Las várices representan una etapa de la insuficiencia venosa crónica y su aparición no es normal bajo ninguna circunstancia. Pueden reconocerse por las siguientes tres características:
- Miden más de 3 mm de diámetro.
- Presentan un trayecto tortuoso.
- Son fácilmente visibles o incluso palpables.
La insuficiencia venosa crónica se define como “la incapacidad de las venas para retornar la sangre hacia el corazón y los pulmones”. Dicho retorno se lleva a cabo en contra de la fuerza de gravedad, por lo que el sistema venoso, especialmente el de las piernas, cuenta con herramientas para vencer dicha resistencia, de lo contrario, podemos encontrarnos con alguna de las siguientes 6 etapas que caracterizan a esta insuficiencia:
Telangiectasias. Son las llamadas de manera popular “arañitas”, que representan venas muy delgadas de color rojo o violáceo, generalmente asociadas con cambios hormonales, posturales o asintomáticos.
Venas varicosas. Las cuales deben cumplir con las 3 características ya mencionadas.
Edema “Hinchazón” o Corona Phlebectásica. Este edema se presenta generalmente cerca de los tobillos o en el dorso del pie y va creciendo durante el transcurso del día. La presencia de una corona phlebectásica se refiere al conjunto de múltiples telangiectasias o arañitas especialmente en el tobillo. Es signo de una etapa avanzada.
Lipodermatoesclerosis. Se presenta una coloración sumamente oscura que en etapas iniciales es de color cobre y posteriormente se torna sumamente oscura, incluso llegando al negro. La piel en esta etapa se observa rugosa y áspera, sin embargo, es todo lo contrario, pues se trata de una piel extremadamente delicada y es la etapa previa a la aparición de una úlcera.
Úlcera ya cicatrizada. El primer evento suele cicatrizar con facilidad.
Úlcera activa o abierta. Es la etapa más avanzada. Los pacientes la perciben al momento de la exploración, conlleva mucho dolor, disminución de la actividad laboral y en algunos casos, incapacidad total.
Uno de los mitos más arraigados es creer que si el paciente no presenta varices visibles, grandes y feas, no padece esta enfermedad. Los síntomas más comunes son: cansancio de piernas, hinchazón, pesadez y ardor o dolor, aunque a simple vista no se perciban las várices. Éstas, deben ser valoradas por un especialista certificado, quien está obligado a realizar un rastreo con ultrasonido Doppler para verificar o descartar la enfermedad.
Otro mito recurrente es que las varices no representan ningún riesgo para la salud. El mayor riesgo es que se forme trombosis venosa profunda (coágulos en las venas profundas), varicotrombosis (varices con trombos) o bien, el desarrollo de una complicación como una úlcera persistente.
El siguiente mito se refiere al tratamiento. Los pacientes suelen rechazar la “cirugía”. Hay que aclarar de forma contundente que, cuando a un paciente se le diagnóstica insuficiencia venosa crónica en etapa 2 o mayor, los medicamentos flebotónicos sólo se prescriben para disminuir los síntomas asociados a la enfermedad, pero no pueden curar a un paciente que está en una etapa intermedia o avanzada.
El origen de las varices suele estar asociado con la disfunción de una de las válvulas localizadas en la ingle, o bien, con la presencia de reflujo hacia las piernas. Cuando la enfermedad se asocia a este tipo de problemas mecánicos, el medicamento es incapaz de curar.
Desde hace una década, el tratamiento definitivo de la enfermedad se lleva a cabo mediante métodos endovenosos, que son procedimientos de mínima invasión, y con una rápida recuperación, que en la mayoría de los casos son realizados de manera ambulatoria, sin dolor ni incisiones.
La cirugía endovenosa realizada por un experto no sólo representa el alivio de los síntomas; también previene que llegue a etapas más avanzadas. Es importante recibir atención calificada por un especialista, para que determine su condición particular y decidir el tratamiento adecuado.
Dr. Roberto Aguila Márquez.
Cirugía Vascular y Endovascular
Hospital Ángeles de las Lomas, Consultorio 830
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