintas categorías de ciudadanos, lo que es inaceptable ante el derecho internacional. Sería discriminación», coincide Antonios Tzanakopoulos, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Oxford.
El problema para Israel de igualar derechos de ciudadanía es que en un corto periodo de tiempo los palestinos dominarían el espectro poblacional. En este sentido, Israel se enfrenta a dos caminos irreconciliables.
«La solución de un estado le presenta a Israel una disyuntiva existencial. Puede ser un Estado judío o un Estado democrático, pero no ambos«, asegura P.J. Crowley, ex subsecretario de Estado de EE.UU. quien conoce de cerca las negociaciones sobre el tema.
«Israel fuerte»
Grupos más radicales de la extrema derecha en Israel, incluso plantean que la solución es un solo, gran y poderoso Estado judío de Israel, sin considerar a los palestinos.
Como algunos grupos de derecha que apoyaron la campaña «Sí a un Israel fuerte», que proponía un solo estado judío como opción y promovía la política de asentamientos en territorios palestinos para lograrlo.
Más de 600.000 israelíes viven en unos 140 asentamientos desde la ocupación de Israel de Cisjordania y Jerusalén Oriental, tierras que reclaman los palestinos para la creación de un potencial Estado.
«Si Israel sigue construyendo asentamientos, hará muy difícil la separación entre Israel y la futura Palestina«, explica Bregman.
Pero la posibilidad de un «gran Israel fuerte» es incompatible con el Derecho Internacional, e Israel lo sabe.
«Sólo la separación -y los israelíes entienden muy bien- puede funcionar», sentencia el profesor de King’s College London.
Si no, la insistencia en conservar un Estado judío podría derivar en lo que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, ha calificado como un «estado estilo apartheid«, en referencia a la segregación racial vivida en Sudáfrica hasta la década de los 1990.
¿Tres Estados?
Algunos analistas sugieren que con Hamas gobernando en Gaza, el territorio debiera ser tratado como una entidad aparte de Cisjordania, que es controlada por la Autoridad Nacional Palestina.
Incluso hay quienes proponen soluciones más radicales, como Mak-Gen Giora Eiland, un exasesor de Seguridad Nacional israelí que dice que para lograr una solución, Israel debe sentarse a negociar con Hamas.
«Siempre ha sido el sueño de Israel separar la Franja de Gaza de Cisjordania. Así, en lugar de tener un Estado palestino unido, tienen dos entidades débiles«, advierte el profesor Bregman.
«Pero los Acuerdos de Oslo de 1993, que son la base del futuro proceso de paz, consideran a los dos distritos palestinos -la Franja de Gaza y Cisjordania- como una sola unidad que se conectará mediante un puente largo o un túnel. Por lo tanto, se debe considerar como una unidad», explica el académico.
¿Está la solución de los dos estados muerta?
A pesar de haber perdido aparentemente el apoyo de una de las principales superpotencias a nivel mundial, los expertos siguen considerando la solución de los dos estados como la principal apuesta.
«La posición internacional es clara: la postura oficial, incluyendo la de EE.UU. y el gobierno de Israel es la de los dos estados«, asegura enfático Tzanakopoulos.
«Hay muchas otras opciones, consideradas por las distintas partes; israelíes, palestinos, etc., pero sólo una postura oficial [a la hora de negociar internacionalmente]: la de los dos estados», dijo.
Naciones Unidas no hizo esperar su reacción. El secretario general, Antonio Guterres, llamó a la comunidad internacional a hacer todo lo que estuviera a su alcance para avanzar hacia la solución de los dos estados ya que «no hay otra opción» para el conflicto.
«La solución de dos Estados sigue siendo la única viable al conflicto palestino israelí», coincide Bregman.
«Israel lo entiende muy bien. Por eso es que Netanyahu, en su reunión con Trump, no mencionó ninguna intención de abandonarla», concluye.