Por desgracia, los tiroteos masivos en contra de personas inocentes (y desconocidas para el asesino) se han convertido en algo frecuente en los Estados Unidos. La mayoría de las veces son perpetrados por personas desajustadas emocionalmente o psicópatas. Esta matanza en un club gay de Orlando, más que un crimen planeado y ejecutado por un desequilibrado mental o por alguna célula de fanáticos terroristas, a reserva de lo que se concluya tras las investigaciones pertinentes, parece que fue ejecutada por un individuo movido por el odio hacia los homosexuales, fruto de una ideología islámica radical:
Al menos 50 personas murieron la madrugada de este domingo en una matanza en un club nocturno de Orlando (Florida), en el que supone el peor tiroteo múltiple de la historia de Estados Unidos. Los primeros indicios apuntan a un único tirador que murió abatido por la policía. Hay 53 personas heridas. Las autoridades todavía no han revelado la identidad del tirador, pero, según la cadena televisiva CNN, se trata de Omar Saddiqui Mateen, un hombre nacido en Florida de padres afganos. Según la cadena, el FBI tiene «sospechas de que suscribía una ideología islámica radical».
No obstante, su padre, Mir Seddique, ha afirmado en declaraciones a NBC que no cree que el ataque protagonizado por su hijo se deba a motivos religiosos sino a motivaciones homófobas. «No tiene nada que ver con la religión», ha subrayado el progrenitor, que ha indicado que su hijo se enfadó hace dos meses cuando, durante una visita a Miami, vio a dos hombres besándose.
La matanza en Pulse, una discoteca popular entre la comunidad gay de esta ciudad turística, vuelve a colocar a EE UU ante el pánico del yihadismo y de la violencia armada. Y condicionará las elecciones presidenciales de noviembre y los siete meses restantes de mandato de Barack Obama.
En caso de confirmarse los motivos yihadistas, se trataría del peor ataque tras los atentados del 11-S en 2001, en que murieron cerca de 3.000 personas. El tiroteo llega a los seis meses de que una pareja de simpatizantes islamistas radicales matara a más de una decena de personas en San Bernardino (California).
El origen afgano incomodará profundamente en EE UU, un país que desde 2001, impulsa una cara intervención militar contra los talibanes en el país centroasiático, en la que es la guerra más larga librada por la primera potencia.
El agente especial del FBI Ronald Hopper declinó, en una rueda de prensa, identificar al autor de la masacre y dijo que todavía no se ha determinado si se trata de un crimen de odio, un acto terrorista o uno criminal. Sin embargo, el hecho de que Muhammad Musri, representante de la Sociedad Islámica del Centro de Florida, participara en la comparecencia ante los medios revela que el sospechoso puede ser musulmán.
Musri dijo que se cree que el agresor no estaba conectado a una red o tuvo ayuda de otras personas. Las autoridades tratan de recabar información sobre el sospechoso y cómo obtuvo las armas.
El tiroteo en el club Pulse se inició alrededor de las 2 de la madrugada, hora local. El tirador, según la policía, utilizó una pistola corta y un rifle de asalto. Hubo unos primeros disparos fuera de la discoteca antes de que accediera al local y abriera fuego. Retuvo a algunos asistentes hasta morir tiroteado por la policía.
El de Orlando es el tiroteo múltiple número 173 de este año en EE UU, según datos del portal Mass Shooting Tracker. Como tiroteo masivo se entiende el que causa al menos cuatro víctimas mortales, excluyendo al autor de los disparos.
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Nada justifica el odio. Y menos la violencia. En su exhortación apostólica ‘Amores Laetitia’, el papa Francisco recordó que “la Iglesia hace suyo el comportamiento del Señor Jesús que en un amor ilimitado se ofrece a todas las personas sin excepción”, por lo que reiteró que “toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto” evitando toda forma de agresión y violencia. El Papa también alentó a los fieles a ayudar a las personas con tendencia homosexual a “comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su vida”.
El odio que genera el fanatismo, ya sea político, religioso o ideológico, tiene su oscuro origen en la psique de los individuos que ven en lo distinto una amenaza:
A continuación, una parte del artículo referente a las causas del fanatismo que publicamos con motivo de la debacle organizada por los holligans en Marsella durante la Eurocopa en días pasados, pero que se puede aplicar también en este caso:
El fanatismo es la pasión exacerbada e irracional hacia algo, sin que el fanático o el grupo de fanáticos toleren su cuestionamiento o estudio del mismo.
Existen varios tipos de fanatismo y se producen debido a la afinidad con una persona, religión, ideología o pasatiempo, entre otros tópicos.
Por algunos, el fanatismo es considerado un principio lógico de la ignorancia. En casos en los cuales el fanatismo rebasa la irracionalidad, puede llegar a grados peligrosos, como agredir, matar o encarcelar, puede incluir como síntomas el deseo incondicional de imponer una creencia razonable para el fanático o para un grupo de fanáticos.
Naturaleza y causas del fanatismo:
La palabra “fanático” viene del sustantivo fanum o phanum, que significa templo; en efecto, fanático originalmente quería decir “perteneciente al templo” o “persona asidua al templo”; luego, llegó a significar “protector del templo”. Después, adquirió el sentido de intemperancia desmedida en la defensa de la religión.
Así pues, la noción de fanatismo se relaciona en un principio con la religión, pero el término abarca en realidad un campo semántico mayor.
Siguiendo a la profesora Adela Cortina, un fanático es “aquel tipo de persona que inmuniza sus convicciones (…) frente a la crítica racional” (CORTINA, A. La ética de la sociedad civil. Madrid: Anaya 1994, pg. 84).
Desde un punto de vista psicológico, lo propio del fanatismo es el ansia de seguridad total de quienes, en el fondo, se sienten existencialmente inseguros.
En este sentido lo interpretan algunos psicólogos. Por ejemplo, para Adler, el fanatismo es una compensación de un sentimiento de inferioridad que niega la razón al otro.
Siguiendo esta línea psicologicista, Freud, en “El malestar de la cultura”, afirma que el hombre se encuentra escindido entre dos tendencias contrarias: el ansia de felicidad y el ansia de seguridad.
Nuestra conciencia de individuos es la causa de que nos sintamos solitarios, así como la corporalidad es la fuente de males como las enfermedades. Por eso, para buscar la felicidad puede imponerse la exigencia de abolir ambas facetas.
La conciencia de la individualidad se suprime mediante la atenuación de la conciencia del yo, por una parte, y mediante la acentuación del sentimiento de pertenencia a lo otro. Para lo primero sirven el alcohol y otras drogas, el éxtasis sexual, etc. Para lo segundo se procede a la adhesión incondicional a sectas y facciones totalitarias políticas o religiosas, la entrega a un líder o a un amante posesivo.
La conciencia corporal se disminuye mediante la reducción de las vivencias corporales y la desvalorización del mundo en donde la vida corporal se desarrolla.
Ser fanático es otorgar a algo o a alguien un poder sobre nuestra voluntad. Es algo así como convertirnos en esclavos voluntarios. Hacer conciencia de nuestras frustraciones, carencias e inconformidades, nos ayudará a no dejar que nos convierta en animales que reaccionan en manada sin conciencia crítica.»
(Ver artículo completo en esta página: Holligans azotan Marsella- Fanáticos y aficionados no son lo mismo)