Sofía desfila en pasarelas de moda y es modelo en catálogos de ropa infantil.
Se llama Sofía, tiene Síndrome Down, 10 años vividos intensamente y algo muy evidente: acapara toda la atención cuando desfila en una pasarela de moda.
No podremos saber bien qué piensa Nieves Álvarez cuando la ve desfilar con los vestidos que ella misma ha diseñado en su línea infantil y por qué quiso que fuera ella una de las embajadoras de su trabajo.
Pero sí que sabemos lo que siente Patricia Giral, la madre de Sofía: “Mi cuerpo y alma se llena de emoción, retrocedo al momento en que nació, cuando Dios quiso que naciera antes de tiempo para llenarnos de amor mucho antes de la fecha prevista. No puedo evitar pensar cuántos momentos tan mágicos nos está haciendo vivir, cómo nos ha enseñado a valorar hasta lo más insignificante de la vida”.
Los focos no son nada nuevo para esta pequeña supermodelo. Hace unos años, su madre, empeñada en dar visibilidad a los niños Síndrome Down a través de la Fundación Garrigou, consiguió que su hija fuera una de las modelos del catálogo de los vestidos de Primera Comunión de los grandes almacenes más conocidos en España.
Fue el principio de varias revistas y marcas de moda infantil que ya cuentan con Sofía como modelo.
Hace unos días volvió a desfilar. Fue en la Petit Fashion Week, que tuvo lugar en el Ayuntamiento de Madrid, el corazón de la ciudad. No es casualidad que ella demostrara su exuberante belleza allí. Los mensajes de Dios están muy claros. Ella demostraba a toda una ciudad que toda vida merece ser vivida.
“Si la humanidad se parara dos minutos a conocer a estas personas… si miraran bien… verían a DIOS en cada una de ellas”, comenta la madre.
Patricia Giral tiene muy clara su misión: “Muchas veces cuando caigo exhausta de cansancio siento un manto sobre mis hombros para poder seguir trabajando y teniendo fuerzas. Es Dios que me abraza y me alienta a seguir con la misión de contagiar a la sociedad nuestra felicidad por Sofía, de convencer al mundo de que tienen derecho a vivir, y a una vida digna, que tienen mucho que ofrecer y que el mundo sería mejor con muchas personas como ellos”.
A Sofía le queda una pasarela muy grande aún por recorrer: su vida. Pero no está sola. Desde el cielo atienden cada uno de sus preciosos pasos. “Siento que Dios acompaña a Sofía cada segundo”, afirma su madre.
La mamá de Sofía confiesa su absoluta felicidad: “Me siento afortunada por poder disfrutar cada día de toda su persona, de todas las virtudes humanas y primarias que al resto de las personas se nos olvidan. Dios me ha dado el DON más preciado de la vida: SER MADRE”.
La familia entera participa en su comunidad cristiana. Sofía es sin duda la niña monaguillo que más emociona a cada persona que participa en la misa de su parroquia el domingo: “Para nosotros era muy importante que dentro de nuestra Iglesia fuera tratada como a una niña más y que ella pueda acceder a estar “cerquita” de Dios todos los domingos. Disfruta mucho la Celebración de la Eucaristía siendo ministro de Dios. Cada domingo se despierta nerviosa por participar”, cuenta.
Patricia habla de los niños Síndrome Down como niños con capacidades diferentes y explica que su hija tiene una muy importante, su empatía. “Sofía tiene la clave para conectar con las personas y despertar en ellas lo mejor que tienen en su alma, despertar sentidos y sensibilidades que muchas veces son olvidadas y no se ponen en práctica”.
Por momentos, Patricia mira a su hija y se sigue asombrando de la manera en la que “una persona puede despertar tanto amor”.
FUENTE: Aleteia.org