Esta es una entrada muy especial por muchas razones… quizá la más importante de todas es que recién acabo de cumplir 50 años. (Gracias por las felicitaciones). Y es muy curioso que siempre, al cerrarse ciertos ciclos (cumplir 20, entrar a los “tas”) siempre tratas de verte, a ti mismo, en perspectiva y ver a dónde has llegado.
Una cosa muy curiosa, es que durante mi festejo, una mujer desconocida me dijo: “Que guapo es usted”.
Les digo esto sin vanidad ni con la idea de sentirme listo para la portada de GQ. Lo traigo a colación, porque ser “guapo” es uno de mis logros en la vida. Ser guapo es algo que se construye, que se conquista.
No hablo de ser “bonito”, que es una cualidad con la que se nace o no. Hablo de ese halo que alguien irradia y que hace que las cabezas se giren a su paso.
Acabo de ver el documental “Iris” sobre la vida del ícono de estilo Iris Apfel. Me sentí identificadísimo con ella cuando dice: “Una mujer me dijo un día que no era bonita ni lo sería nunca. Pero que tenía estilo y eso era mucho más valioso”.
Y es verdad. A ella –al igual que a mí- nos aburren profundamente las bonitas impecables que van a los “fashion weeks” y que parecen todas la misma: el taconazo, los jeans rotos, la chaquetita casual y la bolsa más nueva de la marca más “hip”. ¡Ah! y parece que se acaban de levantar. Que flojera más infinita.
¿Saben Glamourholics? Hace algunos años le pregunté a la gran Liza Minelli como había creado su propio mito. Y me dijo sin titubear: “Simple: cuando descubrí que no era bonita, decidí volverme única”.
Y creo que en eso radica el levantarse todas las mañanas, arreglarte, salir de casa y que el mundo te vea con ojos de asombro. Festeja que eres tú, que eres diferente.
¿Te imaginas a Cara Delevingne sin sus cejas pobladas y desordenadas?
O a Winnie Harlow, la modelo con vitíligo que se ha hecho famosa por su campaña en Desigual. Imagina si no hubiera tenido el valor de plantarse en una agencia y decir “Quiero ser modelo”.
Quizá, Glamourholic, no eres bonita. Pero puedes ser guapa… y esto es algo que dura toda la vida.Desde los 20 hasta los 90 como Iris Apfel. Esto no se pierde, se alimenta, se construye.
Así que olvídate de las flacas que se visten igual y que ves en las revistas.
¡Venga! Es tiempo de buscar tu propio brillo, tu ser único. Yo me vanaglorio de haberlo logrado… y sigo en ello. Año tras año. Y ojalá no lo pierda nunca.