Mamá en crisis

Apagar el despertador alrededor de las seis de la mañana; preparar el desayuno, alistar a los niños para el colegio e inclusive llevarlos; bañarse, arreglarse e ir a trabajar; hacer pagos, el súper, ejercicio y preparar la comida; recoger a los niños, comer en familia, supervisar la tarea; llevar a los hijos al dentista, al doctor o a sus clases de la tarde; supervisar el baño, dar de cenar y acostar a los niños, son las actividades comunes en un día “normal” para las mujeres que son mamás.

Y, además de todo lo anterior, aún les hace falta buscar tiempo para el desarrollo personal y cultural. ¿A qué hora se puede hacer todo eso?

Poco a poco, las mujeres nos enfrentamos a más factores estresantes y a responsabilidades que pueden llegar a hacer de la vida diaria una experiencia rutinaria abrumadora.

Los factores familiares, profesionales, físicos, ambientales, económicos y sociales que influyen en la vida de las mujeres cada día, las hacen más propensas a padecer enfermedades como depresión, ansiedad, desórdenes alimenticios, trastornos afectivos y de la personalidad, alteraciones del sueño, ataques de pánico, estrés postraumático, abuso de sustancias y adicciones. La Secretaría de Salud en México considera que la salud mental es una parte muy importante en la calidad de vida de los mexicanos, y las estadísticas indican que al menos uno de cada tres adultos padece o ha padecido alguna de las enfermedades arriba mencionadas.

Los signos de alerta ante los cuales se recomienda recibir ayuda de un profesional de la salud mental son: tristeza excesiva o sensación de desesperanza, abuso de alcohol o de otras sustancias, cambios en los hábitos alimenticios y del sueño, alteraciones en el apetito o en el peso corporal, poca energía, fatiga, miedo o preocupación excesiva, escuchar o ver cosas que no existen, cambios extremos en el estado de ánimo, dolores de cuerpo, estómago o cabeza sin motivo aparente, irritabilidad, retracción social, conducta riesgosa o peligrosa, conducta auto-destructiva, comportamiento de manera violenta o impulsiva e intentos suicidas.

El tratamiento para éstas enfermedades es la atención psicológica. Algunas ocasiones se utiliza terapia emocional o terapia grupal y puede complementarse con farmacoterapia.

Existen ciertas recomendaciones que hacen más llevadera la rutina diaria:

  1. Organizar actividades en un calendario de acuerdo a prioridad y fecha.
  2. Anticipar los días más “difíciles” y reservarles menos actividades.
  3. Modificar el estilo de vida, ya que está demostrado que reducir el consumo de azúcar, café, sal y alcohol, y hacer ejercicio aeróbico regularmente, tiene efectos benéficos en la salud física y emocional.
  4. Tomar suplementos alimenticios como vitaminas y minerales puede aumentar el bienestar físico y aportar mayor energía.
  5. Programar anticipadamente los “días libres para mamá”, en los cuales el resto de la familia le dé su espacio y ellas puedan descansar o hacer aquellas actividades que más le gusten.
  6. Apoyarse y aceptar ayuda de la red familiar o de amistades para alcanzar las metas que se han propuesto.
  7. Tomar la vida “un día a la vez”, es decir, aceptar que no se es invencible y que todos pueden fallar o equivocarse; pero, sobre todo, perdonarse a sí mismo e intentar hacer las cosas mejor en la siguiente oportunidad.
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