EMILIE FLÖGE NO GOZÓ DEL RECONOCIMIENTO A SU RENOVADOR ESTILO DE DISEÑO DE MODA Y SU FIGURA APENAS EMPIEZA A SER RECUPERADA POR CASAS DE ALTA COSTURA, AL IGUAL QUE SU MEMORIA
Gustav Klimt es uno de los más reconocidos pintores de la historia, con una obra que se cotiza en millones de dólares y que es parte del paisaje imaginario de cualquier individuo más o menos versado en artes. No es tan famoso como Van Gogh ni cuenta con una paleta tan versátil como la de Picasso, pero su historia de vida y obra no carecen de interés, especialmente el largo episodio que cuenta su relación con una mujer adelantada –como él mismo– a su época, pero que no gozó del mismo reconocimiento: Emilie Flöge.
La carrera de Emilie comenzó como costurera en Viena a principios del siglo XX; poco a poco su talento fue haciéndola famosa en los círculos de la alta costura, por lo que abrió una tienda e incursionó en el diseño experimental. Miraba desde Austria las luces de París y estudiaba lo que sus contemporáneos (como Coco Chanel y Christian Dior) hacían.
Por relaciones comunes, Emilie y Gustav comenzaron a frecuentarse y a desarrollar una relación amorosa y de mutua colaboración. Ella figura como modelo en muchos de los cuadros más famosos de Klimt, y se rumora que son nada menos que ellos los protagonistas de El beso.
Aquí algunas imágenes de Flöge junto a Klimt, además de sus inspiradores diseños y algunas de las pinturas donde su revolucionario estilo es patente.
Fuente: pijamasurf