El profesor y actor Pablo Pineda, el primer universitario europeo con síndrome de Down, confiesa que le duele que sólo el 6 % de las personas con discapacidad llegue a la universidad y opina que, si no se rompe esa barrera, seguirán ocupando mayoritariamente el trabajo de los «chicos de los recados».
Reclama, en una entrevista con Efe, que la educación sea un tema de Estado y el fin que trata de conseguir consiste en «demoler esa barrera universitaria» que frena el acceso a estudios superiores de las personas con discapacidad, seis de cada diez terminan la formación elemental, ha remarcado.
«Esa es la gran losa que tenemos encima las personas con discapacidad: menos formación, menos posibilidades de trabajo», lamenta.
El paro entre las personas con discapacidad ha aumentado un 35 por ciento durante la crisis -frente al 26 % de la población en general-, una cada cuatro personas tiene trabajo, y más empresas han incumplido la cuota obligatoria del 2 % de reserva de puestos de trabajo para este colectivo, según el Atlas Laboral de las Personas con Discapacidad 2016.
«Las empresas tienen miedo a lo desconocido y a apostar por la diferencia, porque siempre se ha tendido a que todo sea igual, homogéneo; les da pavor la diferencia y creen que las personas con discapacidad estorban y ralentizan», explica Pineda.
Por ello, este diplomado en Magisterio plantea la urgencia de incorporar en los programas electorales un «cambio de raíz y en profundidad» de la educación, «y no como se ha hecho hasta ahora».
«Hay que hacer un cambio enorme, de verdad -propone-, para hacer una educación inclusiva y democrática, en la que todos podamos aprender de todos y todos podamos enseñar de todo».
«Lo importante es transformar la sociedad, a través de reformas en el ámbito laboral, social y educativo, las piezas claves de cualquier país moderno», indica.
Pero en esa transformación también deben intervenir las personas con discapacidad, a las que reclama «una actitud más activa, luchadora y reivindicativa».
«No nos escuchan, porque nosotros no hablamos; estamos acostumbrados a estar en un rol pasivo, a no hacer nada, no decimos lo que pensamos, no reivindicamos nuestro puesto en la sociedad».
Cuenta que lleva ya 20 años batallando para eliminar las barreras mentales y los prejuicios acerca de las posibilidades de las personas con discapacidad, lo que impide el avance.
No obstante, señala que España es, junto a Italia, uno de los países europeos que más ha avanzado en la integración e inclusión de este colectivo.
«Los países del norte de Europa y Alemania van a la cola; todavía están en el debate de si es mejor una educación especial», indica Pineda, quien bromea que, en este caso, «los países del sur estamos mejor».
También destaca que la legislación española está bien, aunque recuerda que se mantienen las barreras «más que físicas, sociales y mentales, que al final son las que impiden seguir avanzando para tener derechos plenos».
«Hay que dar un bofetón y un golpe en la mesa y decir claro que ya está bien de tanto prejuicio y de tanta discriminación; queremos una sociedad mejor, más moderna, más social y más humana».
Pablo Pineda, galardonado con la Concha de Plata al mejor actor en el Festival de Cine de San Sebastián en 2009 por su participación en la película «Yo, también», en la que interpreta a un licenciado universitario con síndrome de Down, ha aparcado, por el momento, sus proyectos artísticos.
«Quiero centrar mi esfuerzo ahora en ser la voz de un colectivo y en seguir concienciando a la sociedad de que ‘se puede’; ahora no me planteo ningún proyecto artístico», concluye.
Fuente: atlantico