Quien conozca, aunque sea un poco, a nuestros colegios, sabe de la importancia que tienen para nosotros las obras sociales. El Colegio Miraflores no se puede entender sin su extensa y permanente Obra Social, y ésta no se puede entender sin las misiones.
Las misiones son parte fundamental de las obras sociales de los colegios Miraflores. Constituyen una de las más claras respuestas del colegio a su compromiso pastoral, vida espiritual y vocación de servicio a la comunidad. En México, en un principio, por la cercanía y amistad con Don Samuel Ruiz, en aquel entonces obispo de Chiapas, las misiones se encaminaron a comunidades indígenas chiapanecas y, más tarde, sumaron a las comunidades de la Sierra Norte de Puebla, principalmente del municipio de Naupan, en donde ahora cumplen 25 años de trabajo sin interrupción.
Desde su origen, como queda asentado en su ideario, uno de los objetivos centrales del colegio ha sido ejercer influencia positiva en la sociedad, proyectando el Evangelio en hechos concretos. Las misiones, tanto las de Puebla como las de Chiapas, son ejemplo de ello. Ser misionero es fundamento de la identidad del cristiano. “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado” (Mateo 28,18). No es si queremos o no, es un designio.
La Madre Trinidad lo entendió cabalmente y su vida fue testimonio de apostolado y evangelización; hoy, el trabajo diario de las religiosas de la congregación prueba la vigencia y vitalidad de su tarea misionera. Presentes en gran parte del mundo, la congregación de las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios es un ejemplo de presencia y labor misionera.
Las misiones han sido siempre una de las mejores experiencias de mi vida. Trato de ir a todas, en la medida de mis posibilidades. No importa las veces que haya ido. No importa el tiempo que haya pasado. Para mí siempre son una lección y una alegría. Pero las misiones no son solamente cosas de nosotras las religiosas o los alumnos y exalumnos misioneros. En cada una de ellas participa toda la familia Miraflores, de las más diversas maneras, con oraciones, colectas, apoyos, etcétera; sin olvidar que, bien visto, todo lugar y todo tiempo son espacios de misión, desde el colegio y nuestros hogares, hasta las tierras más remotas. Todos somos misioneros.
Por eso, este aniversario es motivo de alegría para todos, dentro y fuera de nuestra comunidad, pues cada una de nuestras misiones es una experiencia de vida que transforma tanto a quien da como a quien recibe.