Sexting, expresa la fusión entre el sexo y la pornografía en las plataformas digitales, principalmente teléfono, Internet y sus derivados de las pantallas digitales.
Enviando a través de ellas fotografías o videos de contenido sexual de alto contenido erótico o incluso pornográfico. Aunque las imágenes sean producidas voluntariamente, robadas, almacenas y enviadas consciente o inconscientemente por el propio protagonista o por otras personas, e incluso robadas o transmitidas al llegar a las pantallas anónimamente.
Grooming, actitud relacionada con el sexting, que expresa la preparación para el daño o abuso sexual de menores por parte de adultos, contactando, captando y seduciendo a los menores a través del Chat, MSN, redes sociales del Internet y plataformas digitales, con el propósito de disminuir las inhibiciones del niño, a modo de preparación para el abuso sexual. Fingiendo empatía, cariño, etc. para ganarse su confianza, con fines sexuales deshonestos. En muchas ocasiones es la antesala del abuso sexual, al estar relacionado con la pederastia y la pornografía infantil.
El sexting se ha puesto de moda principalmente entre los adolescentes, que no se dan cuenta, o no han sido advertidos, del peligro que pueden causar a las personas fotografiadas y a ellos mismos, cuando transmiten las imágenes eróticas o pornográficas. El sexting suele empezar queriendo ser una broma graciosa, inocente, atrevida y sin malicia para divertirse, pero termina casi siempre en una desgracia. Incluso puede llegar a los bancos de fotografías eróticas, que cada vez abundan más en el Internet, pues se dedican a recopilar, vender y difundir las imágenes pornográficas a los pederastas.
Participar en el sexting directa o indirectamente, con acciones u omisiones, produce en las victimas daños, sufrimientos, humillaciones y acoso sexual y emocional. Sería hacer un grave daño a las personas, si todas las malas acciones que han hecho en la vida, fueran gravadas electrónicamente y posteriormente distribuidas por medios electrónicos, además de mantenerlas en un banco de datos disponible públicamente.
El sexting en las empresas, incluyendo a las de selección de personal, es una fuente de información muy utilizada cuando quieren contratar a sus futuros empleados. Hacen una búsqueda en las redes sociales, buscando determinadas actividades sexuales de los candidatos o empleados. La vigilancia continua de las redes sociales, es otra herramienta que utilizan para seguir el comportamiento de la vida privada de sus empleados.
El sexting es muy comprometido, tanto para el que lo envía, como para el que lo recibe y para que el que redistribuye, aunque sean menores de edad. Si explícitamente se puede identificar la imagen de una persona, menor de edad y lo que está haciendo, las responsabilidades penales, civiles y económicas están muy claras por los daños causados a la sociedad y a las personas, máxime si se considera corrupción de menores. La pornografía infantil es un delito, relacionado con la desnudez o situaciones obscenas de los menores de 18 años, bien cuando esta se crea, se posee, se almacena o se distribuye. Si por casualidad las imágenes llegan al teléfono o al Internet, hay que borrarlas inmediatamente, para evitar la complicidad moral y legal.
El sexting se considera delito como acoso, chantaje y hostigamiento privado, o mucho más grave, cuando el hostigamiento es público o que entra en el campo del ciberbullyng. Cuando el sexting se hace desde el teléfono celular, tiene mucho más daño, pues al ser portátil, la imagen puede ser exhibida en cualquier lugar y momento y la potencial humillación, puede convertirse en permanente.
El sexting en noviazgos, matrimonios y divorcios. Las situaciones privadas realizadas y grabadas en la intimidad de los noviazgos o matrimonios, pueden ser un arma malévola, cuando hay roturas sentimentales o divorcios, al exhibirse como venganza, despecho o chantaje. Es muy grave si una de las partes implicadas, las pusiera en el ciberespacio públicamente o las enviara a terceras personas, consiguiendo con ello producir una gran dolor o sufrimiento insostenible por las burlas, comentarios despectivos u otro tipo de agresiones sicológicas, en la persona afectada, máxime que el sexting es una situación que casi nunca tiene marcha atrás. Por eso la indecencia privada o pública, siempre trae graves consecuencias imprevisibles y desastrosas.
El sexting y las potenciales víctimas. Las imágenes explícitamente sexuales o pornográficas en el sexting, según a quien o a quienes vayan dirigidas, pueden originar que algunos depredadores sexuales adultos, identifiquen falsamente a las personas que aparecen en las fotografías o videos, como posibles candidatos a víctimas de acoso sexual o depredación. Como mínimo esos menores serán catalogados como descuidados, atrevidos, precoces y desafiantes, pues han aumentado los deseos depravantes de los depredadores. En muchos casos la difusión de esas imágenes pornográficas, se hace de manera selectiva en círculos concéntricos sobre la persona afectada.
El sexting y las redes sociales. Aunque las redes sociales han sido diseñadas para crear lazos entre las personas, también son una herramienta perniciosa, que puede hacer mucho daño con el sexting, cuando comienzan a circular las fotografías pornográficas y caen en el círculo de las amistades comunes. Empieza en el teléfono y continúa en cualquiera de las innumerables redes sociales, destrozando una fama que ya nadie podrá modificar. Las más usadas para utilizar el sexting son: Facebook, Myspace, YouTube, Twitter, Orkut, Fotolog, etc.
Piénsalo dos veces antes de hacer fotografías o videos pornográficos, pues además de la inmoralidad que supone, puede derivar en unas graves consecuencias para los que las hacen y las personas fotografiadas. No se justifican las pequeñas alegrías del momento que produce esa diversión, con los grandes males que pueden originar si se transmite lo fotografiado. Después de hacerlas y ponerlas en la red cibernética ya es muy difícil parar su difusión, pues se pierde su control y ya no se pueden recuperar ni parar su circulación. Piense que incluso puede perder el teléfono, o se lo pueden robar y caer en manos de personas que hagan mal uso de las fotografías o videos que contiene. La propiedad de las imágenes personales y su uso, están protegidos por la ley y por lo tanto, no se pueden utilizar sin el permiso expreso de la persona implicada y en ningún caso si son pornográficas de menores de edad.
Una fotografía pornográfica, aunque sea hecha en la intimidad y con permiso, al cabo de un tiempo puede que aparezca donde haga un daño irreparable, máxime si la exhibición de las fotografías están precedidas por el odio, la venganza, la frustración o el desengaño. Las consecuencias del sexting se producen, cuando las fotografías o videos aparecen en las redes sociales y a las victimas les produce humillación pública, ansiedad, depresión, traumas, pérdida de autoestima, mala fama, provocación del deseo sexual y apetencias de los depredadores sexuales o pederastas, ser víctima de chantaje sexual, etc. Las fotos, videos o mensajes que se ponen a circular por el teléfono o el Internet, sexting, aunque sean anónimas o privadas, se convierten en públicas y pueden caer en manos de profesores, empresarios, novios, familiares, amigos, pederastas, etc. haciendo un mal irreparable en la fama de las personas, lo que se denomina: Ciberbullying, grooming, etc.
Los padres tienen que hablar muy claramente y tomar medidas concretas contra el sexting, educando a sus hijos en las graves consecuencias que pueden producir a ellos mismos y a terceras personas las modernas tecnologías puestas a su alcance. El hecho de que los hijos sean menores de edad, no les exime ni a ellos ni a sus padres de las responsabilidades asumidas, cuando utilizan el sexting. La combinación de la tecnología con las hormonas adolescentes, puede resultar de muy malas consecuencias. Es muy loable por parte de los padres, el intentar proteger a los hijos de las acechanzas de la sociedad, para evitar que sufran daños, pero también deben prevenirles del daño que puedan hacer a otros, aunque sea inconscientemente.
Responsabilidad de los padres. La responsabilidad sobre los hijos es indelegable, como lo hemos comentados en algunos de los artículos relacionados, por lo que deben estar muy atentos para tener control sobre las actividades de los hijos, vigilando el contenido de sus teléfono, Internet y pantallas electrónicas, etc. En resumen, conocer su cibercomunicación: A quién llaman, quién les llama, a quién escriben, quién les escribe, que páginas visitan, quiénes son sus amigos en sus redes sociales, etc. Hay muchos sistemas, para que los padres estén bien informados de lo que hacen sus hijos y cada padre deberá elegir cual es el mejor, preguntando a los expertos en cibercomunicación la forma de hacerlo, para en su caso poner remedio inmediatamente, antes de que sea tarde.
Control de la utilización de las redes sociales. Los padres tienen la obligación de revisar al azar y en cualquier momento, las entradas y salidas de los teléfonos que utilizan sus hijos, así como su presencia en las redes sociales, tanto de lo que ponen para que lo pueda ver el público en general, como lo que ponen en privado para que solamente puedan ver sus amigos. Advirtiéndoles continuamente que los teléfonos y las redes sociales no son juguetes, debido a los graves peligros que conllevan si hubiera una mala utilización de ellos. Para poder revisar esas comunicaciones, los padres tienen que conocer previamente las claves de entrada de los aparatos y programas de sus hijos. Eso no es cortar su libertad, avergonzarles, ni humillarles, pues mientras estén en la casa familiar, es obligación de los padres el velar por la seguridad de sus hijos y ayudarles a que no tengan problemas. Si los padres pueden y deben poner las normas de convivencia en la familia, mucho más lógico es que las pongas más exigentes, cuanto más peligro tengan las actuaciones de los hijos.
Los padres tienen que ejercer la patria potestad, obligatoriamente, en beneficio de sus hijos, con respeto a su integridad física y psicológica, alimentarlos y educarlos, procurándoles una formación integral. También los hijos deben obedecer a sus padres, mientras permanezcan bajo su potestad y respetarlos siempre. Hoy en día, cualquier menor de edad, sin ninguna autorización de sus padres, puede poner en su teléfono o computadora, toda la información que quiera, bien sea personal, de sus amigos o familiares, ignorando o queriendo ignorar los daños legales o morales y sus correspondientes responsabilidades en las que pueda incurrir. De esto tiene que estar muy pendientes los padres, para evitar las consecuencias que puedan ocurrir.
Fuente: blog.micumbre.com